viernes, 4 de diciembre de 2009

Respuesta al Decano de la Facultad de Filosofía Letras de la UBA por la carta airada de respuesta al periodista Rolando Hamglin.

De la nota se desprende que el citado profesional ha tratando de desacreditar al periodista por haber abordado un tema que, supuestamente trató sin la debida información, pero dado que en los últimos tiempos adquirió interés público después de los sucesos protagonizado por la estafa de la que fuera objeto Benetton, ya que adquirió tierras que tenían pobladores y bienes sobre ella, que los pobladores salieron a defender y reclamar sus derechos, Hamglin esta en conocimiento del tema y siempre fue un ser humano preocupado por sus compatriotas: “... más allá de sus divertidas correrías y lo entrañable que nos pueda parecer su autor y dibujante ...” como lo intenta descalificar el Decano, Héctor Hugo Trinchero.

En Primer lugar quisiera decirle al Decano de turno de la UBA que en 1982 durante el 2° Congreso de Antropología Social, realizado en esa casa de altos Estudios en 1982, me tocó dictar una conferencia en una de las aulas de dicho establecimiento, al solicitar de los presentes su reconocimiento como antropólogos, casi la mayoría levantaron sus manos orgullozos, sin embargo no pasó lo mismo cuando solicité que la levantaran aquellos que “habían realizado trabajos de Campo”.
En segundo lugar hablar con un Lonko o una Machi, como usted le aconseja, sarcásticamente al Sr. Hamglin, no es ninguna garantía para esclarecer aquello que, en este dislate se pone en duda, toda vez que no se puede ser arte y parte, todos los mapuche con los que hable dirán que son pueblos originarios, se hallen donde se hallen.
Tercero quiero decirle que el término “originario” como cualquiera de sus sinónimos, sin el factor temporal que limite o acote su aplicación es inaceptable como argumentación de localización toda vez, como debe saberlo el Decano, en los estudios sobre el “Origen del hombre Americano” todos los habitantes del continente seriamos originarios ya que, como lo atestiguan los estudios de “Piedra Pintada” y “Lagoa Santa” en Brasil, aproximadamente hace más de 40.000 años, todos ingresamos por el puente de Bering.

Ya en 1940 en su trabajo sobre “Los Aborígenes de Cuyo” Milciades A. Vignati planteaba en su pág. 72 el factor tiempo como un elemento indisoluble de la denominación de los grupos étnicos del Continente, Cuyo para el trabajo en cuestión:

“... Antes de abordar el estudio de los pueblos que poblaron el suelo del antiguo territorio de Cuyo, considero imprescindible insistir sobre un hecho sabido por todos pero considerado por muy pocos. Me refiero al olvido inexplicable del factor tiempo.
Puede justificarse que el hombre no especializado no le de ingerencia en sus especulaciones porque ni siquiera sospecha el valor de la cronología, pero no así el investigador, el cual en todo momento debe pensar en las modificaciones que, a través de los siglos, por extinción, migraciones o. lo más frecuente entre nosotros, la mezcla abigarrada de grupos, debidas a las persecuciones de los conquistadores, han experimentado las culturas ...”
y continúa Vignati en la pág. 73 del opúsculo en cuestión: “... Puede tolerarse que la falta de información de los americanistas europeos les haga cometer estos tropezones, jocosos más que ridículos, (Obs. Esta acotación que hace Vignati se debe a errores garrafales que él observa en la obra de Thomas Falkner) mas no muestran poseer mayor discriminación quienes, entre nosotros, creen que el territorio argentino desde el punto de vista étnico es susceptible de ser dividido a manera de tablero de ajedrez y haciendo tabla rasa de los pisos geológicos y de los siglos anteriores y posteriores a la llegada de los españoles, etiquetan como de igual valor, el hombre fósil, la raza autóctona y los elementos inmigrados en tiempos históricos.” (Las negritas, subrayados y observaciones al texto de Vignati son míos.)

Como anécdota aún resuenan en mis oídos el conflicto planteado entre Nestor H.Palma , B. Dougherty, que se publicara en los “Anales de Arqueología y Etnología” allá por 1969/70; Que a su vez determinó que Luis Abel Orquera publicase en “Relaciones” Tomo VIII en 1974 su trabajo sobre “Acerca de los períodos y otras unidades conceptuales de periodificación”
Estas permanente controversias fueron el motor que impulsó, en las década de los ochenta a Ciro Rene Lafón y un equipo, entre los que se hallaba, si no me equivoco el propio Orquera, a realizar un estudio para clarificar estas cuestiones cronológicas que afloraban en todo tipo de investigaciones.

Ahora bien si esto está debidamente aclarado corresponde que abordemos la “Cuestión Mapuche” teniendo este punto dilucidado muy en cuenta.

En respuesta a la nota del Sr. Rolando Hanglin

Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA
Martes 17 de noviembre de 2009

"Ahora sí, la solución mapuche", del Sr. Rolando Hanglin
publicada en el diario La Nación.
Señor director:

El Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires aprobó una declaración de repudio a los numerosos artículos periodísticos que pretenden desacreditar los derechos del pueblo originario mapuche.
En respuesta a dicha declaración, el señor Rolando Hanglin se ha referido a las actividades académicas de la Facultad de Filosofía y Letras con pretendido sarcasmo, aunque desconociendo que en ella, además de las carreras de Filosofía y de Letras, se dictan siete más, entre ellas las de Ciencias Antropológicas, Historia y Geografía, que tienen contenidos curriculares en temáticas vinculadas a los pueblos originarios. Tampoco se comprende por qué según palabras del propio Hanglin los filósofos y académicos de las letras no tendrían legitimidad para opinar sobre la cuestión, cuando él mismo, como periodista neófito en el tema, lo hace. Aun más, si se dedicara con ahínco por la verdad a dilucidar un tema tan complejo reconocería que en la Facultad de Filosofía y Letras se asientan 22 institutos de investigación, entre otros el de Ciencias Antropológicas, el Instituto de Arqueología, el de Geografía, el de Historia Argentina, el Instituto Interdisciplinario Tilcara, en Jujuy, y el Museo Etnográfico, que vienen desarrollando actividades de investigación sistemática y científica sobre problemáticas vinculadas a los pueblos originarios en Argentina desde hace muchísimo tiempo.
No encuentro pertinente debatir con el señor Hanglin respecto a los derechos territoriales de los pueblos originarios, ya que los mismos son indiscutibles al encontrarse plasmados en nuestra carta magna reformada en 1994. En este sentido, la Constitución Nacional con la sanción del artículo 75, inciso 17, ha incorporado el reconocimiento de la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas con rango constitucional. Por otra parte, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (I.N.A.I.), como organismo ejecutor de la política indígena, a través del Registro Nacional de Comunidades Indígenas (RE.NA.CI.) reconoce como tal al pueblo originario mapuche. Me interesa señalarle que sus dislates se asemejan peligrosamente a discursos sostenidos en tiempos de la dictadura militar sobre el problema. Tampoco me considero la persona adecuada para defender aquí a las comunidades mapuche, pues ellos tienen sus propias organizaciones para hacerlo en forma más pertinente. Pero lo que resulta difícil de tolerar es que se incite a la ciudadanía con teorías racistas disparatadas y conspirativas respecto a las consecuencias que tendría el ejercicio de los derechos territoriales mapuche para con la Nación, sus provincias y todos los que habitamos esta querida patria Es sintomático que cada vez que una comunidad originaria se expresa y lucha por sus derechos aparecen voces señalando que dichas comunidades son extranjeras. Un modo clásico y penoso de desprestigiar dichos reclamos acogiendo los intereses de los grandes terratenientes.
Atento a sus preocupaciones invito al Sr. Haglin a conocer nuestros institutos e investigadores, a interesarse por la gran cantidad de libros y artículos escritos sobre la cuestión, pero sobre todo le recomiendo que se detenga a conversar con una Machi o un Lonko de las comunidades a las que hace referencia y así tal vez comprenda que, más allá de sus divertidas correrías y lo entrañable que nos pueda parecer su autor y dibujante, en estos temas es recomendable no quedarse sólo con la versión del Patoruzú.

