lunes, 30 de noviembre de 2009

Algo Para Recordar

Una Hipótesis que no ha podido olvidarse ni tampoco desestimarse definitivamente

En 1921 es lanzada una hipótesis que planteaba el origen del pueblo indígena chileno que hoy se llaman a sí mismos, Mapuche, como producto de corrientes migratorias de la Hoya Amazónica y el Gran Chaco que surcando las Llanuras Pampeanas de las tierras del Este cordillerano se afincaron en tierras Trasandinas..
Hipótesis que, según se dice, en un principio fue desestimada por el historiador chileno Tomás Guevara y por el arqueólogo y antropólogo Argentino, Osvaldo Menghín, quien, como veremos, también se pronunciaba por una influencia de la hoya Amazónica.
Lógicamente estas hipótesis sobre corrientes migratorias externas al territorio, sin respaldo ni pruebas concluyentes, fueron desestimadas y otras modernas hipótesis autoctonistas más convincentes, pero también sin pruebas concluyentes, las reemplazaron.
Sin entrar a analizar la dicotomía planteada por aspectos sociales y políticos actuales, de los cuales prefiero mantenerme al margen, debo decir que es incongruente negar la existencia de lazos de parentesco entre grupos étnicos de los territorios a ambos lados de la cordillera, independientemente de los nacionalismos que hoy rechazan estas posturas.
En particular por la razón que, antes del siglo XV estas nacionalidades, según el derecho occidental no existían, mientras las nacionalidades étnicas se enlazaban en intricadas alianzas y parentescos de sangre y políticos.
Sin embargo debemos analizar la documentación histórica y el legado arqueológico que nos dejaron información suficiente para brindarnos algunas pistas para entender, meridianamente la cuestión.
Cuestión que comenzaremos a analizar sin tomar partido por una u otra hipótesis o posturas, salvo analizar desde la raíz misma de la cuestión y las controversias planteadas, si es que en realidad existieron, las fuentes documentales por las que podemos arribar a alguna conclusión, analizar y contribuir, lo más objetivamente que nuestro criterio nos lo permita, a las propuesta existentes y finalmente, emitir un opinión..

Miremos primero el contexto histórico Político y social de la Región Sur de Sudamérica en el siglo XV/XIX, a través de las fuentes documentales existentes, sin analizar los orígenes, cuestión que abordaremos posteriormente.

