sábado, 7 de diciembre de 2013

La Semántica

El habla cotidiana


Esta nota está dirigida a todos aquellos que prefieren no aplicar las reglas dictadas por la semántica, a riesgo de parecer unos perfeccionistas utópicos. A los que usan términos genéricos, porque así lo dicta el habla popular, sin plantearse su aplicación y en qué contexto y tiempo utilizarlos.

Quizás aquello que motorice esa costumbre, que deploro abiertamente, es la resultante del lenguaje informático, y de la vida social de este siglo XXI.
      El término Originario comenzó a utilizarse hacia los años noventa en los medios de comunicación y en la actividad de difusión cultural, siendo rechazado por los propios indígenas que solicitaban ser denominados con los vocablos utilizados en el texto constitucional argentino.
      Pero como contracara debemos vivir y construir el presente ejerciendo nuestra memoria para saber de dónde venimos y a que o quienes debemos nuestro presente, que fue su futuro, el futuro porque lucharon.
      De esta sencilla manera honraremos su memoria y respetaremos su legado, contribuyendo a construir nuestro propio futuro.
     Como pretendo ser lo suficientemente directo para no confundirme y confundirlo a usted comenzaré hablando del término que se ha puesto en boga (de moda) por su constante uso, haciendo su aplicación un círculo vicioso.
     Me refiero al término: “Originario”, mal utilizado para designar genéricamente a los pueblos indígenas o aborígenes, de aquí, de allá y de más allá, de ahora, antes y por venir.
     Primeramente, sin entrar en Semántica, que a los indígenas no les interesa que los llamen “Originarios” sino Indígenas u aborígenes, ya que así aceptaron ser designados en la constitución Nacional, (Asamblea Constituyente de Reforma de 1994)
     Los aborígenes, en un contexto temporal cierto, definido, son originarios de un lugar o paraje; Por ello son aborígenes u indígenas ya que el significado de la palabra indígena o su sinónimo: aborigen es: “Originarios de un lugar o paraje”.
     Pero si generalizamos en el uso del término, cometemos un grave error.
     Error que es utilizado políticamente para desvirtuar sus derechos ancestrales.
     Error, utilizado en México, en la segunda mitad del siglo XX, para desvirtuar la fuerza de los indígenas que la sociedad global mexicana generalizó llamándolos “Campesinos”. ´
     Es común restarle importancia a estos “Detalles” gramaticales y lingüísticos preocupado por causas acuciantes o perentorias, sin darnos cuenta que parte del esfuerzo que ponemos en ganar esa guerra contra nuestro objetivo nos hace perder batallas cotidianas que, en definitiva, diluyen nuestro esfuerzo y confunde a los demás.
     Esto me pasó, en una comunicación personal con un amigo, ensayista, historiador de la causa indígena quien preocupado, seriamente, por los seres invisibles de Argentina, me contestó cuando le manifesté mi preocupación por el uso correcto del lenguaje en discurso militante, que no tenía tiempo de ocuparse de esas nimiedades.
     La verdad, esperaba otra cosa de él, pero ese es un problema mío.
     Viví, en los años setenta esta situación en México, luego en Perú, países donde los indígenas tenían, por su presencia mayoritaria, en las sociedades nacionales un peso social mayor, el “Indigenismo” de esos años mantenía una brecha social y conceptual que sólo comenzó a cerrarse hacia los años posteriores al llamamiento de “Ollantaytambo” donde nació el “Indianismo” que se impondría en las luchas militantes indígenas de los años ochenta del siglo pasado.
     (INDIGENISMO: Políticas ejecutadas desde los Estados para ser aplicadas a los pueblos Indígenas.
INDIANISMO: Políticas elaboradas por los propios indígenas y sus organizaciones con sus propios objetivos y pautas culturales para ser elevadas al Congreso nacional o poderes públicos, ser implementadas ejecutadas por el Estado Nacional, para los pueblos indígenas.)
     Pero el problema del uso de “eufemismos” para aplicar en nuestro discurso cotidiano, generalmente utilizando sinónimos, se ha desvirtuado, toda vez que esa “palabra favorable que usamos” para reemplazar aquella, que no queremos usar, tiene en sí misma connotaciones adversas o discordantes con el verdadero significado o significante de la palabra titular u original.
     El texto, entre comillas, a continuación es una aclaración que hace el diccionario electrónico enciclopédico Wikipedia sobre el término originario: “El uso del término se ha difundido por su empleo en los estudios culturales, las cátedras universitarias y la prensa; en los cuales se lo considera una manera políticamente correcta de referirse a las comunidades indígenas”.
     Que, es precisamente a lo que me refiero al uso del sinónimo de Indígena u Aborigen, reafirma la motivación por el cual se utiliza mayoritariamente: “… se lo considera una manera políticamente correcta de referirse a las comunidades indígenas.”
     ¿Quiénes lo “ Consideran políticamente correcta” no los aborígenes, por cierto?
     Si yo digo ser Originario de este suelo a pesar de mis antecesores itálicos, muchos podrían, con razón, sonreír; Los etruscos pueden haber aportado a las migraciones transcontinentales, en un pasado remoto, en el poblamiento de América, no lo sé, pero eso no me hace originario americano.
     Existen una serie de figuras legales e institucionales y denominaciones que enmarcan a personas que habiendo nacido en un territorio no es originario de él.
     El querido e inolvidable “Negro” Fontanarrosa tenía muy claro que el uso de las palabras es un rasgo interactivo entre los integrantes de una sociedad y el lenguaje fue un expositor genial en el “Congreso de la Lengua española” de Rosario Argentina al refererirse al uso de las “Malas palabras”.

sábado, 17 de agosto de 2013

 ENDEPA en línea
 
En respuesta, a las críticas palabras de la Sra. Presidenta, posteriores a las elecciones parlamentarias del domingo 11 de agosto pasado, sobre la supuesta victoria que el Frente para la Victória había logrado gracias al apoyo de los Quom en su comunidad, el padre Francisco Nazar debió salir a aclarar esas manifestaciones engañosas de la Sra. Presidente, que expresó, le faltan el respeto y minan la identidad y personalidad de los Quom.
 