Héctor Hugo Trinchero Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA DNI 10.188.757

jueves, 3 de diciembre de 2009

RESPUESTA - No Polémica

Todo este material recibido como delirante dislate producido por una nota del periodista Rolando Hanglin debe, para responderse, ser debidamente analizado, toda vez que, tanto Hanglin como quienes reaccionaron a su nota cometen errores garrafales debido a su profunda erudición, que no desestimo, pero algunas veces esto suele jugar en contra de los objetivos propuestos.
Podría decir que aquellos que tienen interés en ésta cuestión, tomen como punto de partida "Un conflicto de Identidad" Edit. fps 2009, de no hallarlo solicitar el texto libre a la editorial.
No obstante creo necesario puntualizar sobre el particular material recibido, la nota en cuestión, la airada respuesta del Sr. Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires y las reacciones de la historiadora Florencia Roulet y los comentaristas Mapuche.
Por tal motivo, dejaré el libro de mi autoría de lado y responderé puntualmente a este material.

Si esta respuesta abre un debate o discusión espero que ésta se desarrolle en el marco de la formación, información, divulgación y cordura que entiendo debe primar ante el análisis de la historia. En particular cierta historia reciente, muy vívida en nuestra memoria.

En primer lugar la nota de Rolando Hamglin de la Nación:

La cuestión mapuche
Por Rolando Hanglin Especial para lanacion.com
Martes 22 de setiembre de 2009

Leemos que la comunidad mapuche Cayún ha ocupado tierras en la zona de San Martín de los Andes. Se trata de predios pertenecientes a Parques Nacionales.
El conflicto social, cultural y patrimonial con los mapuches se ha ido desarrollando de tal modo que muy pronto va a ser un problema nacional, a debatir en el Congreso. Muchos argentinos (sobre todo, los jóvenes) creen que los mapuches fueron los habitantes originarios del suelo argentino, donde vivieron pacíficamente criando a sus ovejas y tejiendo sus ponchos, sin ser molestados durante todo el lapso de la colonización española (digamos entre los años 1500 y 1850) hasta que la codicia de los estancieros blancos impulsó al general Julio Argentino Roca a expulsarlos de sus tierras.
Esa sería la explicación de la limpieza étnica - o genocidio- realizada en 1879 con la llamada Campaña del Desierto. Lo primero que notarán es que la palabra "mapuche" no aparece en ninguna parte: los cronistas de Indias, los geógrafos militares, los mismos caciques en sus correspondencia política (que es abundante), los autores clásicos como Estanislao Zeballos, Lucio Mansilla y Manuel Prado; todos hablan de los indios de la Pampa y la Patagonia como "serranos", "pampas", "ranqueles", "vorogas", "catrieleros", "tehuelches", "pehuenches", e incluso "puelches"... pero jamás existió una etnia o tribu llamada "mapuche" dentro del territorio argentino.
En tiempos de la guerra de los fortines -que duró desde 1820 hasta 1880- se escribieron numerosos glosarios para parlamentar, comerciar, dialogar y entender lo que decían los indios. En ninguno hallará el lector la palabra "mapuche". En este largo ciclo histórico hubo malones cruzados de indios contra blancos y viceversa, alianzas, pactos y traiciones, y puede decirse que toda fuerza militar contó con su valiente escuadrón de lanceros indios, a veces en número de 1000 o 2000, ya que los araucanos y los pampas resultaban militares vocacionales y se anotaban en todas las batallas, con un guiño -naturalmente- del cacique, y la recompensa del botín, tal vez una cautiva blanca.
De todos los jefes indios, el más exitoso, cruel y astuto fue sin duda el chileno Juan Calfucurá, que cruzó los Andes para atacar a traición a sus parientes, los vorogas de Salinas Grandes (La Pampa), convirtiéndose luego en un verdadero emperador, con su cancillería, sus escribientes y su trono: el monarca de Tierra Adentro.
Sigue diciendo Rojas Lagarde: "Esta fuente de alimentos tan abundante comenzó a disminuir hasta agotarse, con motivo de las continuas e importantes exacciones que sufría, pues los blancos organizaban sus "vaquerías", anticipando la ganadería actual... los indios optaron por recurrir a la captura del ganado criado por los blancos en sus estancias... Con ello se transformaron de cazadores en depredadores, a mitad del Siglo XVIII".
Es decir, cincuenta años antes de la Independencia. Nuestros indios amigos, nuestros paisanos que sobrevivieron como pudieron, hoy están esperando una reparación histórica, cultural, territorial, económica, en sus pagos de origen dentro de la República Argentina, como ser Toay, Los Toldos, Ñorquinco. A los araucanos chilenos que, a lanza y bola, derramaron su sangre en nuestro país, les toca (a través de sus descendientes) lo mismo que a cualquier argentino. Una oportunidad para estudiar y trabajar, el respeto de todos mientras se acate la Constitución. Pero, si vemos los hechos históricos, no parece el caso de una "indemnización" o la "devolución de sus tierras originarias, usurpadas por el cristiano".
Eso no sería justo para todos los patriotas que murieron en esta guerra de 50 años y los paisanos que fueron degollados, sus mujeres violadas, sus hijos secuestrados. En todo caso, yo sugiero al lector, o a los legisladores que muy pronto tendrán que resolver de manera ecuánime esta cuestión, una lectura seria de todo lo que se ha dicho y escrito sobre los indios de la pampa.

Hasta aquí la nota de La Nación

Siempre debemos tener en cuenta la diferencia entre un nombre propio y un apodo o sobrenombre impuesto, gentilicio de pertenencia, geográfico, alimentario etc.

Ejem:
Alimentario = Pehuenche, dependientes del pehuen como alimento. Geográfico = Araucano, que pertenece a la región de Araucanía; Serrano: Que vive en las sierras o estribaciones precordilleranas; De localización = Puelche = gente de más al sur del observador; Este se modifica según la posición del observado y el observador.

Ranqueles = castellanización del término Rankul de la lengua de la familia lingüística mapudungum que significa totora o carrizal por lo que Rankulche es gente de las totoras o carrizal.
Tehuel = Arisco o bravo, rebelde por lo cual Tehuelche es gente Arisca nombre impuesto por los invasores Mapuche en el siglo XIX, el nombre propio de esta nación indígena es Tsoneka o Choneca.

Así podría seguirse la línea de falacias que, en aras de llevar registro de lo acontecido se cometieron en el pasado, nuestra responsabilidad, como lo fue para Vignati y otros, es y fue esclarecer estos errores involuntarios de entonces, que conocemos desde que se comenzó metódica y sistemáticamente a desgranar la prehistoria y la historia del territorio, para no seguir cometiéndolos.

NOTA

Hacerlo hoy es desidia o responder a intereses ajenos al quehacer científico, actitud que contribuye a la desorientación del público interesado o mala formación de las nuevas generaciones. A rasgos generales Hamglin sostiene aquello que es considerado correcto por los pueblos indígenas argentinos, (Los mapuches son Chilenos, no Argentinos) para hacerlo incurre en algunos errores propios de su lectura informativa.



Debemos comenzar sabiendo que a partir de 1810, creadas las fronteras geopolíticas de Argentina, país independiente de la corona de España, se plantea la cuestión de “Lo Argentino”, que lo es y que no. Esa fecha actúa como límite en la jurisprudencia de la nueva Nación en el contexto territorial. Existe por lo tanto, desde lo jurídico, ante el “Derecho Romano” instituido en la Nación, un antes y un después.
Previo a 1810 y desde el siglo XV los territorios del hoy Cono Sur se fueron consolidando bajo las leyes de la Corona de España, como Capitanías, tanto de Chile que incorporaba toda la región de Cuyo, Límites que se extinguirían con la creación de la Capitanía del Río de La Plata, con sede en Buenos Aires.
Cuando esto se sucedía desde el siglo XV//XVIII los indígenas hacía años que venían comerciando e intercambiando bienes servicios y entablado relaciones políticas y de parentesco, no es desconocido el uso de los pasos cordilleranos por los pueblos indígenas.