Los territorios al Este y Oeste de la Cordillera de los Andes se hallaban densamente poblados de Grupos Semi-nomades y Sedentarios que se distribuían e interactuaban en toda su geografía que, como lo demuestran los documentos y las acciones llevadas a cabo por los primeros cronistas, quienes fueron aleccionados por los propios indígenas para el cruce de la Cordillera por pasos conocidos por ellos, que luego utilizaron los ejércitos Libertadores.
Esto nos demuestra, en primer lugar que, desde muy antiguo el cordón montañoso, la geografía, no fue impedimento para el intercambio de relaciones, productos y conveniencias.
La evidencia nos demuestra que los territorios a ambos lados del cordón montañoso no eran estancos e impenetrables por el contrario existía un permanente intercambio, no hablamos de las corrientes oceánicas plausibles, mientras que el autoctonismo plantea un aislamiento incongruente.
En las tierras del Oeste vivían varias tribus, familias o parcialidades que parecían responder social, lingüística, cultural y políticamente en forma homogénea, orgánica y monolíticamente en todo su territorio. (1)
Así como el origen étnico es discutible también lo es la adopción del nombre propio de la Nación que hoy se llaman a sí mismos Mapuche. (2)
No existe evidencia documental anterior a la referencia que hace Bernardo de O´higgins en 1814, que certifique la existencia o denominación del pueblo Mapuche como tal.
Por el contrario hay referencia concreta al momento del ingreso de los conquistadores a la región donde se asentaría Santiago de Chile y cuentan que habitaban unos indios que se llamaban “Mapocho” y que al igual llamaban a un río, a cuyas márgenes vivían.
Fue un error común, ocasionado por el desconocimiento de las lenguas indígenas, que se confundieran o malinterpretaran nombres o palabras pronunciadas por los indígenas, además, existía la dificultad de plasmar esos sonidos e interpretaciones en una grafía que no le era propia, bien pudiera ser que Mapocho – Mapuche - Mapocho obedecieran a estos postulados. (3)
Además debemos tener en cuenta que la costumbre imperante entonces era que se le diera a los grupos humanos la identificación por un “Gentilicio Geográfico” de un nombre, en función de la ubicación geográfica o la toponimia de la región que habitaban, y no a la inversa, por lo cual al estar en las márgenes del Río Mapuche - Mapocho se los denominó Mapocho - Mapuche, que entonces pasaría a ser un simple gentilicio geográfico.
Lo mismo ocurrió en Argentina con de los componentes de la Familia Lingüística Tupí Guaraní que se afincaron en las márgenes del Río Guaycurú a los que se denominó y conoció con el gentilicio “Guaycurúes”.
Cuando Valdivia pretende instalarse en tierras al Oeste del cordón montañoso tiene la férrea oposición de los grupos indígenas, tanto en Santiago con las fuerzas de Lautaro y luego cuando se construye el fuerte Arauco en la región de La Araucanía, los grupos indígenas Liderados por el jefe Caupolicán los combaten y acosan permanentemente, desatándose lo que se llamó la “Guerra del Arauco” de allí que los indígenas fueran identificados como “Araucanos”, o sea nuevamente un gentilicio geográfico, pero no el nombre propio.
La organización colonial trajo aparejados los conflictos propios de una sociedad en gestación y los indígenas comenzaron a verse inmersos en las luchas de intereses políticos y estratégicos, el grueso de los indígenas de Chile fueron realistas y se definieron como tales, en contraposición a los del Este que fueron fervientes partidarios de los grupos independentistas. (4)
Esta fue la situación que imperaba entre los siglos XVII/XVIIIy XIX cuando comenzaron a germinar y crecer las ideas de libertad de los pueblos Americanos.
Hacia 1818 habitaba en el sur de la actual Provincia de San Luis y señoreaba en todas las llanuras pampeanas la parcialidad Rankul de la nación Mamüll al mando del jefe de jefes Carú Aguel y otros jefes y capitanejos de las distintas familias o parcialidades constitutivas.
Así como confunden nombres también lo hacen con las estructuras sociales y políticas y estas confusiones se trasladaron a los libros de historia.
De hecho no debe llevar a error que existan en un mismo período de tiempo varios nombres simultáneos de Lonko = jefes, mal llamado “Caciques” por los conquistadores que tomaban las jefaturas caribeñas y las trasladaron a Sudamérica, donde no tenían razón de ser.
Los grupos indígenas estaban formados por familias o parcialidades, que se ubicaban en distintas regiones geográficas, con sus propios lonko = jefes que respondían ante un lonko de lonko o jefe de jefes, o jefe de lanzas, en periodos de guerra, Lonko que en tiempos de tranquilidad ejercían sus jefaturas con independencia en cada región.
El conflicto desatado en Chile por facciones enfrentadas con las fuerzas realistas de ocupación y aquellos que las apoyaban, motivaron que un jefe de conocida fama de valiente y conductor, emigrara con su gente al Este cordillerano donde además su fama y reconocimiento lo había precedido, se llamaba Yanquetrúz, al poco tiempo de su llegada los Rankul quedan sin su jefe máximo Carú Aguel que no tenía herederos (5) Yanquetrúz es elegido Lonko de Lonko, quién le daría el vuelo de guerreros indomables y la supremacía Ranquelina en toda la llanura pampeana, que tanto complicó al gobierno de Buenos Aires en la expoliación de tierras y ganado.
El Director supremo de las provincias Unidas en Sud América José Rondeau el 11 de octubre de 1.819 convoca a los jefes indígenas Ranqueles comandados por Carripilum y les pide apoyo y control de sus tierras al paso de los indios de Chile.