            Francisco Nazar, es referente indiscutido de la Pastoral Aborigen, ENDEPA, que viene desde hace varias décadas militando en forma directa como portavoz de los sin voz, particularmente del NOA, su territorio, siempre presente en la causa de los indígenas que es la justa causa de los desposeídos del Continente.
Supimos trabajar juntos en Buenos Aires en la década de los ochenta para llevar adelante una iniciativa de la Fundación Carrel, FUNDAAC, que yo presidía, pretendía realizar, una encuesta nacional sobre los pueblos indígenas, tarea que hubiera sido imposible realizar sin la infraestructura y medios que la organización que dirige este genuino hombre de cristo.
Desde entonces y por diversas razones he debido estar próximo a sus acciones, siempre comprometidas con las causas desechadas por el sistema, y los hombres, y más cerca de su ministerio y compromiso.
Fue así que cuando salió al cruce de las extemporáneas palabras de nuestra dirigencia política, el viernes 16 en “La Mañana” de Continental, con palabras en concordancia con aquello que yo había expresado en mi última nota en D21 e Indoamericano, dos de los Blog que administro, en mi página web, URL (www.editorialfps.com.ar)
Me pareció interesante recordar sus palabras, en su permanente accionar en favor de los más humildes, que nos obliga, a quienes somos críticos con la participación de la iglesia, y la responsabilidad, que les cupo,  en la Conquista y “evangelización” del Continente, a tener una mirada cuidadosa ante las conductas de los hombres.
En los años que tengo he podido conocer y tratar por mandato de intereses personales y la militancia social a grandes hombres que honran a la iglesia y en particular a especie humana: Martín Dunrrauf, Rdo. Marchesotti, Mons. Hessaine, en Río Negro, Mons. De Nevares, en Neuquén, Jorge Novak en la diócesis de Quilmes.
Estos, y tantos otros, que con su práctica cotidiana me llevan a reconciliarme con la especie humana y a tener una mirada más ecuánime en instantes de duda, que en estos momentos, son demasiados, para mi gusto.

jueves, 15 de agosto de 2013

Gildo Infram y sus políticas indigenistas


Los Quom dijeron NO
No es, desde hace mucho tiempo, ningún secreto que los pueblos indígenas de nuestro país y la provincia de Formosa son permanentemente sometidos al capricho, antojo y poder político de turno.
      Ahora es el Frente para la Victoria, que en ese estado provincial está representado por el actual gobernador Gildo Infran, hijo dilecto de los Kischner, primero Néstor y ahora, KCristina, en la medida que Infran les fue y es útil al modelo.
      En respuesta a la alicaída respuesta de las urnas, del domingo 11 del corriente, la Presidenta Cristina Kirchner salió a desmentir que su modelo hiciera una mala elección y expresó su beneplácito por haber ganado en la “Comunidad La Primavera” que en realidad no es otra que la Colonia agrícola de ese nombre, tierras que comparten, en la provincia indígenas de la etnia Quom, junto a criollos o no indígenas que comparten un espacio territorial conocido como Colonia agrícola o pastoril La primavera.
     Por supuesto que disculpo a la Sra. Presidente por desconocer estos datos pero lo que no se le puede disculpar es hacernos creer a la ciudadanía toda que en Formosa, feudo de Infra se puede hacer algo sin que él se entere, tampoco hacernos creer que los indígenas Que o cualquiera de ellos, están de acuerdo con sus políticas.
     Tampoco se le puede perdonar que utilizara un argumento que es abiertamente tendencioso cuando reconoció haber ganado en la Antártida, donde sabemos que hay bases en que las personas autorizadas por padrón a votar solamente eran tres personas.
     El pueblo Quom salió del silencio y lejanía de su territorio, donde no tienen voz, voto y quienes manejan el poder regional les impiden su identidad, justicia y presencia, desde siempre, se llegaron a Buenos Aires, donde entienden, como todos los indígenas, que allí está, como siempre expresó Eulogio Frites, el escritorio de Dios, para que sus reclamos pudieran ser escuchados.
     Pero, como ya lo he manifestado hasta el cansancio, no son los indígenas y sus problemas aquello que desveló a los Kirchner, de Néstor al presente.
     Asumieron que algo había que hacer, tomaron en la estructura de un Ministerio o una Secretaría de Bienestar Social, que dieron a Alicia Kirchner, lo actuado por sus antecesores, estuviera mal o bien, no se ocuparon de consultar a los verdaderos interesados, no manipulados, o quienes hacíamos permanentes denuncias sobre el particular, Llamábamos la atención sobre el organismo inconstitucional en que convirtieron al INAI y la Ley 23.302 a la que se reglamentó, mediante un decreto, en forma abiertamente inconstitucional.
     Nada nos asombra de los artilugios y expresiones del modelo y sus ejecutores, fieles exponentes de un “Progresismo vernáculo” mimetizado con viejas políticas partidistas populares que entendemos son hermosas páginas en los libros de historia, pero ya no son viables en un país que avanza.