Conocimientos que sirvieron muy bien a grandes hombres de nuestra historia para lograr sus fines militares o políticos.

Teniendo en claro esto debo decir:

Hasta el 1998 el panorama de las identidades y las lenguas indígenas del territorio del Cono sur, específicamente de Argentina, seguía siendo confuso y tendencioso, autores importantes litigaban entre sí, cada cual defendiendo una propuesta que, como lo manifiesta la autora citada “a permanecido detenida en 1965...”, en muchos casos, a la luz de los archivos, antecedentes históricos y las fuentes confiables se hacían indefendibles.
Yo mismo en una cuestión principista confronté públicamente con Casamiquela por lo “Araucano”, instándolo a desdecirse de una cuestión que los mismos aborígenes le reclamaban.
La soberbia le impidió ver hacia delante el paso de la historia sobre su verdad, siempre relativa, y limito su capacidad para ver la certeza del reclamo mapuche.
Porque pongo como fecha 1998 simplemente porque es el año en que Lidia R Nacuzzi publicó su Tesis Doctoral, una exhaustiva y minuciosa recorrida por todos los archivos y autores disponibles en su “Identidades Impuestas, Tehuelches Aucas y Pampas en el norte de la Patagonia” e intenta clarificar el problema para un área que se reduce a las proximidades de Carmen de Patagones en un semicírculo que abarca hasta las Serranías de Tandilia y Ventana al noreste, mitad de La Pampa y mitad de Río Negro al noroeste y hasta el Río Chubut en la provincia homónima.

Logrando poner nuevamente, en la mesa de la discusión y el análisis esta controversia que había dejado de serlo para generalmente aceptarse imposiciones personalista o de intereses.
Nacuzzi discurre entre los textos históricos de D´Orbigny, Arms, Coan, Falkner, Musters, Moreno, Ginnard, Schmid, Gardiner, Cox, Claraz, Vignati, Escalada, entre otros y cuestiona o aprueba con equilibrio conceptual sus propuestas y posturas en un análisis muy interesante asimismo nos muestra documentos inéditos que aportan información para un análisis más exhaustivo y preciso de la cuestión y en sus consideraciones finales pide a otros profesionales poner sobre ellos su particular mirada y sacar sus propias conclusiones.
Hasta la fecha no he visto ningún trabajo que aborde seriamente, desde una mirada renovada, el problema de las identidades en el Cono sur, como si todo estuviera dicho y nadie hubiera leído a Nacuzzi y recibido su mensaje.
Yo me hago cargo de no haber respondido antes por razones varias que me impidieron tomar contacto con su obra y su mensaje, varios años después cuando su colaboradora Marina Magneres Castro me brinda la oportunidad de leer el mencionado libro, asumo el compromiso y me pongo en contacto con la autora para intercambiar opiniones sobre su trabajo.
Respondiendo a ese mensaje es que surge ésta simple monografía que intenta poner mi mirada sobre la cuestión ya planteada por mí en otras publicaciones y escritos.
Desde mis comienzos en la cuestión por los años 1960/61 me hallaba confundido por el cúmulo de información documental confusa, una enorme cantidad de nombres para un mismo grupo humano de determinada región o paraje, inclusive un tendencioso tratado de sus interrelaciones, carente por entonces de una formación académica se me imposibilitaba desarrollar, en forma fluida, mi genuino interés por el tema, sólo con las publicaciones de 1940 que Milcíades Alejo Vignati editó para el Museo de La Plata alguna luz surgió en ese oscuro maremandun de información.
Pero no fue sino hasta la publicación de Federico Escalada que se comenzó a clarificar más puntualmente la identidad y las interrelaciones de los pueblos aborígenes del territorio del Cono Sur, digo Cono Sur porque anteriormente se entrelazaban y confundían grupos, nombres e identidades desde ambas costas de los mares del sur, como veremos.
Ya Vignati en su “Los Aborígenes de Cuyo” llamaba la atención sobre el factor tiempo en el estudio metódico y sistemático de los grupos humanos y culturas que poblaron el territorio, sin embargo se ha seguido el camino descriptivo sin tener en cuenta el tiempo y su paso.
Asimismo y “... con motivo de su organización en encomiendas los grupos humanos se identificaban con el nombre de sus Caciques...” utilizando el término que no correspondía a la forma de identificar al jefe familiar o de parcialidad en éstas latitudes ya que existe una gran diferencia entre el Cacique antillano o caribeño y los jefes o lonko de las culturas del Cono Sur.
Fue así como surgió un cúmulo de equivocaciones que trasladados a los textos confundieron aún más a los posteriores interesados.
Por ello debemos tener en cuenta como estaban diseminados los grupos humanos hacia 1500 y fijo ésta fecha dado que es donde comienza la aventura Sudamericana propiamente dicha, así como podemos decir que la verdadera relación con nuestro continente comienza con los trabajos del sacerdote Ramón Pané sobre las lenguas Taino y Caribe después de 1492.
Los conquistadores al mando de Valdivia se instalan en el futuro Chile y Francisco de Villagrán es enviado en 1550 a buscar tropas de refuerzo dada la resistencia de los aborígenes al avance hacia el sur, ya que luego de fundar el fuerte Concepción jamás pudieron pasar de allí.
Es en el cabildo de Santiago en 1541 es cuando se nombra por primera vez en un acta la región de Araucanía y en 1561 Alfonso de Ercilla toma el gentilicio Araucano para identificar a los indígenas en la región.
Aquellos que él bautizaría con el nombre de Araucanos no eran otros que los Mapocho, gentilicio geográfico que identificaba a los que vivían en proximidad del río homónimo, posiblemente fonéticamente alterado posteriormente hacia Mapuche o Gente de la tierra, nombre que se daban así mismos y como los reconocían otros grupos aborígenes, tal como me lo manifestara un integrante de esa nación en mi viaje a la región de Temuco y Puerto Saavedra en 1976.
Es curioso ver como se ha ignorado la existencia de pueblos poderosos que existían desde siempre en la región hoy denominada Pampa Húmeda, y el centro del país, aquellos que genéricamente se los denominó Pampas, grupos que se entremezclaban en sus desplazamientos en la geografía del cono sur, Querandíes, Charrúas y Mamülche, a estos últimos pertenecía la familia o parcialidad Rankül o Rankülche luego conocida por la castellanización de su nombre popularizada por Lucio V. Mansilla “Una expedición a los indios Ranqueles”.
También es muy común leer o escuchar que se los denomina genéricamente Mapuche cuando en realidad, si bien no podemos negar rotundamente un cierto parentesco,(debemos recordar que los parentescos pueden ser genéticos o políticos, como tampoco que junto a ellos, en el territorio de la actual Provincia de Buenos Aires, se refugiaron huyendo de la masacre de Masallé los Mapuche Voroganos); En definitiva los Mapuche ingresaron al territorio masivamente como cuñas invasoras para apoderarse de tierras desde el oeste del cordón montañoso, recién a mediados del siglo XIX desplazando y enfrentándose a los pobladores originales del norte patagónico, los Guénena-Kéne, Aóni-Kénk, y Chehuache-Kénk y aquellos que señoreaban en todo el territorio del centro, de lo que luego sería la República Argentina, desde el Océano Atlántico hasta la región Cuyana , los Mamülche.
La Nación Mamülche, Mamül = monte y che = gente, o sea gente del monte y su parcialidad o familia los Rancülche, Rancül = Carrizo, cañaveral, totora y che = gente, o sea gente de los carrizos, cañaverales o totorales.
Sin embargo ha prevalecido la denominación Ranqueles o la errónea de Pampas para identificar a los pobladores originales del centro de Argentina.