Transcripción parcial del Documento

EL DIRECTOR SUPREMO DE LAS PROVINCIAS -UNIDAS EN SUD- AMÉRICA A LOS SEÑORES CACIQUES, Y A TODOS LOS HABITANTES AL SUD DE ESTE CONTINENTE. Compatriotas y amigos: Mis antecesores en el mando han deseado vivamente en todos los tiempos estrechar con vosotros las más amistosas relaciones. Componéis una bella porción del todo nacional, y los magistrados no podían ser indiferentes a vuestra suerte: pero las atenciones de la guerra, la necesidad de exterminar a nuestros comunes y antiguos tiranos, y las atenciones que estos objetos demandan al gobierno, han paralizado hasta ahora sus marchas, y se han puesto de por medio entre sus intenciones y la posibilidad de practicarlas. El ojo del Magistrado ha velado siempre sobre vosotros, y ahora os brindo de nuevo con la protección del gobierno, cuya dirección está a mi cargo: Paz, unión, amistad, confianza mutua, relaciones íntimas, haceros felices, estos son los votos de mi corazón; estos son mis primeros cuidados con respecto a vosotros, y espero que por vuestra parte os prestareis con docilidad. Unámonos, amigos, estrechemos los lazos de nuestras comunicaciones y comercio, y aun de nuestras fuerzas: mirad el porvenir; ved que vais a tener parte en las glorias de vuestro suelo natal; ved que en unión con nosotros seréis inexpugnables, y que burlaremos juntos los esfuerzos de los tiranos que no cesan de amargarnos. El nombre solo de españoles debe aceros temblar pero nosotros os extendemos una mano protectora: vuestros paisanos, vuestros amigos solo quieren vuestro bien. El coronel don Feliciano Antonio Chiclana, uno de los gefe de este ejército y que merece mi confianza, es el comisionado para que os haga proposiciones ventajosas a mi nombre: no las despreciéis. Es el órgano del gobierno, y de todos los habitantes de las provincias que os aman como a hermanos y miembros de una misma familia. El día más lisonjero de mi vida será en el que vea cimentadas entre vosotros y estos pueblos la unión y la paz. Ni desmintáis nuestras esperanzas, ni frustreis nuestros deseos: así os lo recomienda vuestro amigo.
Buenos Aires, Octubre de 1819 - José Rondeau


Por el departamento de la guerra se me dice con fecha 25 de orden suprema lo siguiente: “El señor Ministro de Estado en el departamento de Gobierno con fecha de ayer me dice lo que sigue: “Con esta fecha ha comisionado el Director supremo, al coronel don Feliciano Antonio de Chiclana y al protector de los indios don Juan Francisco Ulluoa para que se trasladen al punto en que haya de verificarse la reunión de los caciques que han de concurrir a un parlamento general y negocien el consentimiento de ellos para entender indefinidamente la línea de nuestras fronteras. Lo aviso a U.S. para su inteligencia y que lo comunique al Gefe de E. M. en contestación a la nota que dirigió a U. S. en el 7 del presente que por decreto supremo de 17 del mismo pasó al Departamento de mi cargo. “Lo transcribo a U.S. para su inteligencia y fines consiguientes." Dios guarde a usted muchos años.
Cornelio Saavedra.

A continuación un extracto del largo diario del Coronel Chiclana en el que se hace notar la connotación realista de los indígenas Chilenos.

“... En seguida les signifiqué, que en prueba de la amistad, y unión con Buenos Aires, no debían dar entrada en su país, a los Españoles Europeos, como a nuestros Capitales enemigos, que trataban de esclavizarnos; a lo que respondió Carripilon, que comprendían las miras de los Maturrangos, que sabían eran nuestros tiranos, a quienes jamás protegerían; y en este estado, tomando la palabra el cacique Payllarin, dijo; que ya les tenía significado anteriormente a sus compañeros, que si los Maturrangos volvían a mandar el país , habían de poner a los Indios en términos de comer pasto, y que así, debían siempre estar con el Gobierno de Buenos Aires, que era de Americanos, como ellos, en lo que todos convinieron, con demostraciones de gozo y alegría. Al mismo objeto de mantener la amistad, propuse; que no debían dar oído, a las persuaciones que les hicieran los indios Chilenos, sus amigos, sobre abrigar a los Europeos Españoles, que andaban entre ellos dispersos; y mucho menos permitirles, que pasasen por sus territorios a invadir las Fronteras. Aquí contestó el comisionado Carripilon, que ya habían repulsado las proposiciones que por chasques les habían hecho los Chilenos sobre el particular, y que estuviésemos seguros, de que no los admitirían en sus tierras, aunque el caciquem Quinteleu los admitía, pero que ellos se encargaban de desengañarlos. Propuse en tercer lugar; que para que esta amistad fuese sólida, el Gobierno supremo...”

¿Cuál es el fundamento por el cual indígenas supuestamente enfrentados, con intereses adversos, que supestamente evolucionaron en forma independiente, aceptan y proclaman jefe máximo a un guerrero del Oeste, un Nguluche. (6)
Y lo que es más significativo, ¿Cómo un Nguluche se hace cargo de conducir una nación en armas en contra del blanco usurpador y de sus coterráneos que venían del oeste para apoderarse de tierras y a pactar con el gobierno Argentino conveniencias estratégicas?