jueves, 30 de mayo de 2013

La Causa Indígena Hoy

Nada nuevo bajo el sol

     Después de haber estado en las filas de la militancia, en la causa indígena de Latinoamérica, habiendo participado del renacimiento de la causa, en la agenda Política Social de los Argentinos, haciendo del reclamo de los verdaderos dueños de la tierra y de nuestras raíces, una de las causas vivas, entre los reclamos de los desposeídos de América.
     Hoy, a mis setenta años, siento un profundo pesar y una gran desazón por como están las cosas.
     Creo que, si bien, operativamente hemos sabido hacer algunas cosas, para instalar la cuestión en la conciencia colectiva y rescatar de la memoria social los hechos históricos, adormilados en el entramado social, siempre tendencioso y propenso al olvido, nos faltó presencia política, propia o partidista, que no supimos lograr oportunamente.
     La falta de esa cuota de presencia Política Indianista propia, el poco o nulo interés de los partidos políticos por incorporar, a sus plataformas o programas, las causas indígenas, con la insana y falsa creencia que, estas cuestiones sociales, no suman votos sino que los restan.
     Esta falsa pero muy bien gestionada conducta política, utilizada desde la Conquista, La Colonia y desde la formación en nuestros países Amerindios por aquellos intereses que mantuvieron y mantienen una dependencia ideológica, económica o más.
     En el contexto de Naciones del Orbe, con las políticas globalizadas que se pregonan, sólo eso, se pregonan pero no se inculcan con el ejemplo sino con la imposición de acciones, modelos o recetas que complican y coartan las autonomías nacionales o regionales.
     Fiel ejemplo de ello son las políticas que trajo la globalización en Europa, políticas que involucra a todos los países del viejo mundo.
     Una silenciosa, pero presente dependencia del noreste europeo, de los países líderes y una esa callada dependencia de los países menos hegemónicos de la vieja Europa, que está sorteando la tempestad, tratando de hallar solución a su crisis.
     Mal podemos pensar que las políticas indianistas de países emergentes o como se decía antes ¡En vías de Desarrollo! puedan ser tenidas en cuenta por los que manejan el poder.
     Recientemente en 1994 con la “Reforma Constitucional” realizada en Argentina pudo cambiarse aquel articulado que aconsejaba a las Cámaras Legislativas: "... Proveer la seguridad de las fronteras, conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo".
      Palabras que estaban enquistadas en los políticos y la sociedad global y cuyo intrínseco significado rigió la conducta con los pueblos Aborígenes.
     A estas alturas era innegable y notorio que a los Indígenas no se los consideraba Argentinos y más allá de acciones confusas, mal encaminadas o distorsionadoras de la realidad, como ocurrió con la Ley 23.302 y el INAI.
     Puedo asegurar que, no se ha dado ningún paso en gobierno alguno por más progresista, popular o populista que este se muestre, para dar una solución definitiva a la Causa Indígena, una estrategia de Estado que aborde la temática de fondo y aporte verdaderas soluciones a la Causa en conjunto.
     Es cierto que algunas administraciones han aplicado el principio de solidaridad y han llevado adelante algunos paliativos en momentos difíciles y coyunturales que viven los pueblos indígenas, pero deben reconocer que resulta insuficiente.
     El mayor de los logros obtenidos por los propios indígenas, en el marco de las Políticas Indianistas de los ochenta, fue la redacción, discusión y presentación ante el Congreso de La Nación de un Proyecto de Ley que se discutió y se aprobó en 1984 como la “Ley de Protección a las Comunidades Indígenas” 23.302-, luego en 1985 se reglamentó incorrectamente tergiversándose, desde el Ejecutivo Nacional, el verdadero espíritu de la ley.