Muy lejos de pecar de reiterativo a continuación incorporaré a éste trabajo varias entradas del “Diccionario del habla rioplatense”, que he terminado resientemente, donde figuran las referidas al tema que nos ocupa que, si bien se reiteran conceptualmente, darán al lector un amplio panorama de las características del problema y su real interpretación.
Arauco.- (Geogr.) Golfo de Chile ubicado al sur de la provincia de Concepción, lugar donde se instaló el fuerte homónimo que marco el límite entre las tierras indígenas y las tierras tomadas a éste y luego colonizadas.
Es ha partir de este límite que el español no pudo avanzar sobre el pueblo mapuche nunca más.
En el interior del golfo hay varias bahías que luego albergaron sitios urbanizados, las ciudades más importantes son precisamente, donde se hallaba el fuerte del que tomó el nombre de Arauco cuyos habitantes e indígenas circundantes fueron denominados por los españoles con el gentilicio de araucanos.
Araucana.- La: Obra del español Alonso de Ercilla y Zuñiga editada en Madrid entre 1569 y 1589 en tres partes, de las cuales la primera es la única que se considera con cierto rigor histórico y la más extensa.
Publicada en momentos de esplendor en la península no fue tomada como lo que sería con posterioridad y aún cuando se realizó una interpretación antojadiza de sus contenidos se trata de una extraordinaria creación literaria de su época.
Ercilla relata hechos y sucesos creados por su prolífica imaginación o que le contaron ya que estos son anteriores a su arribo a Chile, sólo permaneció en Chile diecisiete meses.
En ella rescata, quizás idealizando los caracteres personales e individuales, tanto a indígenas como a españoles; en particular a los indígenas que él llamó "Araucanos" y al hacerlo generó una de las más acentuadas controversias, mantenidas hasta nuestros días ya que sus araucanos no son otros que los Mapocho-Mapuche quienes reniegan de esa identificación.
Algunos sostienen que el nombre deriva de Auka que en lengua quechua o quichua significa bravo, valiente o indomable; sin embargo Ercilla los identifica con la región en la que se asentaban los mapuche, asiento de la guarnición del fuerte Arauco, cuando se desarrolla la "guerra del Arauco", como se la denominaba y conocía por referencias en España.
En la primera edición del sello Francisco de Aguirre S.A. de Santiago de Chile de 1977, con prologo e introducción de Eduardo Solar Correa, se introduce tantos errores como el prologuista quiere endilgarle al poeta.
Sus despectivas apreciaciones hacia las interpretaciones de Ercilla sobre el carácter y temperamento de los indígenas lo hace acreedor a una crítica poco frecuente en el tratamiento de textos históricos, ya que no sólo demuestra carecer de información histórica sino también de aplicar un criterio racista y estereotipado de los grupos aborígenes a los que sigue llamando Araucanos.
Dice Solar Correa "… no podemos, en efecto, imaginar a Caupolicán, todo un bárbaro, como aquel (cita a Ercilla) "varón de autoridad, grave y severo, / amigo de guardar todo derecho,".
Desbordante de soberbia y estupidez humana el prólogo de Correa ensombrece la obra de Alonso de Ercilla a tal extremo que produce un enorme rechazo su posterior lectura.
Baste simplemente, a la luz de los conocimientos etnohistóricos al momento de la edición, que podamos leer con meridiana serenidad y cordura un párrafo tan engreído, pedante, como nefasto para una introducción de la obra de Ercilla.
Dice Solar Correa"…Lo cierto es que Ercilla no pudo conocer la psicología del indígena:" "sería absurdo exigirle que hubiese penetrado la mentalidad indígena:", "Hubo, pues, de inventar y lo hizo a imagen de lo que conocía. Los indígenas del poema son en realidad almas españolas en cuerpos araucanos; piensan, obran y sienten como el peninsular del siglo XVI" (?)
Alonso de Ercilla fue un digno producto de su época, intimo amigo de "El Loco" Francisco de Aguirre (ver), y de otros que les relataron sus aventuras que él con la máxima expresión literaria del momento redactó como si las hubiera vivido.
Muchas de las características que Ercilla describe de los indígenas las podemos leer en los trabajos de otros grandes cronistas y relatores, desde el padre Fray Ramón Pané, pasando por Fray Bartolomé de las Casas, Montesinos, Sauhgum, Gomara, Sarmiento de Gamboa, por citar algunos, y los modernos trabajos de Josefina Oliva de Coll, por otra parte debió, y es comprensible, minimizar al máximo el relato de las figuras de los españoles porque hubiera incurrido en una ofensa para España y un desprestigio en pleno apogeo de su hegemonía en Europa, el comportamiento de muchos de sus "Hidalgos" en estas nuevas tierras.
Recordemos que F. Bartolomé de las Casas fue, con gran injusticia, el gran "monje negro" de la conquista con sus denuncias sobre las atrocidades de esos aventureros, cuestión que aprovecharon ingleses y holandeses para crear la "Leyenda Negra" (ver) Ercilla no lo fue, ni mucho menos, pero quizás si nos detenemos a leer en detalle veremos más luz sobre su obra.
Arawak.-(Ling.) Aruaco (ver): Raíz de la familia lingüística Guaranítica,
Guaycurú, Chiriguano de origen caribeño, es una lengua antillana hablada por los naturales de esta región que se dispersó hacia el sur hasta nuestra Mesopotamia y el Chaco Gualamba.
Su sistema social contemplaba el desmalezamiento forestal y en los claros cultivaban mandioca, maní, piña y tabaco anexándole a su dieta alimentaria la caza y la pesca y la recolección de frutos y legumbres silvestres.
Conformaban grupos que se asociaban celularmente en comunidades dispersas pero organizadas y muy populosas de 3.000 individuos o más.
Sus costumbres o ritos los llevaban a la deformación craneana desde muy pequeños y a la perforación de labios y orejas para la colocación de adornos y pendientes.
Fue lengua de los Taínos (Tai = buenos y no = nosotros) Juanagatabey y Siboney (siba = piedra, n, sufijo de procedencia y ey = hombre) los hombres de las piedras por vivir en las costas pedregosas y en las cavernas de los cayos en las Antillas Menores o Pequeñas Antillas.
Así lo confirman los estudios e investigaciones lingüísticas realizadas hasta el presente, como ha sido preservado en crónicas reales y documentos, ya que fue el primer idioma que los españoles pudieron estudiar y hablar concretamente desde las crónicas y estudios de Fray Ramón Pané, pasando por las reales cédulas, reales ordenes y demás documentos del siglo XVI-XVIII.
Nota:
No se halla emparentado a la lengua Mapudungun de los Mapuche a quienes los españoles llamaron, después de su asentamiento en el fuerte de Concepción y de la posterior fundación del Fuerte Arauco, Araucanos (ver) denominación que el pueblo Mapuche no acepta ya que se llaman a sí mismos: Mapuche, Mapu = Tierra y Che = gente, Gente de la Tierra.

Sin embargo este error generalizado confunde el término Arauco con Aruaco y todavía no ha podido ser revertido y así como se los sigue llamando Araucanos, persiste también ésta mala interpretación (ver) que, creo equivocadamente tendenciosa y malintencionada cuando éste lo cometen profesionales de las ciencias del hombre.

El sur de Chile, de Santiago al sur estaba poblado por los Mapuche que fueron empujados hacia el sur por los españoles, pero nunca fueron vencidos, luego de la construcción del Fuerte Arauco, en la región denominada por los españoles Araucanía, se llamó a los seguidores del gran Lonko Caupolican, Araucanos y al enfrentamiento que los españoles tenían con ellos “la guerra del Arauco”. De allí en más se puede inferir porque se siguió utilizando ésta denominación.