La causa de este comportamiento debemos buscarlas en los orígenes de la “Desestimada” hipótesis que motivo ésta monografía.

Ricardo Latcham, Osvaldo Menghin, Tomás Guevara lejos de tener posturas antagónicas coincidían en todo con ligeras variables que se permitían de acuerdo a lo complejo del caso.
Osvaldo Menghin propuso en 1909 que: “... los mapuche tienen su origen en la Amazonia y habrían emigrado, pasando por el centro de Argentina y cruzando la Cordillera de los Andes. Se sustenta en los rasgos de su cultura que guardan semejanza con un subgrupo de la Amazonia ...” Esta propuesta de Menghín no sólo es coincidente sino que la realizó 12 años antes que Latcham, bien pudo éste abrevar en la posición del investigador Argentino, ya que es notoriamente evidente las “coincidencias”.
Ricardo E. Latcham postuló en 1921 que: “... migraciones moluches(Gente de donde sale el sol) originarias de la selva amazónica y el Gran Chaco atravesaron la pampa argentina y entraron al actual territorio chileno a través de los pasos andinos ...”
Esta hipótesis afirma que era un pueblo guerrero y seminómada que se introdujo como cuña entre los picunches y huilliches, pacíficos y sedentarios, hasta entonces unidos en cultura y territorio.
Este pueblo guerrero se ubicó entre los ríos Biobío y Toltén. Para el académico hubo “... dos poblamientos, uno de pescadores y mariscadores a lo largo de la línea costera que evolucionaron a una cultura de cazadores y recolectores. (7)
Más tarde,”... a éste se sumó un pueblo procedente del norte, mucho más culto y que conocía bien el trabajo agrícola y ganadero, además de los tejidos y la alfarería. Por medio de migraciones sucesivas, estos grupos se habrían trasladado al sur de América dominando a las comunidades primitivas de Chile, e imponiéndoles sus costumbres, religión y su lengua, el mapudungun, pero también hay partidarios de que los invasores adoptaron la lengua y parte de la cultura de sus vecinos...”
En cuanto a Guevara lea usted mismo: “... Tomas Guevara en 1925, propuso un desplazamiento de Norte a Sur por parte de grupos mariscadores y pescadores, de afinidad con la cultura de Tiahuanaco. indicando que las diferencias culturales entre los grupos mapuches del norte, centro y sur, se explican por el contacto con pueblos extranjeros invasores, es decir, el Inca en el siglo XV y los españoles en el siglo XVI...”

Lo expuesto no hace más que corroborar lo asegurado: Estos tres grandes de las ciencias sociales estaban Totalmente de Acuerdo, ya que ninguno planteo el nombre de ninguna nación madre, solo una región la región pampeana central del territorio Argentino, por la cual pasaron los viajeros, provenientes de la Hoya Amazónica, con su destino a las regiones trasandinas.
Cuestión en la que los tres están de acuerdo, y hay más: Guevara reafirma lo dicho por Latchman cuando dice: que hubo dos poblamientos uno de pescadores y mariscadores a lo largo de la línea costera que evolucionaron a una cultura de cazadores y recolectores. (Guevara)

Notas
1. A esto se debe la existencia de un conjunto de parcialidades o familias que conforman al pueblo que hoy conocemos como Mapuche, que responden generalmente a gentilicios geográficos o alimentarios. Huilli-che, (gente del Sur) Picun-che, (gente del norte) Borogano, (lugar de los huesos) Mapocho. (Nombre de un Río)
Al norte del Río Mapocho = Mapuche, refiere Pedro de Valdivia en 1541 en su primera carta al Rey Carlos V de España, que en sus siete valles no había encontrado más de 3.000 aborígenes, y estos esparcidos, aislados, viviendo cada parcialidad casi ajena a la existencia de sus vecinos.
2. El nombre Mapuche o (gente de la tierra) fue aceptado en el congreso realizado por la Nación indígena en San Martín de los Andes, Argentina, en 1961. desde el siglo XV se utilizó este nombre sin que ellos mismos lo asimilaran, Se oponían, y aún lo hacen a ser llamados Araucanos, en cambio el nombre Mapuche los identificaba mejor y ante los hechos consumados se prefirió adoptarlo definitivamente.
3. Fue muy común que estos errores ocurrieran y no es de extrañar en éste caso en particular por la similitud de la fonética y de la grafía, Mapocho – Mapuche – Mapocho – Mapuche.
4. El Documento que transcribo me exime de mayores comentarios al respecto.
5. Partes militares y Situación General de la frontera Sur entre 1824-1835 –III-Pág.318 Circulo Militar, Bs.As.1974.
6. Nombre que los indígenas del Este daban a los del Oeste cordillerano.
7. Tomas Guevara en
1925, propuso un desplazamiento de Norte a Sur por parte de grupos mariscadores y pescadores, de afinidad con la cultura de Tiahuanaco. indicando que las diferencias culturales entre los grupos mapuches del norte, centro y sur, se explican por el contacto con pueblos extranjeros invasores, es decir, el Inca en el siglo XV y los españoles en el siglo XVI.