miércoles, 22 de mayo de 2013

La Causa Indígena

La “Generación de los Ochenta” 1979/94

AIRA – CISA – CMPI – Centro KOLLA



     Fue un grupo activo de luchadores por la causa indígena que en la década de los años setenta y ochenta cambió la cara del tema indígena ante la sociedad de nuestro país, y América.
     La imperiosa necesidad de comunicarse y reclamar sus derechos los motivó a organizarse y a formar entidades al estilo establecido en el entramado social así nació de la mano de algunos esclarecidos la Asociación Indígena de la Republica Argentina, desde entonces conocida por sus siglas, AIRA.
     Esta entidad, pionera en la causa Indígena de Argentina y el mundo, se proyectó desde sus comienzos al ámbito internacional formando parte o contribuyendo a forjar nuevas instituciones, como el Consejo Mundial de Pueblos Indios, CMPI, con sede en Canadá; al Consejo Indio de Sudamérica, CISA, con sede en Lima, Perú y otras entidades.
     Fue en los años previos que se avizoraba la necesidad de agruparnos para trabajar, por lo menos aquí en Buenos Aires, se hacia imperioso convocarnos así fue que a instancias de la AIRA el CISA de Lima Organizó un Congreso indígena
     Desde sus comienzos, la organización y diversificación de las entidades intermedias, en especial de base indígena, y sus alcances e introducción en el que hacer político internacional fue la preocupación de los primeros dirigentes de aquella camada de visionarios.
     Estos jóvenes ya habían alcanzado la posibilidad personal de estudiar y proyectarse en la sociedad global en una integración con participación como pregonábamos desde siempre, con igualdad de posibilidades.
     Entendiendo, que la causa indígena y sus reclamos, con sus particularidades especificas, es la causa de los pueblos desposeídos del mundo se entendía que la organización debía extenderse hacia todas las latitudes entre los pueblos y allí comenzó a tener relevancia uno de aquellos jóvenes dirigentes que había elegido la profesión ideal para servirle a sus propósitos más inmediatos, se trataba del Dr. Eulogio Frites, abogado, de origen Colla / Coya, Hoy regresado con su gente en la provincia de Jujuy, que fuera el primer Presidente de la joven entidad.
     Puedo desentrañar, la maraña de sucesos de esta década, que trataré de reseñar, por haber pertenecido desde sus comienzos a ese grupo de hombres y mujeres jóvenes en pos de una causa que para nosotros se convirtió en el motivo central de nuestra existencia, debido quizás a la actitud de aquellos que tenían además de una convicción y compromiso militante, como en mi caso o una herencia con su pasado y en especial sus mayores.
     Como sucede con este tipo de organizaciones intermedias, la falta de recursos genuinos para elaborar y desarrollar sus planes contribuyó a debilitar una proyección más sostenida en el tiempo y en particular entre los mismos indígenas, alejados del foco de su accionar, Buenos Aires, Capital, hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
     Eulogio, (Frites) acuño algunas frases que solían acompañar sus palabras, una de ellas fue la consabida “Dios, está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires” aplicada a las urgencias de los indígenas y justificando la creación de una entidad como la AIRA en Buenos Aires, muy alejada de los verdaderos focos de atención de las Comunidades indígenas.
     El tiempo, a pesar de las enormes falencias, que la falta de recursos propios ocasionaron, y las enormes necesidades que siempre existieron, le dio la razón, ya que Argentina, es por su organización política, un país centralista donde el poder político y administrativo se acumulaba en la ciudad de Buenos Aires y aún en la actualidad, (2013) ocurre lo mismo.
     Esta razón, existente aún deja en manos de autoridades provinciales, con intereses en las tierras que los indígenas reclaman desde siempre, políticos que siempre representaron el poder político de los caudillos regionales, supeditados sí al contubernio y poder central de Bs. As. pero muy alejados de su control, cuando se hace.
     Es lamentable que sigamos con la mentalidad del siglo pasado “... mantener el trato pacífico con los indios” y brindar un doble mensaje de solicitar un trato “Pacífico” con quienes ignoramos, desconocemos y explotamos.
     Otra famosa frase de Eulogio (Frites) con referencia a las nefastas políticas estatales, fue: “... A mis hermanos los están matando despacito y sin dolor.”
     En los días negros del proceso se gestó una necesidad de lucha por los derechos de las personas y la imperiosa necesidad de lograr una justa reivindicación a sus reclamos, nosotros que no supimos, quizás utilizar otros métodos, o no tuvimos el valor para hacerlo de otra manera, nos agrupamos en entidades que nos aglutinaran en una causa común.
     Recuerdo que en esa época estaba intentando desentrañar las incumbencias de la antropología en nuestra sociedad, desde un interés personal, así fue como me acerque a la causa indígena que comenzaba a cobrar vida en los caminos de la expresión popular, en Buenos Aires.
     En ese entonces se tenía una mediana capacidad de convocatoria que con el tiempo y la participación de sus miembros esta convocatoria crecería exponencialmente.
     Algunos se destacaron por su entrega al movimiento creado detrás de la causa y sus organizaciones, otros colaboraron esporádicamente, contribuyendo con las necesidades coyunturales.
     Eulogio Fritez, Fausto Durán, Diego Lanuse Condorcanqui, Zurita, Warita, son algunos nombres que recuerdo de la primera línea después abrazaron la causa otros más jóvenes: Rogelio Wuanuco, Gabino Zambrano, Germán Canhue, Elizeo Maldonado.
     Otros venidos de su militancia regional o provincial se incorporaban a la s luchas aquí más cerca del despacho de Dios, como ocurrió en 1984 con Germán Canhue quién venía de Victorica, La Pampa, de una larga veteranía en la dirigencia Indígena de gran relevancia para su pueblo, los Mamülche, parcialidad Rankul = Ranqueles y se incorpora a las luchas en Buenos Aires en la convocatoria que la AIRA realiza en 1984 en el salón del Consejo Federal de Inversiones, CFI.
     Creando conciencia de su existencia e identidad como pueblo, Mamülche, Rankulche, hasta ese entonces olvidado y borrado de los libros de texto y mimetizado para las estadísticas oficiales, entre los mapuches o Tehuelches = Chonecas.
     Fundó, un tiempo antes de su insólita y repentina muerte en la Unidad Olavaria de la Universidad del Centro, durante una charla informativa en el 2011, la Federación Indígena del Centro, FICAR, en la provincia de San Luis, otorgándole a su pueblo una instancia jurídica que hasta entonces se les había negado.
     Digo esto, porque hasta los años ochenta, solamente había una referencia válida de los ranqueles (nombre castellanizado de los Mamülche- Rankulche) en la historia revisada del periodo Rosista (1828-1852) y en la obra de Lucio V. Mansilla “Una excursión a los indios Ranqueles” texto que los indígenas repudian, como a su autor.
     Pero como podrá comprobarse los datos de su existencia, población, densidad y supervivencia fueron ignorados y sus datos estadísticos o censales no existen, así se puede verificar la inexistencia de datos relativos en los últimos censos indígenas nacionales, el de 1968 y luego de 1972 de los que puedo aportar datos de su realización por haber vivido esas instancias en la causa indiana.
     La necesidad de captar la atención de la sociedad global, para la causa indígena, nos llevo a los que teníamos algo que decir a congregarnos y convocar durante los años 84-85-86-87 a centros educativos, escuelas primarias secundarias, universidades para que asistieran a las “Jornadas de Políticas Seguidas con el aborigen” o las “Jornadas El niño y la historia” en un lugar que fue un emblema, las instalaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas, INIH, que dirigía, magníficamente, Hebe Clementi y operativamente coordinaba la excelencia de la Prof. Andrea Sabino.
     La sede del Instituto, Museo y Biblioteca Roca se encontraba, y aún se encuentra, en el edificio que fuera la vivienda del Gral. Julio Argentino Roca, en la calle Vicente López, en el barrio de Recoleta, en la arteria posterior, al tradicional cementerio capitalino.
     En esos años, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, en el ministerio de bienestar Social asumió el Dr. Aldo Neri, quién a su vez designó al Secretario de Bienestar Social quién tenía a su cargo implementar las políticas con los pueblos indígenas, de las que poco sabían y “tocaban de oído” terminaban implementando, copiaban o seguían los lineamientos del Instituto Indigenista Interamericano, I.I.I. con sede en México y dirigido eficazmente por el Prof. Quintanilla en el que se basaban los lineamientos “Indigenistas” adoptados por los gobiernos, además de las respuestas urgentes, que planteaban las políticas con los indígenas.
      Situación que intentábamos cambiar a partir del llamamiento de Reinaga en Ollantaytambo de 1980, revertirla así por una nueva política “Indianista”, como ya expresé.
     Como dije en la Secretaría de Bienestar Social de la Nación fue nombrado un médico santafecino, el Dr. Luis Romero Acuña quién, sin estar en la causa indígena, pero con un profundo sentido humanista y de servicio, convocó a los especialistas a un llamamiento realizado por la Secretaría para formar una comisión que informara y tratara los problemas existentes entre los pueblos indígenas y así poder afrontarlos desde la Secretaría.
     Esta comisión se denominó Comisión de Apoyo a Las Comunidades Indígenas, COCASI estaba conformada por 14 entidades intermedias de las cuales una persona las representaba ante la Secretaria formando la COCASI.
     En ella participe en representación de la Fundación Argentina Alexis Carrel,  FUNDAAC me designaron como secretario de prensa, durante el tiempo que duró.
     En ella había varias organizaciones eclesiásticas católicas, protestantes, evangelistas, Budistas, Islámicas, casi todas interesadas en la ayuda humanitaria pero con un desconocimiento total de la causa indígena, esto contribuyó al desorganización y el desentendimiento entre ellas debido a erróneos conceptos de interpretación en cuestiones específicas sobre “derecho ancestral” y el principio de “pertenencia” sobre el principio de “Propiedad” que el pensamiento Occidental, no especializado, no llega a comprender rápidamente.
     Esta situación hacía casi imposible un consenso entre las partes para las cuestiones más nimias y contribuyo a desgastar el concepto democrático de consulta.
     Esto llevó a que los verdaderos indígenas, preocupados por los resultados inmediatos de la COCASI que de lograr un entendimiento entre las partes, que a la larga contribuyera a lograr los resultados esperados, optaron por no respaldarla, por considerar, una vez más, una pérdida de tiempo oficial, ante los reclamos urgentes de los indígenas de las comunidades del interior.
     Y cierta razón tenían pero una vez más las buenas intenciones fracasaron en el engranaje oficial y burocrático, así Eulogio Fritez que había sido designado Presidente de la Comisión intento revertir esta situación, pero viendo lo infructuoso de su tarea, comenzó a utilizar la posición obtenida dentro del engranaje gubernamental para dar solución a problemas coyunturales e inmediatas, que no podían esperar el movimiento del engranaje burocrático, directas sin buscar un “consenso”, de por sí, infructuoso.
     Ante esta situación que, para la opinión pública, acostumbrada a recibir mentiras por verdades, (“pescado podrido” en la jerga periodística.)
     Esto significó erróneamente que a los ojos desprevenidos, los propios indígenas estaban boicoteando las tratativas y deliberaciones.
     Los únicos que conocían fehacientemente el accionar de las administraciones, aún cuando se podían contrastar con las buenas intenciones de algún funcionario de turno, (Como pasaba en este caso.) eran los propios indígena; Sus 500 años de experiencia significaban suficiente respaldo para una conducta litigante e inconforme.
Seguramente en esta apretada síntesis me olvidaré de algunos, en particular aquellos que actuaban en otras entidades hermanas, Yunqila Ontiveros, Martín Corimayo, Augusto Ramallo, Delfín Jerónimo,