Araucanía.- (Geog.) Región de la República de Chile al sur del río Bio-Bio, de Concepción y hasta el golfo de Reloncaví, que según algunos historiadores chilenos es donde brotaba, la vertiente del estero Rag-co del cual surgiría por deformación castellanizada el nombre Arauco. Empleada gráficamente por vez primera en el acta del Cabildo de Santiago de 1541 y posteriormente por el poeta español Alonso de Ercilla y Zuñiga (ver).
(Hist.) Allí en el siglo XVI tenía su asentamiento la familia del cacique Caupolicán. Fue en ese lugar donde se fundó después el fuerte Arauco (ver) y a los indígenas que vivían en sus proximidades se los llamó "Araucanos".
Con la edición de la obra de Alonso de Ercilla y Zuñiga "La Araucana" este nombre se generalizó y popularizó, en España y sus colonias, para todos los indígenas del territorio que pasó a llamarse "la Araucanía", a tal punto que el enfrentamiento con el indio en territorio chileno se la conocía en España como "la guerra del Arauco".
Araucano.- Nombre dado a la Gente de la Tierra, Mapuche, (en castellano “Mapuche” no debería pluralizarse sin embargo por fonética, comodidad y costumbre se escribe en plural). Dado que Araucano es un nombre impuesto por el usurpador de sus territorios y bienes, el pueblo Mapuche no acepta ser llamado de esa manera.
Quienes desde la antropología siguen pensando, como indigenistas (ver), en contraposición a las modernas corrientes indianistas (ver), siguen maliciosamente utilizando esta denominación, al igual que llamar campesino a los indígenas para atenuar o diluir su identidad y minimizar la fuerza de sus reclamos.
Con estas posturas se intenta que los indígenas acepten la dependencia al poder constituido en una integración unilateral y desigual.
Se debe tener en cuenta que los territorios del Cono Sur no eran unidades estáticas, por el contrario ya desde épocas muy lejanas tenían una gran dinámica tanto política, social, cultural y comercialmente entre los diferentes pueblos que lo habitaban.
Al este de la cordillera y en la región septentrional y meridional de la Patagonia y en los lagos australes se hallaban grupos llamados Tsoneka los Aóni-Kénk, que los mapuche llamaron, Tehüelche que en mapudungun significa gente arisca o brava, Tehüel=Arisco y como sabemos Che=gente, que en distintas crónicas de los españoles puede aparecer con distintas grafías e interpretaciones, Patagones del sur, Patagones, Pampas Etc. para referirse al mismo grupo, que luego de centurias de confusiones vendría a clarificar, como ya expresé, F. Escalada.
En otras obras se puede leer que Tehuel significa sur, (cuando en realidad sur se escribe = huilli de allí la parcialidad Huiliche = gente del sur que describe Vignati) y por lo tanto se lo traduce como gente del sur pero esta es otra equivocación que se ha generalizado en la tremenda confusión que intenta persistir por la falta de compromiso, lectura, búsqueda de la excelencia de autores y editores hasta nuestros días, a pesar que ya Vignati realizara estas aclaraciones en 1940 cuando se ocupa de los aborígenes de Cuyo.
Los nombres por pertenencia geográfica y alimentaria, determinaban parcialidades, familias, grupos de pertenencia genética o política, asociadas a estas características propias de su nomadismo estacionario.
Pehuenche fueron llamados, por su relación alimentaria, los grupos integrantes de distintas naciones y pueblos: Tsoneka = Guénena-Kéne, Mapuche o Moluche, Mamülche, rankülche, que se alimentaban del fruto de la piña de la araucaria llamado pehuén y que vivían en las proximidades precordilleranas donde abundaban estos árboles.

Araucaria.- (Bot.) Arbol leñoso de la familia de las pánicas de gran porte cuyo nombre científico es Araucaria brasilensis; Araucaria imbricata y Araucaria Bidwillii conformando grandes extensiones en el continente americano en particular América del sur.
Su fruto como todas las coníferas es una piña de variado tamaño, según la especie, que al madurar abre sus pétalos leñosos y libera una semilla carnosa de pulpa blanca recubierta por una suave cáscara o piel de coloración pardusca.
Los lugareños actuales cercanos a los pinares recolectan estos frutos y los tuestan para luego secos almacenarlos y utilizarlos según su conveniencia.
La gran nación Mapuche que vivió desde sus orígenes en la región de los pinares de Chile en particular en las zonas precordilleranas fue por razones de supervivencia desplazándose en corrientes migratorias desde 1818 hasta 1888 sobre territorio al este de la gran cadena montañosa.
Nota (Estas cuñas de introducción motivadas por el acoso conquistador y luego por la organización republicana y la "Guerra de Pacificación" que le declarara Chile a la Nación mapuche asentada al sur del río Bio Bio a mediados del siglo XVIII, alguna de sus parcialidades o familias se asentaron en la zona de los pinares en Neuquén, sur de Mendoza.)
A estas parcialidades dada su pertenencia alimentaria a estos frutos que ellos llamaron Pehuén se los conocía como Pehuénche, o gente del Pehuén.
El Pehuén tostado se conserva al igual que almendras y castañas y los mapuche realizan infinidad de preparados; molido al estilo de la harina se preparan pan y tortillas de extraordinario sabor y poder nutritivo.
Asimismo ocurría con los Puelche, los Moluche, los Picunche=gente del norte y los Huiliche, gente del sur, para el observador, tal era la confusión que se manifestaba en la obra de Falkner : “...De modo que tenemos de una de sus dos grandes agrupaciones utilizado como propio de una de las parcialidades de la otra; de ahí que tengamos “puelche” Araucanos y “puelche” no Araucanos.” Que le hace decir a Vignati, poco propenso a la sorna: ¡Y se queda tan orondo!
Sin embargo estas palabras de Vignati estaban ampliamente justificadas ya que como el mismo reclamara, y más recientemente lo recordara en su libro y tesis para el doctorado Lidia R. Nacuzzi “... nadie se ha ocupado realmente del problema y simplemente se han ignorado los buenos aportes como los del propio M.A.Vignati y de F.Escalada y han abrevado en los errores del pasado para seguir trasladándolos y potenciándolos en la actualidad”
A esta obtusa modalidad ha contribuido el autoritario concepto de “Definitiva” con el que Rodolfo Casamiquela asoma en 1965 en el ámbito filológico y lingüístico con su “Rectificaciones y ratificaciones...” que a su vez, no sólo sigue sumando errores y ambigüedades, sino que impone criterios absolutistas que supuestamente todos deben aceptar si quieren continuar siendo aceptados.
Asimismo desvirtúa los trabajos e interpretaciones de F. Escalada expresando su total oposición a su postura y contrapone la suya tomando como base aspectos lingüísticos y abrevando en muchos que ya habían cometido los errores mencionados.
Casamiquela indiscutiblemente marcó un antes y después de 1965, tal como lo refiere L.R.Nacuzzi, pero ese después, como imposición academicista fue nefasta ya que paralizó la investigación por casi treinta años hasta que esta autora decidió doctorarse con su tesis sobre las “identidades impuestas”.

Recientemente, 29 y 30 de Junio de 2006 en la “Jornada de la Identidad” Organizadas por la Asociación Indígena de la República Argentina, AIRA y el Teatro Auditorium de Mar del Plata, y coordinada por mí pude entablar una conversación muy interesante con un representante de la nación Mamülche de la parcialidad Rankülche, Germán Carlos Canhue de Colonia Mitre en la Provincia de La Pampa, actual dirigente de la AIRA.
Su postura consiste en rescatar la hegemonía Rankülche en el centro de la República Argentina desde las regiones precordilleranas Cuyanas hasta el Océano Atlántico y las aguas del Plata.
Asimismo desacredita la presencia invasora de los aborígenes Chilenos, Moluche, en nuestro territorio antes de 1856, repudiando las exigencias de los actuales mapuche por la solicitud de tierras en territorio Argentino negando su preexistencia en el territorio al este de la cordillera de los Andes, antes de la formación del Estado Argentino.
Si bien es cierto que fuera de los conocidos Ranqueles, forma castellanizada de Rankülche, inmortalizados por el trabajo de Lucio V. Mansilla “Una Expedición a los indios Ranqueles” muy poco se ha hablado en los tratados de historia, crónicas de exploración y conquista de los siglos XV en adelante sobre la Nación Mamülche a la cual pertenecía la parcialidad o familia Rankül.
Durante esos días German daba a conocer algunos comunicados que expresaban su posición con respecto al pueblo Muluche o Nguluches, que se instalaron en territorio argentino, uno de los cuales transcribo a continuación:

