Su postura y pensamiento
sigue guiando el pensar y hacer de los hombres de América.
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Desde que mi mente se
instaló en el compartimento antropológico abrevé en este gran hombre que fue
Dn. Rodolfo Kusch, me guió en mis primeros pasos en la senda del ¿Qué hacer? De
esta disciplina apasionante y comprometida.
Su
pensamiento, enraizado en las venas indoamericanas está tan vigente como en
aquellos primeros pasos de mi lejana iniciación hace ya casi, cincuenta años.
No
obstante, la gran diferencia, con nosotros, simples aprendices, al momento de abordar el problema, tipifica la
importancia del pensamiento de Kusch a través del tiempo.
Últimamente
algunos académicos de la UBA han publicado trabajos sobre él: (“Rodolfo Kusch:
América mestiza y antropología filosófica americana” de R.H.Ríos y Di Lorenzo)
donde se rescata su pensamiento actual en contraposición con la actuación de un
sistema impuesto que lo desoye y desconoce.
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Este
viernes 14 de noviembre de 2014, R.H.Ríos publicó una nota en el diario
Página12 en el que retoma ese pensamiento específicamente denunciando un suceso
que es casi común en nuestro país, combatir la “Práctica ilegal de la medicina”
asumiendo que los Sanadores Populares, Chamanes o Curanderos, violan con su
práctica, la normativa que así lo establece.
Como
ocurre, casi siempre, con la mayoría de las acciones aplicadas a los pueblos
indígenas desde la óptica del sistema impuesto, actores privados o el mismo
estado nacional, desconocen la cosmovisión aborigen, no les interesa
comprenderla, sólo se ocupan de negar la razón que pudiera sustentar sus
creencias, peticiones o reclamos.
Partiendo
de la premisa que nadie es sanador o curandero si no es mayoritariamente
aceptado por la comunidad o grupo social que lo contiene, limitar o negar la
acción de estos hombres es, lisa y llanamente, inmiscuirse en la privacidad de
las personas.
Este
hecho, en sí mismo, está vedado a las autoridades y al estado en tanto y en
cuanto es una relación íntima y personal lo que hace que combatir su práctica,
sea un acto plausible de violación de los derechos individuales de los ciudadanos.
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En los
años ochenta del siglo XX Un conocido
médico de Buenos Aires, en pleno auge del movimiento indianista en la sociedad
argentina (Capital Federal – Ciudad Autónoma de Buenos Aires) publicó el libro,
cuya tapa, ilustra este texto, a cuyo autor traté y conocí bastante bien.
Ya les comente a ustedes, mis lectores, que por esos
años colaboré desde la electromedicina, con el Dr. Florencio Escardó, a quién construía
e incorporaba a sus estudios (“Ionisadores resistivos capacitivos” para
reemplazar los fabricados con tranformadores de ruptura capacitiva, llamados “FLY
Back”, muy utilizados en TV. Que le fabricaban anteriormente y que suponían un
cierto riesgo para los usuarios, generalmente niños.) Con él trabajé en la
aplicación de estos equipos, en su
consultorio de la calle Santa Fe y a domicilio donde solía enviaba a dejar los
ionizadores en las viviendas de los chicos con problemas bronco-pulmonares y
concientizar a sus padres sobre su uso.
Decía el Dr. Escardó: “… si me dicen que un sapo
colocado en la pancita de un niño lo cura … Primero coloco el sapo y luego me
dedico a indagar sobre las causas de su curación.” Existe una sola medicina… La que cura.
Así
que por entonces estaba medianamente familiarizado con esta práctica reñida con
el academicismo colegiado imperante, que se oponía a la práctica de la
Acupuntura, la Homeopatía y otras disciplinas conexas
Ese pensamiento de F.
Escardo y el manifestado por S.Tarnopolsky
en su libro se entronca con la filosofía de Kusch que no es otra cosa que el
sentir y pensar de la América indígena, mestiza o criolla del Continente.
Un mundo donde los indígenas son “Minorías”, los
médicos no alcanzan y si llegan a sus regiones, alejadas de la mano de Dios y
del Estado, son caros para sus recursos y economías, siendo generalmente
incomprendidos.
La necesidad de aportar soluciones a los problemas
cotidianos y abordar esta problema desde la relación sujeto-sanador sigue manteniéndose
ya que desde la edad media y merced a las anticipadas propuestas islámicas de Ahmed
ibn Sahl al-Balkhi (d. 934) y Haly Abbas (d. 994) la humanidad comprendió la importancia del contexto
social y su relación con el cuerpo físico, cumplen una función primordial en
las salud.
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Si nos atenemos a lo expresado por estos cultores y
precursores de esta disciplina, podemos inferir que, la comprensión de la
cosmovisión y del mundo Indoamericano no es un complejo sistema de creencias
arcaicas, perimidas o que debemos desechar por primitivas o animistas.
De lo expuesto surgió la importancia de acuñar un pensamiento
propio que nos aporte desde esa convivencia con lo cotidiano, la experiencia
capaz de comprender al otro y su entorno y llegar así a comprendernos, en este
mundo de interrelaciones, a nosotros mismos.
Desde esta perspectiva es que R. Kusch nos propone sus
“Silencios” sus distintas acepciones del “Estar”: “Estar estando”, “Estar andando”, “Estar
Siendo”, que en sí mismo es una forma de “Existir” en permanente conjunción con
el otro y su entorno social, geográfico, psíquico.
Lo vigente del sentir y hacer de este gran pensador, de
nuestra realidad es la militancia, el compromiso de “Estar siendo” en el otro,
de esas vivencias conjuntas que nos enfrentan con el mundo real al que no
llegamos a comprender en su totalidad.
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