     Un párrafo aparte, auque ya lo nombré, lo merece ese querido y viejo militante que es Rogelio Huanuco, un dirigente que cuando Frites dejó de ser Presidente de la AIRA y nadie quería hacerse cargo de la institución, sabiendo los tiempos que se venían de iliquidez, sin recursos genuinos con los que se podría contar, años duros que habría que afrontar, solamente Rogelio Huanuco se encargó de seguir adelante, contra todo pronóstico que le auguraba aquello por venir; mantener viva la llama de una institución que en estos años se hubiera perdido.
     Criticado, como sucede con todo hombre público, particularmente por sus pares, por la poca presencia de la AIRA en las comunidades pero, desconocedores de los problemas económicos por los que atravesaba la institución, cuyos compromisos inmediatos, y gastos mensuales, fueron afrontados con su propia jubilación como empleado de Vialidad Nacional, logrando mantener la institución.
     Ahora, que los 80 son un tema de moda, al que se supone, es bueno volver, aunque más no sea con el recuerdo.

martes, 7 de mayo de 2013

Basta de Hipocresía

      La Eterna desidia puesto de manifiesto por El Estado en el reconocimiento de los genuinos derechos de los descendientes del pueblo “Qom” y en general de todos los pueblos indígenas de nuestro territorio; hoy son los “Qom”, mañana serán otros otros, ha dejado en manos de las eternamente corruptas y volubles autoridades provinciales, quienes muchas veces son parte en el conflicto de las tierras en la provincia, atender este problema que no es otra cosa que una nueva agresión.
     Una mas de las permanentes agresiones que sufren cuando alguien se anima a denunciarla ante una prensa acallada o silenciada por el poder, agresión que esta vez recayó en la persona del hijo del jefe y luchador de esa comunidad indígena, agresión acallada o tergiversada por los voceros de turno.

NO BASTA DECLAMAR DERECHOS, QUE LUEGO NO SE RECONOCEN, O SON SISTEMÁTICAMENTE VIOLADOS.



sábado, 23 de marzo de 2013

Indígena - Aborigen, NO "Originario"

Esta nota se titulará simplemente así, porque la siento como una gran negación de nuestro inconsciente, para un eterno error que estamos cometiendo al expresarnos por los pueblos indígenas u aborígenes de nuestro país o del Continente, pero estoy más dolido porque me doy cuenta que los propios aborígenes que suelen ser consultados en espacios radiales, televisivos o escribir notas o prestarse para algún requerimiento periodístico cometen el mismo error.