NACIÓN MAMÜLCHE PUEBLO RANKÜL.
La Pampa, Argentina, julio de 2006 Adjuntamos el "Diario de Viaje" de Chiclana al Mamüll Mapü, muy poco conocido y fuertemente ignorado por quienes no lo quieren tener en cuenta. Deja claro varias cosas pero dos fundamentales: Prueba quien es quien en el Puel Mapü o Centro del país y las profundas diferencias entre los Nguluche (Gente del Oeste) y los Mamülche (Gente de del Monte) o Rankülche (Gente del Fachinal) al punto que los primeros siguieron siendo realistas mientras los segundos apoyaron fuertemente la independencia de América. Su lectura, junto a otros de similar tenor como el "Diario de Viaje de don Luis de La Cruz", el "Diario de Molina" y otros publicados antes de 1900, da por tierra con conceptos que, como dijera un amigo: tu nombre es Germán, pero yo y otros te llamaremos "pocho", con el tiempo todos te llamarán "pocho" y nadie te conocerá por Germán. Si no queremos pensar mal, esa y no otra sería la explicación de porqué esa insistencia de llamar "mapuches" a los habitantes del Puel Mapu siendo que los que hoy se llaman mapuches jamás dominaron esta región ni militar ni culturalmente sino que ocurrió exactamente lo contrario.
Es más, los Nguluches que fueron traídos por los estancieros de Buenos Aires justamente para pelearnos a nosotros, llámense Toriano, Coñuepán, Rondeau, Melin, Coliqueo y otros y luego Callfucurá, Namuncurá, hasta donde sabemos nunca se identificaron con dicho vocablo. Sería muy triste e iría contra todo razonamiento que algunos hermanos / as que se afincó por aquí formando parejas con nuestra gente o simplemente porque se sintieron mas seguros o por la razón que sea, se apropien de lo que no les pertenece y que a la nación que los acogió en su seno le pongan la denominación actual de su comunidad de origen. Es una aberración, algo así como pensar que uno o muchos españoles o italianos que vienen a radicarse a un país, se propusieran terminar llamándole España o Italia al país que los recibe. Salvo que existan otros intereses.
Todo esto es a propósito de un informe dado a conocer por una supuesta "Comisión....." donde no sabemos con que documentación que los avale se apropian olímpicamente del Puel Mapu, sin siquiera respetar algo que ellos siempre exigen a todos sus interlocutores, la consulta a los pueblos involucrados. Cada uno haga su razonamiento, saque sus conclusiones, la mía es que ha llegado la hora de terminar con las mistificaciones si queremos ser tomados en serio, escuchados, y que se reconozcan nuestros Derechos. No es apropiándonos virtualmente de territorios y falsificando preexistencia que lo vamos a lograr. Así solo causamos risa, cuando no, lástima. Usemos argumentos valederos, reales, que no admitan réplica. Y presentémosla donde corresponda. Mientras, prosigamos con nuestra tarea de concienciación y esclarecimiento. Amuchimai – Germán

Si observamos el texto de Germán vemos que los fundamentos de su posición beligerante para con el pueblo Mapuche o Nguluche, Moluche, gente del oeste, como él los llama se debe a su convencimiento que la llegada masiva de éstos a territorio argentino se produjo después de 1833/56 y no antes. Otros autores comienzan la gran penetración en 1818 después de la derrota de los españoles en la batalla de Maipú el 5 de abril de 1818.
Para respaldar ésta postura Canhue aporta el "Diario de Viaje de don Luis de La Cruz", el "Diario de Molina" y otros publicados antes de 1900, Sin embargo a mi entender así como estos textos de referencia no pueden negarse, si pueden contraponerse a ellos otros textos que desde el siglo XV refutan la inexistencia de indígenas chilenos al este de la cordillera de los andes y, lo que es más convincente, que estos agrupados u organizados, primero en los que fueron los territorios de los pasos y rutas comerciales y en las tierras de Cuyo pertenecientes al territorio de la capitanía de Chile,



Mapas 2 y 3, que fueron territorio Mamúlche y Guénena Kéne – Aóni Kénk o Tsoneka = Tehuelche ya que Puelche es gentilicio geográfico, significa “gente del este” vistos por un observador ubicado a su oeste, Pehuenche también es gentilicio alimentario y significa “gente del Pehuen” semilla de las piñas de Araucaria.
Estos indígenas cordilleranos o serranos, como prefiere llamarlos M. A.Vignati, fueron los primeros que sufrieron las cuñas de invasión Moluche, Nguluches, Mapocho- Mapuche, con quienes comerciaban desde tiempos atrás.
No obstante queda claro que los Moluche o Mapuche no ingresan en territorio argentino con una fuerte presencia sino después de la Independencia, (ya que la fecha más temprana propuesta es 1818), o sea ya consolidada las “Provincias Unidas del Río de la Plata” y en camino de ser la República Argentina.

Como dije es muy curioso que ésta historia se halla ocultado y solamente se pueda rescatar dispersa en infinidad de documentos que entrelazando nombres, momentos, y circunstancias, permitan tejer la trama de la vida y acciones de una nación indígena a la que tanto le debemos como país independiente.
Es curioso también que aparezca como Mapuche todo lo Indígena de la región del Cono Sur cuando, como ya dijimos, ellos avanzan en cuñas invasoras recién hacia siglo XIX.
Si observamos los mapas 4,5,6 y 7, a continuación, veremos que al sur sólo estaban los integrantes del “Complejo Tehuelche” de Federico Escalada (Tsonekas = Aóni Kénk – Guénena Kéne – Chehuache Kénk cubriendo el norte y tierra firme de la Patagonia y los insulares Selknam (Onas) y Manekenk (Alacalufes) en los lagos australes y la Tierra del Fuego.
En los siguientes mapas se observa claramente la densidad de población y centros poblados más importantes del país durante la etapa formativa, toda la producción y economía de la república se hallaba centrada en la mano de obra barata indígena en los ingenios, algodonales, producción agrícola en general.

Recomiendo a los interesados en estos temas que hacen a la identidad como país independiente, en el marco de un contexto de integridad Americana, tan en la mesa de la discusión en la actualidad, la lenta y detallada lectura de los libros, Tres tomos, dedicados a “Política Seguida con el Aborigen (1750-1819); (1829-1852); (1853-Presente) del Circulo Militar, Buenos Aires – Junio-julio1973.

En 1810 la línea de frontera con el indio hacia el sur como vemos en el mapa 7 se hallaba en la margen izquierda del Río Salado. Más hacia el sur las tierras se hallaban en manos indígenas, las autoridades entendían, por lo menos así lo declamaban, que los indígenas se habían ganado el derecho, en las luchas por la emancipación, de recibir un reconocimiento de la Nación que habían contribuido a forjar.


