No existen “Modelos Civilizatorios”
como intentan difundir ciertos voceros, quizás bien intencionados, o defensores
de encubiertos intereses.
Salgo
al cruce de algunos textos que están circulando en la comunidad necochense que
abordan el tema del Pensamiento Nacional y Latinoamericano y posibles “Modelos Civilizatorios”
indigenistas en contraposición con los
Estados Nación.
En primer lugar diré que abordar el tema indígena desde la óptica
política Occidental impuesta en el Continente, salvo contadas excepciones, es y
seguirá siendo una total falta de respeto para con los involucrados.
Desde los años Ochenta en el congreso de “Ollantaytambo”
organizado por el CISA con la
instancia de las distintas organizaciones indígenas intermedias del continente,
como la AIRA de Argentina, los
indígenas luchan por soltar las ataduras del Indigenismo estatal que fuera
desde siempre herramienta barata de dominación a través de organismos
gubernamentales como Instituto Interamericano Indigenista, (III) con sede en México, DC. O
instituciones financieras como el Banco Mundial de Desarrollo, B.M.D.
Sabemos que las políticas aplicadas, en su mayoría
fueron planificadas y ejecutadas para
intentar mejorar la situación de los damnificados pero nunca se los
consulta o son actores directos de la solución a sus problemas, salvo por
interpósita persona, un funcionario o agente social.
Basta ya de buscar un “Modelo Civilizatorio”, la dicotomía entre Estado e Indigenismo es el
paradigma de aquello que no se debe hacer; no debemos crear políticas para
ellos, debemos desatarles las manos y posibilitarles la elaboración de sus
propias pautas de inclusión, crecimiento, planificación de propio modelo en
conjunción con el país en el que viven, esto es – INDIANISMO – propuesta
indígena surgida en Ollantaytambo en 1980.
Estos proyectos o conclusiones, serán propuestas
elevadas a los referentes políticos hasta el momento que ellos mismos elaboren
su inserción en el quehacer político del país.
Se habla de imperialismo enfrentado a una supuesta
unidad Latinoamericana, en realidad los modelos en pugna actualmente incluyen a
los indígenas genéricamente como los eternos excluidos de la repartija
continental.
Los modelos son excluyentes para los indígenas y sólo
podrán ser partícipes del hacer continental en la medida que logren su total participación
en la elaboración y toma de decisiones que conlleven planificar el presente y
futuro de los pueblos aborígenes.
NO hay que buscar civilizarlos, término que conlleva en
sí mismo una acción peyorativa y excluyente; Los indígenas son civilizados,
simplemente no están masificados y por eso el sistema intenta excluirlos,
civilizarlos, integrarlos.
En
Argentina los Indígenas lograron que el Congreso Nacional analizara, estudiara
y aprobara de entre tres propuestas de anteproyectos, la ley que los contiene
la 23.302 promulgada en 19884/85 reglamentada indebidamente en 1987 y puesta en
ejecución bajo manejos políticos.
Los indígenas preocupados por la reforma Constitucional
programada para 1994 estaban abocados a que dicha reforma contemplara su
inclusión modificando la relación de los pueblos indígenas con la Nación
Argentina y que se eliminara aquello del Art.- 15 “… Mantener el trato pacífico con
los indios.”
Pensamiento y filosofía surgida y mantenida después de
la batalla de Caseros, en la que Dn. J.J. de Urquiza se enfrentó a D. Juan
Manuel de Rosas, quién después de gobernar
las provincias Argentinas dictatorialmente, haciendo del absolutismo,
totalitarismo y el terror institucionalizado, su política de Estado, fue
vencido y se exilió en Inglaterra, donde murió.
En 1994 con la participación directa de los representantes
de los pueblos indígenas se logra cambiar esto,
se aprueba el Art.75.- de la nueva Constitución reformada que en su
Inciso 17. Reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas.
El Grave problema existente no son la
falta de leyes sino hacer que aquellas que los consideran, respetan y protegen
contra la avaricia y el descontrol de quienes se abusan de una pequeña cuta de
poder temporal, sean justamente utilizadas.
Todas las políticas surgidas y aplicadas desde los
Estados Nación sin consulta, son discriminatorias, en tanto y en cuanto el
indígena es el gran excluido de la sociedad global, como una minoría
insignificante sin peso e injerencia en la vida Nacional.
Dado que la actividad política en esa área está
destinada a dividir y no a aglutinar voluntades, desdibujando el poder aborigen
desvirtuando la capacidad de sus propios dirigente.
Esto es así desde los orígenes de la imposición Europea
en estas tierras, es entendible que ellos mismos no logren abroquelarse como
una unidad.
Desperdigados en feudos donde los controlan y
desdibujan su poder los catorce grupos étnicos que sobreviven como pueden
sobrellevando una vida de penurias y privaciones que fluctúan con el antojadizo
poder de turno.
Esta forma de control y hacinamiento a que se ven
sometidos, ante los ojos del país, se convierte en una escalera que proyecta a
los caudillos regionales a la política nacional de la mano del poder central.
Descendientes u herederos de quienes se quedaron con la
tierra o políticos devenidos en terratenientes en épocas más recientes, los
poderosos fueron y son muy conocidos: Gildo Infran en Formosa, Capitanich en
Chaco, en cada provincia o feudo hay un expoliador de los desposeídos, llámese
humildes, indígena o como se los quiera llamar, la causa indígena de
Indoamérica es y será la causa de todos los desposeídos, los sin vos.
La Unión Latinoamericana no se dará si pretendemos
excluir de ella nuestras raíces, si bien los pueblos, las sociedades hoy no son
conscientes de esta problemática, que lamento que así sea, llegará el momento
que despertará y la verdad surgirá, tengo fe en el hombre y su perseverancia para
sacudirse el pesado lastre que le impide superarse.
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