Lo que me resulta más grave es ver que la “Semántica” nos parece irrelevante ante el cúmulo de problemas más graves que la causa indígena debe afrontar.
Esto pensamiento me resulta alarmante en tanto y en cuanto la semántica es una de las herramientas lingüísticas utilizada por el indigenismo del siglo XIX y gran parte del XX.
Es más preocupante cuando este pensamiento prende en personas bien intencionadas con poder de convocatoria y formadores de opinión, a quién intentamos advertir recibiendo una rotunda negativa a “... perder el tiempo en simple “Semántica” ...”
Yo tengo la costumbre de “perder el tiempo” facilitando a la gente la comprensión de las cosas, quizás esto parezca una tontería pero estoy convencido que M. Alejo Vignati tenía razón cuando en 1940 llamaba la atención sobre esta cuestión.
No fue una simple cuestión llamar “Campesino” o “Paisano” al indígena como tampoco lo es hoy llamarlo: “Originario” que, si bien reflejan lingüísticamente la correcta acepción del término, no funciona musicalmente o sea no tiene la misma y adecuada sonoridad en tanto y en cuanto no refleja identidad o pertenencia y por ello debilita o quita fuerza a los reclamos, en particular sobre la tierra.
Si bien siempre expreso que la causa Indígena es la causa de todos los desposeídos, está claro que los reclamos, tienen características particulares que, de ninguna manera pueden ser ignorados.
El reclamo por la tierra ancestral es una particularidad indígena que no puede ser soslayada: La “Propiedad Ancestral en tenencia comunitaria, familiar o particular” según las características de cada caso, lo hace diferente al reclamo de propiedad de la tierra, liso y llano y la tremenda fuerza de su reclamo es su genuina identidad como Indígena.
Desdibujar o debilitar la figura jurídica del “Derecho Ancestral” es y fue parte de las herramientas por debilitar sus justos reclamos.
Hasta los años ochenta no importó ya que se consideraba peyorativo ser reconocido como aborigen; estábamos bajo el mandato político y social de “Mantener el trato pacífico con los indios” y ellos por no ser mal vistos no se reconocían como tales, pero en los ochenta, después del Congreso Indígena de Ollantaytambo, Perú, todo cambió.
Allí, todos los asistentes indígenas y no indígenas recibimos una dosis tan fuerte de identidad genuina que nos hermano enuna lucha plagada de esperanza por revitalizar los derechos ancestrales indígenas, nuestros derechos civiles, como Ciudadanos Indígenas Argentinos Con esas características particulares que emana de nuestra nacionalidad, abonada por este suelo nuestro.
“Originarios” somos todos los que habitamos el suelo Argentino y tenemos la suerte de que solo unos pocos puedan ser, y ostentar, el reconocimiento de ser Indígenas, u Aborígenes, allí donde se está construyendo la Argentinidad que, juntos, “Originarios” provenientes de los rincones más dispersos del mundo y los “indígenas” estamos construyendo.
Llamemos a las cosas por su nombre: NO PODEMOS VOLVER AL PASADO