Tal como surge de la lectura de La Gaceta de Buenos Aires del 8 de junio de 1810 el doble discurso de nuestros hombres públicos ya había asentado sus reales en tierras del Plata.
Por supuesto que estas tácticas tenían sus antecedentes en las cédulas reales plagadas de buenas intenciones “... para el trato con los naturales de las Indias” documentos reales siempre ignorados y desoídos por los funcionarios de la corona y sus mandantes, luego los terratenientes de hoy.
El prestigioso pionero de la prensa Argentina nos relata “En este día fueron convocados a la Real Fortaleza los oficiales naturales indios que hasta aquí habían servido agregados a las castas de Pardos y Morenos y recibiéndolos la junta se les leyó a su presencia por el Secretario, la orden siguiente: La junta no ha podido mirar con indiferencia que los Naturales hayan sido incorporados al cuerpo de castas, excluyéndolos de los batallones españoles a que corresponden. Por su clase y por expresa declaratoria de S.M. en lo sucesivo no debe haber diferencia entre el militar español y el militar indio. Ambos son iguales y siempre debieron serlo, porque desde los principios del descubrimiento de estas Américas quisieron los Reyes Católicos que sus habitantes gozasen los mismos privilegios que los vasallos de Castilla.
En esta virtud ha resuelto la junta a consecuencia de una representación de los mismos Naturales: que sus compañías pasen a integrar los regimientos 2° y 3° bajo sus mismos oficiales, alternando estos con los demás sin diferencia alguna, y con igual opción a los ascensos, aplicándose las compañías por igual número á los cuerpos que se destinan”

Luego, hacia el 1° de Septiembre de 1811 la junta emite un decreto, con posterioridad a la reunión del Congreso General con la total participación de los diputados de las provincias, donde se resuelve: “Lo 1° que desde hoy en adelante para siempre queda extinguido el tributo que pagaban los indios a la corona de España, en todo el distrito de las provincias unidas al actual Gobierno del Río de La Plata, y que en adelante se les reuniesen y confederasen bajo los sagrados principios de su inauguración”.
“Lo 2° que para que esto tenga él más pronto debido efecto que interesa, se publique por bandos en todas las capitales y pueblos cabeceras de partidos de las provincias interiores, y cese en el acto toda exacción desde aquel día cuyo fin se imprimió inmediatamente el suficiente número de ejemplares en Castellano y Quichua y se remitan con las respectivas órdenes a las Juntas Provinciales subdelegadas y demás justicias a quienes deba tocar”

NOTA

¿Es posible como reconocen la mayoría de los estudiosos e investigadores que nos precedieron que muchos de los grupos originarios del territorio hallan tenido ancestros Moluche (Chilenos, o como ellos los llaman Araucanos)?
Creo que si es posible, si bien los grupos actuales reniegan de ésta posibilidad, la inventiva humana para la supervivencia no debe desdeñarse fueron muy capaces del cruce de la cordillera nevada por los valles y pasos que siempre existieron y que posteriormente fueron utilizados por contingentes armados y todas sus vituallas.
Expertos canoeros no se amilanaban ante cursos de agua en su permanente camino migratorio, como el Paraná, Uruguay, Paraguay o El Plata.
Otro tema que debemos dejar en claro es: ¿Tiene importancia, a la luz de los conocimientos adquiridos y todos los estudios realizados hasta el presente, marcar la diferencia entre Nación, parcialidad, pueblo, tribu y el caleidoscopio de gentilicios y nombres que desde las primeras crónicas desdibujan el marco de situación de los pueblos que poblaron el territorio?
Creo que el presente social y político entre los Estados Nación y las Naciones Indias frente a sus reclamos de reconocimiento y preexistencia, como así también de sus genuinos derechos sobre la tierra, hace que estos trabajos adquieran una gran significación obligándonos a ser profundos y cautos en éste análisis.
Hoy los indígenas aportan su propia fuerza litigante ante los poderes instituidos por el Estado, es noticia casi permanente los atropellos, la usurpación de tierras donde habitan, asimismo los Mapuche, en Argentina, se hallan reclamando tierras por el derecho ancestral o de permanencia, cuestión que otros grupos como los Mamülche (Ranqueles) les cuestionan por considerarlos usurpadores de éstas, sus tierras, en las que ingresaron como invasores, para quedarse, a mediados del siglo XVIII, cuando ya el país se hallaba constituido.
Los derechos que reclaman hoy se sustentan en su pasado lejano, en su historia reciente, por lo cual los trabajos tendientes a clarificarlos deberá ser concreto, preciso y lo más claro posible.
De ésta manera podemos inferir la enorme importancia de conocer ¿Quién es quién, donde vivían y a que Nación o Pueblo pertenecían?

En el año 1812 se solicitó un Parlamento General para el cual la junta de Gobierno convocó a los jefes de la región sur a la reunión en el Fuerte de San Carlos el 16 de abril de 1812; La Gaceta de Buenos Aires del 19 de junio de ese año publica: “...la lista de jefes Peguenches y pampas que asistieron a la reunión con motivo de reconocer el gobierno e imponerlos en la causa que éste defiende.
Varios años después el 7 de marzo de 1820 se pacta otro encuentro con los Caciques de la frontera sur en la Estancia Miraflores propiedad del hacendado Francisco Ramos Mejía y el Brigadier Martín Rodríguez en representación del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Por representantes indígenas se apersonaron los lonkos Ancafilú, Tacuman y Tricnin quienes a su vez, previo parlamemto realizado en el campo de las toldarais de Chapagleoufú, (actual localidad y laguna de Chapaleufú) representaban y tenían mandato de los lonko Currunaquel, Auenquepan, Suan, Trintrilonco, Albune, Lincol, Hueletru, Chañas, Calfuiyan, Tretuc, Pichilongo, Cachul, Limay que no se han apersonado sino por medio de aquellos”.
Los acuerdos surgidos de éstas reuniones, plagados de buenas intenciones, nunca fueron respetados y el avance de los estancieros, hacendados y colonos fue sistemático, como así también la respuesta de los indígenas, la presión sobre las autoridades para terminar con el “vandalismo de los indios” que se utilizó para justificar en 1833 el comienzo de la campaña del desierto que Dn. Juan Manuel de Rosas, poderoso hacendado, quién con su propio ejército, penetró al sur hasta las márgenes del Río Negro.
Estas acciones y su buen primer gobierno le valieron la designación de Gobernador de la Provincia de Buenos Aires por segunda vez, 1835-1852, la suma de los poderes públicos en su persona convirtieron éste segundo mandato en un período dictatorial y absolutista en las políticas internas y las luchas entre Unitarios, caudillos regionales que defendían su autonomía e intereses y los Federales que propugnaban la centralización en Buenos Aires como capital del territorio y la centralización de la administración y el comercio desde la capital, Rosas manejo esto con total autoritarismo con su ejercito privado “La Mazorca” y como ya expresé, trajo a Calfucurá un jefe Moluche o Mapuche de Chile que ya tenía sesenta años para que unificara, en un acuerdo o pacto, a todas las tribus beligerantes en el territorio.
Cuando la región Cuyana se encontraba en la Capitanía de Chile, (mapa 2), o sea al este del cordón montañoso pudo contribuir a que indígenas Moluche, Mapuche hallan ingresado a la región, que luego sería territorio Argentino y contribuyera a las posibles alianzas, ya comerciales o de parentesco político que llevaron, a la muerte de Carú Aguel a la jefatura de Yanquetruz de la Nación Mamülche.
Luego a la muerte de Yanquetruz en 1835, lo sucede Painé, 1835-1847 de plena estirpe Mamülche, como lonko de las lanzas ranquelinas mientras que Pichiuin, hijo de Yanquetruz, heredó el mando de la organización política y social de la nación.
Para entonces 1835, bajo el segundo mandato de Rosas como gobernador de la provincia de Buenos Aires, la distribución de los indígenas en la región sur no se había modificado mucho, salvo por la constante penetración Moluche que comenzaba a cambiar el mapa político de alianzas.
En él Capitulo II del Volúmen II de “Políticas seguidas con el aborígen” 1820-1852, del Circulo Militar, Bs.As. 1974, uno de los libros que recomendé anteriormente para leer detenidamente, capitulo redactado magistralmente por la Sra. Irene S Ricoy, vuelve a repetirse, dado que la redactora es fiel a sus fuentes documentales y bibliográficas, los errores con los nombres confundiendo u otorgando gentilicios por nombres propios, haciendo parecer que varios grupos conformando una alianza se unían para asolar la región cuando la realidad es que las naciones beligerantes en la contienda del Mamül pampeano fueron tres bien definidas, por un lado los dueños de las tierras asentados allí desde siempre que habían sufrido y repelido el avance de distintos invasores y mantenían sus alianzas con los Génena-Kéne del norte patagónico, los Charrúas Orientales, los Querandíes mesopotámicos y los Sanabirones del Sur de Córdoba, y así controlaban la franja pampeana y respetaban a sus vecinos.
Cuando se principia con la organización de las provincias Unidas del Río de la Plata y la lucha por la independencia española, alimentada por las ideas europeizantes, fancesas e inglesas, germinan en un conjunto de ideas independentistas, pero de ninguna manera liberadoras, los indígenas quedan encerrados en un cerco de intereses fundamentalistas, por un lado la lucha contra el invasor blanco que le estaba quitado sus tierras sino que además les imponía una nueva forma de vida, costumbres y leyes para las que no estaban preparados.
También como ellos, los invasores tenían sus divisiones internas y debían optar por una o por otras para sobrevivir y en ese ajedrez humano donde su futuro se convertía en una mueca siniestra, sobrevivir de la mejor manera posible, fue su consigna.
Como si esto fuera poco sus adversarios Moluche o Nguluche habían comenzado una penetración pasiva y en pequeña escala en los comienzos pero ahora, alimentada por ciertos intereses políticos de los gobiernos, ingresaban en gran número invadiendo sus tierras e instalándose en sus territorios, formando grupos armados que se aliaban con sus adversarios.
El siglo XIX fue el corolario de la invasión de la pampa, como ya dije desde 1818 en adelante esta penetración no se detuvo y sirvió a los intereses Unitarios y Federales en esa puja interna que costó tanta sangre en una tierra que todavía no conocía su destino.
En ese caleidoscopio de confusiones geográficas, alimentarias, por grafía y fonética malinterpretadas, sólo ellos conocían su verdadera identidad, todos cuantos los trataron impusieron nombres, interpretaciones erróneas o convenientemente antojadizas que fueron impregnando en letras de molde la mente de todos nosotros.
Como dijera en un comienzo recién en 1998 Lidia N. Nacuzzi abre la caja de Pandora que desde hacía treinta años permanecía cerrada en manos de Casamiquela.
Como si las identidades impuestas no hubiera significado nada, el trabajo de Nacuzzi sólo interesó a los especialistas comprometidos con los hechos históricos y la actualidad, podría decirse que fuera de ciertos círculos, nada cambió.
Los pueblos aborígenes han reclamado desde siempre, pero es a partir de 1980 que ingresaron por derecho propio, a la vida social y política nacional y Latinoamericana, reclamando sus derechos y en particular la necesidad de ser reconocidos como pueblos preexistentes y para tal fin debía poderse decir quién es quién y sobre todo saber quién es quien, la reforma constitucional de 1994 respondió a este reclamo impulsado por ellos mismos.
Los análisis históricos documentales sirvieron para separar la hojarasca y hallar la verdadera identidad, los nombres propios, y aplicarlos correctamente en el contexto geográfico, ambiental y social del territorio.