Ahora bien si aceptamos lo expuesto debemos inferir que existe un profundo parentesco entre Moluche y Nguluche que tenían una base de formación común, ancestros y creencias que los unían e identificaban, esta razón primigenia es más que suficiente para inferir que motivó la elección de un Nguluche como lonko de lonko y que éste dirigiera los destinos de la Nación Mamüll en tierras de Moluche y combatiera fervientemente la defensa de sus territorios ante la expoliación practicada por el contubernio del Gobierno de Buenos Aires, los Hacendados y los Nguluches llegados para quedarse con tierras y combatir del lado maturrango a los que luchaban por la independencia de España.
Si bien debido a los actuales “nacionalismos” exacerbados pueden no gustarnos estas ideas aloctonistas y proponer en su defecto las autoctonistas pero la historia se escribe con los hechos de los hombres y, como tal está allí para mostrarnos que no podemos antojadizamente ignorarlos, elaborar a nuestra conveniencia propuestas que adolecen de los mismos fundamentos, tan apresuradamente.
Como vimos No existen discrepancias entre Ricardo Latcham, Osvaldo Menghin, Tomás Guevara, discrepancias que supuestamente motivaron que la propuesta de Latcham fuera desestimada.

Posteriormente, la hipótesis de Latcham sería apoyada por el historiador Francisco Antonio Encina y pasaría a ser de dominio público a través de los textos escolares de historia en Chile.

Como un tardío reconocimiento a Latcham, Menguín y Guevara debemos regresar a esta hipótesis y retomar el camino emprendido, para ampliar el conocimiento de nuestras raíces, si encontramos una razón con sustento para cambiarla, hacerlo con la dignidad y el respaldo de nuevos conocimientos y no por antojadizas posturas políticas que nada tiene que ver con la ciencia.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Estimado Sr.
Rolando Hamglin


El martes 22 de Septiembre usted publicó en La Nación una nota que, con diversos comentarios, descalificatorios por parte de historiadores e indígenas mapuche, he recibido en mi correo.
Entre mis múltiples ocupaciones de supervivencia “Profesionales” soy asesor de la AIRA en la cuestión indígena, desde hace cuarenta años, es a raíz de esta función que recibí dicho material para emitir mi opinión al respecto.
Como hace más de un año escribí “Un Conflicto de Identidad” editorial fps, próximo a reeditarse, creo que este material podrá servirle a usted para respaldar su posición, correcta, aunque un tanto desdibujada por falencias conceptúales, comunes a todo aquel que no se halla comprometido íntimamente con la cuestión indígena y la historia de América.
Es éste y no otro el motivo por el cual se cometen tantos errores al abrevar en la documentación histórica que los ha plasmado ligeramente producto de las experiencias de exploradores, aventureros, cronistas e historiadores a través de los tiempos.
Es ésta tarea de clarificación que abordé en el libro de referencia que espero sea útil para usted ya que si bien su posición es correcta “Los Mapuche no son Argentinos” mal pueden reclamar tierras por posesión ancestral, sí pueden hacerlo por posesión treintañal como lo establece el Código Civil.
Por otra parte no podemos hablar de pueblos originario, analice el factor tiempo en toda la terminología de referencia, como bien lo expresó Milciades A.Vignati.
Ya que sin el factor tiempo todos somos originarios de algún lugar o paraje y en América todos los somos a la luz de los más avanzados descubrimientos sobre los orígenes del Hombre Americano.
Le adjunto el texto de “Un Conflicto de Identidad”