domingo, 10 de marzo de 2013

Carta Abierta

A los jóvenes y no tan jóvenes

     Hoy, creo que ha llegado el momento de escribir esta nota para nosotros mismos, para nuestros jóvenes, durante casi cuarenta años escribí para la gente, simpatizantes de la causa indígena, quizás para motivarlos o brindarles un pequeño grano de arena que contribuyera a consolidar este camino que, entre todos, hemos emprendido.
     El otro día escuche y miré a un joven indígena expresarse sobre la causa y decir que no sabía cómo o porqué la causa indígena había regresado en los últimos años.
     Escuchar esto me indignó, dicho por un aborigen y en un medio masivo es un tema alarmante ya que transmite un desconocimiento de la causa y sus orígenes que, mal o bien, como indígena no puede desconocer.
     En segundo lugar me molesté con los productores del canal “Encuentro” ya que se supone que para entrevistar a una persona o mostrar una causa hay que saber para no contribuir a la confusión generalizada.
     El indígena entrevistado se decía Mapuche y durante toda la entrevista hablaba como si su lugar de origen fuera Argentina, en ningún momento fue confrontado por los conductores ni el joven mapuche modificó o aclaró su posición.
     Loable, por cierto, para los Mapuche, pero muy alejada de la realidad indígena Argentina. (Cada país tiene su característica de acuerdo a la política implementada con respecto al aborígen.) 
     Anécdotas como esta se suman diariamente y ya no tengo herramientas ni fuerzas para salirle al cruce, combatirlas y apuntalar a los desinformados para que involuntariamente, no cometan errores.
     Sucede que las acciones de los hombres están teñidas de falsos objetivos y aviesas intereses, muchas veces esas actos perjudican a la causa indígena, en su conjunto por defender intereses sectoriales.
     La CAUSA INDÍGENA de los Pueblos de Abya Yala, es la causa de todos los desposeídos del Continente que no se puede disociar.
     El concepto moderno del derecho legal (Derecho Romano) y las bases y estructuras administrativas creadas en la América Latina posterior a la Conquista, la cultura de Occidente, rige nuestros actos y hechos administrativos.
     Debemos, en nuestra lucha aceptar y acatar las reglas del juego, leyes y normas que regulan nuestra sociedad, de lo contrario, uno se convierte en un renegado o un delincuente; puede exigir sus derechos si puede demostrar que respeta los del otro.
     La historia profunda y reciente está plagada de violación de los derechos de los aborígenes por parte de la sociedad aprovechada, principalmente en Chaco y en el NOA, hay sobradas pruebas de ello.
     Son esas constantes violaciones las que nos sirven de respaldo para nuestros reclamos ya que ante los hechos consumados deberemos actuar en consecuencia.
     Por ejemplo una de las pautas fundamentales de los pueblos Indígenas es no renegar nunca de su IDENTIDAD, de pertenencia a un Pueblo una Nación Etnica reconocer y aceptar que en el Occidente Cristiano se nos impuso una cultura, que no necesariamente nos obliga a abandonar la nuestra, se nos impuso una frontera, una Nacionalidad Administrativa, que nos hace pertenecer a un grupo humano aceptado por todas las otras naciones del mundo y se rige, como dije, por el derecho Romano.
     Nuestra lucha es la inclusión, la incorporación en la sociedad que nos imponen, con el mismo grado de posibilidades y ejerciendo las libertades individuales y colectivas.
     Hasta 1984 la Constitución Argentina sintetizaba el pensamiento de la Sociedad Argentina y lo expresaba en el Art.67 inc.15 de las atribuciones del Congreso Nacional que fuera modificado luego en el Paraná, Santa Fe en 1994.
     La Causa indígena renace en Argentina como reflejo de la constancia de los pueblos indígenas, de sus dirigentes que supieron captar el momento para difundir su mensaje; nuestra militancia en la Causa Indígena de Sudamérica como respuesta a la militancia y a las urgencias planteadas, se organiza en 1980 a instancias de la Asociación Indígena de la República Argentina, AIRA y el Consejo Indio de Sudamérica, CISA como organizador el Congreso de Ollantaytambo que, a partir de ese momento, se convierte en un hito de la causa india.
     Allí, el dirigente indígena y amauta Fausto Reinaga pronuncia un encendido discurso arengando a los jóvenes, entre los que me encontraba, como observador, e imprimiendo en los delegados presentes una conciencia, ausente hasta ese instante, su llamamiento fue un llamado de atención y un grito de libertad que se expandió por todo el Continente y que a partir de ese momento impulsó a los jóvenes.
     “Debemos estar orgullosos de ser indios, que nos llamen indio, con la palabra indio nos Conquistaron con la palabra indio, hoy nos liberaremos”.
     La militancia política partidista que se desató a fines de la década de los setenta y primeros años de los ochenta, la decadencia del proceso militar en Argentina y en toda América Latina potenciaron estas acciones, los partidos políticos ya comenzaban hablar de elecciones.
     Nuestras juventudes políticas habían pasado una experiencia nefasta y muchos jóvenes idealistas habían desaparecido, ahora la política estaba en manos de los veteranos políticos y sus estructuras partidarias, el ideal de un país mejor había quedado atrás y en la memoria activa de la sociedad.
     Nosotros, menos idealista, menos políticos estábamos comprometidos con la “Causa Indianista” que había lanzado Fausto Reinaga luchando por una identidad indígena para los indígenas, queríamos un trozo de la torta, para eso debíamos aprender a hornear y a cortar el pastel.
     Fue en ese momento que se refleja una necesidad de existir por una identidad nacional después de los oscuros años del Proceso.
      Junto a la militancia política comienzan a surgir los reclamos sectoriales, la Causa Indígena es una de ellas.
     Los dirigentes indígenas en Buenos Aires agrupados en la AIRA vieron la oportunidad de estar presente en toda esa efervescencia generada por esa apertura que se gestó en un real antagonismo al oscurantismo del proceso.
     Se organizaron encuentros, jornadas, seminarios, congresos allí donde hubiera un lugar y unos interesados por hacerlo, explicando a la sociedad la causa indígena y cuales eran sus puntos más sobresalientes.
     Se llevaron a cabo seminarios de "filosofía indianista", explicábamos que estábamos contra las políticas “indigenistas” por considerarlas paternalistas, (Habían cumplido su rol a finales del siglo XIX y principios del XX para convertirse en herramienta de dominación, en manos de los Estados Nación.) como contraposición proponíamos políticas “Indianistas” gestadas, elaboradas y ejecutadas por los propios Indígenas (Sabíamos que este era un plan a largo plazo para lograr formar los cuadros políticos que trabajarían en sus propias ideas y propuestas.)
     Aquellos jóvenes indígenas que habían accedido a estudiar y que habían luchado por igualar sus posibilidades nos demostraban que sí era posible; en los cuadros indígenas había ingenieros, abogados, Contadores trabajando por la causa.
Cuando El Radicalismo, El partido más orgánicamente consolidado del país y el segundo en aceptación ya que el primero era y es el justicialismo.
     Creado por Juan Domingo Perón en la década de los cuarenta como Partido Laborista, después denominado Peronista y finalmente el propio Perón lo identificó como un Movimiento de masas cuya doctrina es la “justicia social” y lo llamo “Movimiento Justicialista” desde entonces fue primero en el sentir popular pero nunca fue aceptado por los militares, sus cuadros juveniles, y el peronismo mismo, sufrieron bajas enormes con este militarismo que se organizó sistemática y concientemente para eliminar del Continente una generación, porque no dos, de militantes.
     Nosotros no teníamos pasta de héroes, nuestro compromiso estaba en intentar modificar algunas cosas, posibles con mucha fe y trabajo, fuimos perseverantes.
     Raúl Ricardo Alfonsín, radical, oriundo de Chascomus, Provincia de Buenos Aires se destacó como un líder popular, aunque no lo era, sin embargo después de imponerse con el 53% de los sufragios se elevó en el gusto y la aceptación de la gente, potable aún para los peronistas que se conformaban con salir del proceso e ingresar en una nueva etapa democrática, donde si se lo proponían y hacían las cosas bien, podrían aspirar a llegar, ahora a los radicales les tocaría responder a las expectativas de la sociedad, al 53% que sí y al resto que no; debiendo desarticular y esclarecer lo ocurrido en el país, cerrar y lavar heridas, condenar a los culpables y tender en el país un manto esperanza que la sociedad pedía sin saberlo.
     La verdad, hoy a la distancia puedo verlo y aún no lo creo, Alfonsín, lo logró, promulgó las Leyes de “Obediencia debida” “Punto final” promovió y realizo el “Juicio a los Comandantes” e implementó un política de derechos humanos que permitió crecer y afianzarse a organizaciones como “Madres de Plaza de Mayo”, “Abuelas de Plaza de Mayo” e infinidad de organizaciones intermedias de desaparecidos, aún con el constante antagonismo de quienes no veían en el radicalismo la fuerza que sacaría adelante el país.
     Por ese entonces la militancia en la causa indígena se agigantó y prácticamente vivía full time para ella, con los consabidos deterioros de mis relaciones familiares, maritales y laborales.
     Por entonces el Senador Fernando de la Rúa tiene la feliz idea de desempolvar un viejo proyecto de una ley Indígena que el Dr. Illia no había podido concretar cuando sobrevino el golpe del General Juan Carlos Onganía
     De la Rúa quizás atraído por la posibilidad de captar al movimiento indígena para sí, alentado por dirigentes indígenas de peso como el Abogado de origen Coya, Eulogio Frites, en esa época presidente de la AIRA, que se hallaba trabajando con el senador.
     Cuando me entero de tamaña aventura, nosotros no podíamos aceptar que desde los escritorios de la Capital se orquestara todo para hacer una ley paternalista, y fundamentalmente inconsulta que sus supuestos beneficiarios, no conocían.
     Inmediatamente cursé una carta Documento solicitando al Congreso de la Nación y al propio Senador solicitándole “no Innovar” tomarse el tiempo suficiente para consultar a otras organizaciones indígenas u especialistas para que presenten otros anteproyectos y se consulte a las bases y otros interesados sobre la viabilidad de lo expuesto, y por sobre todo intentar no volver a legislar desde los escritorios de Buenos Aires.
     En ese preciso momento se inició la carrera en contra de los intereses ocultos, aquellos que sin decirlo abiertamente, se encuentran enquistados en la sociedad desde siempre como un viejo y arcaico temor que no sabemos a que obedece ni a quien responde.
     Eulogio (Frites) que ya estaba comprometido me convoca para que fuera yo quién me encargara de elaborar un anteproyecto para el AIRA acepté con la condición de convocar para trabajar conmigo durante el tiempo que durara la concreción del anteproyecto a un jurista.
     Se aceptaron esas condiciones, convoque a un abogado que en ese entonces colaboraba con la causa el Dr, Ruiz Días y nos pusimos a trabajar en la sede del AIRA.
     Corríamos contra reloj, mi apresuramiento de enviar la carta Documento había acortado los tiempos legales para frenar cualquier presentación y debíamos tener las propuestas nuestras.
     Tres días, después de intenso trabajos y consultas con los dirigentes que periódicamente, día tras día, concurrían a la AIRA presentamos un proyecto a la dirección de la institución.
     Eulogio cuestionó algunas cuestiones de derecho laboral y sobre la libertad de creencias, aduciendo que el Senador lo tenía en cuenta y modificaría; apenado por ver que los intereses primaban sobre el sentido común, solicité a Eulogio la libertad de presentar con la Fundación que Presidía y había fundado con mi esposa, Fundación Argentina Alexis Carrel, FUNDAAC, nuestro anteproyecto, debía solicitar una autorización, cuestiones éticas ya que no ser indígena lo exigía.
       Días después, como estaba previsto, presenté el Anteproyecto Carrel que se compatibilizó con los otros dos presentados, el de la AIRA y el del Senador.
      En reuniones en una sala del Congreso Nacional se llevaron adelante las reuniones de trabajo para estudiar los anteproyectos presentados por mesa de entradas.
     Teníamos que aprobar un anteproyecto, partiendo de la base de los tres que se tenían para trabajar y una vez aprobado hacer que el Congreso Nacional organizara sendos congresos en las regiones con mayor población indígena para su estudio realizar enmiendas al texto original y proponer el definitivo.
     Como se acortaban los plazos y De la Rúa no había realizado la gestión para concretar la consulta convoque a los indígenas de los Valles Calchaquíes para que se encargaran de convocar a un congreso para estudiar los anteproyectos y la propuesta presentada que yo les haría llegar.
     Lo mismo pude hacer en el Sur, para ser más preciso en el Bolsón, donde viajó, por cuestiones personales una colaboradora nuestra, Elba Reus de Pascutti; Ella ofició de corresponsal nuestra y explicó los alcances de nuestra propuesta y de la otras posibilidades, a un congreso reunido, allí para tal fin.
     De ambos congresos, al finalizar las deliberaciones se emitieron conclusiones en los que los concurrentes proponían, según su criterio los pasos a seguir al Congreso nacional, tengo copias de ambas propuestas.
      Con estas propuestas actuamos en consecuencia en lo actuado en el Congreso durante el tiempo que nos llevó informar a los legisladores de lo que habíamos realizado y cuales habían sido los resultados.
      Simplemente para quién quiera conocer la verdad sobre lo acontecido entonces, sin partidismos, o intereses sectoriales, que no sean los de la Causa Indígena, les bastará ver los archivos personales o el “Apéndice” del libro “500 años después ... La otra historia”.
      Ya tengo muchos años, para mi gusto, no es bueno entrar en esta etapa de la vida en que comienza a quitarnos afectos y a endilgarnos pesares; aún cuando actuemos con serenidad y sobriedad, nos queda un gusto amargo con aquellos acontecimientos que se suceden sin poderlo remediar, simplemente como si contempláramos calladamente, resignadamente el pasar de los años.
     Creo que no logramos hacer lo que nos proponíamos en cambio sí creo que hicimos aquello para lo que estábamos destinados, despertarnos del letargo en el que nos había colocado la historia y estaba la Causa Indígena, continuando una tarea de militancia que los jóvenes deberán seguir.
     Me resisto a ello, sin embargo tengo clara la situación, los luchadores que ya se fueron no regresarán, los que aún estamos lo hacemos, lentamente, sólo resta que los jóvenes tomen la posta y continúen.
     Les haría falta un “Ollantaytambo”, un Fausto Reinaga pero el cuño del cual surgieron esos hombres se quedó en su época, cuño que sirvió en los ochenta para motorizarnos a Diego Lanusse “Condorcanqui” Fausto Durán, Martín Corimayo, Eulogio Frites, Augusto Ramallo, Rogelio Huanuco, actual presidente de la AIRA y tantos viejos luchadores y a los anónimos indígenas que acompañaron cada acto, cada movilización, a las mujeres indígenas que estuvieron siempre en primera fila de cuanta marcha o movimiento se realizara, se que me olvido de la mayoría, a todos ellos mi reconocimiento.
      Los jóvenes son quienes deberán demostrar que nuestro camino puede transitarse, que nuestro humilde tarea no fue inútil.