Ciudad de Necochea, 27 de noviembre 2009

Afectuosamente
Rubén A. Spaggiari
Periodista
http://www.editorialfps.com.ar/
http://www.diarioXXI.blogspot.com/http://www.raspaggiari.blogspot.com/

jueves, 26 de noviembre de 2009

La cuestión mapuche

Por Rolando Hanglin Especial para lanacion.com Noticias de Opinión

Martes 22 de setiembre de 2009

Leemos que la comunidad mapuche Cayún ha ocupado tierras en la zona de San Martín de los Andes. Se trata de predios pertenecientes a Parques Nacionales.
El conflicto social, cultural y patrimonial con los mapuches se ha ido desarrollando de tal modo que muy pronto va a ser un problema nacional, a debatir en el Congreso. Muchos argentinos (sobre todo, los jóvenes) creen que los mapuches fueron los habitantes originarios del suelo argentino, donde vivieron pacíficamente criando a sus ovejas y tejiendo sus ponchos, sin ser molestados durante todo el lapso de la colonización española (digamos entre los años 1500 y 1850) hasta que la codicia de los estancieros blancos impulsó al general Julio Argentino Roca a expulsarlos de sus tierras.
Esa sería la explicación de la limpieza étnica - o genocidio- realizada en 1879 con la llamada Campaña del Desierto. Lo primero que notarán es que la palabra "mapuche" no aparece en ninguna parte: los cronistas de Indias, los geógrafos militares, los mismos caciques en sus correspondencia política (que es abundante), los autores clásicos como Estanislao Zeballos, Lucio Mansilla y Manuel Prado; todos hablan de los indios de la Pampa y la Patagonia como "serranos", "pampas", "ranqueles", "vorogas", "catrieleros", "tehuelches", "pehuenches", e incluso "puelches"... pero jamás existió una etnia o tribu llamada "mapuche" dentro del territorio argentino.
En tiempos de la guerra de los fortines -que duró desde 1820 hasta 1880- se escribieron numerosos glosarios para parlamentar, comerciar, dialogar y entender lo que decían los indios. En ninguno hallará el lector la palabra "mapuche". En este largo ciclo histórico hubo malones cruzados de indios contra blancos y viceversa, alianzas, pactos y traiciones, y puede decirse que toda fuerza militar contó con su valiente escuadrón de lanceros indios, a veces en número de 1000 o 2000, ya que los araucanos y los pampas resultaban militares vocacionales y se anotaban en todas las batallas, con un guiño -naturalmente- del cacique, y la recompensa del botín, tal vez una cautiva blanca.
De todos los jefes indios, el más exitoso, cruel y astuto fue sin duda el chileno Juan Calfucurá, que cruzó los Andes para atacar a traición a sus parientes, los vorogas de Salinas Grandes (La Pampa), convirtiéndose luego en un verdadero emperador, con su cancillería, sus escribientes y su trono: el monarca de Tierra Adentro.
Sigue diciendo Rojas Lagarde: "Esta fuente de alimentos tan abundante comenzó a disminuir hasta agotarse, con motivo de las continuas e importantes exacciones que sufría, pues los blancos organizaban sus "vaquerías", anticipando la ganadería actual... los indios optaron por recurrir a la captura del ganado criado por los blancos en sus estancias... Con ello se transformaron de cazadores en depredadores, a mitad del Siglo XVIII".
Es decir, cincuenta años antes de la Independencia. Nuestros indios amigos, nuestros paisanos que sobrevivieron como pudieron, hoy están esperando una reparación histórica, cultural, territorial, económica, en sus pagos de origen dentro de la República Argentina, como ser Toay, Los Toldos, Ñorquinco. A los araucanos chilenos que, a lanza y bola, derramaron su sangre en nuestro país, les toca (a través de sus descendientes) lo mismo que a cualquier argentino. Una oportunidad para estudiar y trabajar, el respeto de todos mientras se acate la Constitución. Pero, si vemos los hechos históricos, no parece el caso de una "indemnización" o la "devolución de sus tierras originarias, usurpadas por el cristiano".
Eso no sería justo para todos los patriotas que murieron en esta guerra de 50 años y los paisanos que fueron degollados, sus mujeres violadas, sus hijos secuestrados. En todo caso, yo sugiero al lector, o a los legisladores que muy pronto tendrán que resolver de manera ecuánime esta cuestión, una lectura seria de todo lo que se ha dicho y escrito sobre los indios de la pampa.
Hasta aquí la nota en La Nación.