Tal como lo hemos hecho hasta ahora creo que en lo expuesto fuimos aportando algunos datos que pueden contribuir a clarificar la verdadera identidad de los distintos grupos indígenas que poblaban nuestro territorio y aquellos que con posterioridad ingresaron al mismo, con nombres propios o gentilicios de pertenencia geográfica o alimentaria.
Sin embargo nos quedan algunos puntos oscuros a los que intentaré dar un poco de luz.
¿Qué grupos étnicos o Naciones indígenas vivían en la región que nos ocupa, antes de las cuñas masivas del siglo XVIII?

“Abordar éste tema no es tarea fácil” así lo deja expresamente planteado Lidia N. Nacuzzi en el Cap. III, páginas 103/4 de su trabajo.
Aún en la actualidad cuando se habla de lo “Araucano” parecería quererse significar “Chileno” como una forma de eludir una referencia a nacionalidad y a crear implicancias políticas.
Asimismo cuando se habla de “lo Tehuelche” o “lo Pampa” no se define absolutamente nada y esa identificación, en uno u otro autor suele estar asociadas a parcialidades de distintas nacionalidades, Mamülche, Génena-Kene, y por lo general Moluche lo que confunde más al desprevenido lector.

Recordemos que:
Los hacendados del S. XVIII y XIX llamaban “Pampas” a todos los indígenas que hacían de las llanuras pampeanas el territorio de sus andanzas; Que Tehuelches es un apodo o gentilicio que le impusieron los chilenos a los Tsonekas de la Región Patagónica; Génena-Kene, parcialidad nordpatagonica y Aónik-kenk, parcialidad surpatagónica, que algunos dicen emparentados con los Selk-nam conocidos por Onas, aunque hasta la fecha no existen pruebas al respecto, si debemos reconocer que participaban de un mismo ecosistema.
Que los indígenas chilenos que vivían en proximidades del Río Mapocho, Actual Santiago, pueden haber sido denominados Mapuche, genéricamente a los otros indígenas, al igual que en la región de la Araucanía donde los españoles levantaron el fuerte Arauco, allí denominaron araucanos a los seguidores del Lonko Caupolican que vivían en sus inmediaciones, quienes fueron los encarnizados defensores del avance español durante lo que los españoles llamaron “La guerra del Arauco” que Alonso de Ercilla difundió en su poema épico “La Araucana” expandiendo la confusión a toda Europa.
Los Indígenas Chilenos residentes en Argentina, reunidos en San Martín de Los Andes, Argentina en 1961, decidieron adoptar definitivamente la designación de Mapuche a su Nación independiente de las parcialidades o gentilicios con los que se los conoció.

NOTA
En realidad el nombre de “Pampa” no corresponde a una clasificación étnica ni lingüística, sino que tiende más a diferenciarlos por su ubicación geográfica. Probablemente pertenecieran al antiguo tronco Guénaken, pero para ésta época se hallaban ya completamente araucanizados. Políticas Seguidas con el Aborigen 1820 –1852 Circulo Militar – Buenos Aires 1974.

Notemos que en la referencia arriba expresada, la autora del capítulo se halla bien encaminada en cuanto a que es un gentilicio geográfico, y aproxima la pertenencia al grupo o parcialidad Tsonekas, los Génena-Kene que ella llama Guénaken, pero después comete el eterno error de expresar que para esa época se hallaban “araucanizados”, cuando debería haber expresado esa idea, errónea por cierto, diciendo que para la época se hallaban completamente mapuchizados.

La Región al este de la cordillera nunca fue “Mapuchizada, Araucanizada, Voroganizada” ni nada que se le parezca, como nos pretendieron inculcar.

Ahora bien para este análisis y composición de identidades debemos tomar un punto de partida más o menos cierto siendo para mí el siglo XVI el más indicado dado que se establece la Capitanía de Chile que como vemos en el mapa 2 cubre la Región Cuyana al este de la Cordillera de los Andes, hoy pertenecientes a Argentina, factor que contribuyó al permanente comercio, intercambio y relaciones politico-sociales y estratégicas de los grupos involucrados.
Por otra parte es en 1516 es cuando Juan Díaz de Solís tiene su trágico bautismo en las costas orientales del Plata con los indígenas del lugar y se comienza a tener una somera información sobre ellos.
Posteriormente en 1582 Juan de Garay efectúa el repartimiento de Indios y instaura la encomienda en el área, con el primer informe en detalle de quienes poblaban la región.
Por lo expuesto se puede inferir que el siglo XVI esa todas luces el punto de partida para cualquier estudio consciente sobre la temática.
Es importante destacar que existen un sin número de documentos anteriores cuyas referencias son tan pobres y confusas que se hace necesario desecharlas, antes que perturbar aún mas las evaluaciones previas de un cuadro, de por sí, confuso.
Para entonces la Patagonia significaba un sector oscuro en los mapas, los viajeros y exploradores sólo aportaron confusión y descripciones más o menos pintorescas de sus habitantes y geografía, hasta el siglo XVII no se tenía información fidedigna, si relatos de viajeros, observaciones curiosas de marinos, náufragos que debieron recalar sobre las costas atlánticas de esta amplia región austral sin adentrarse mucho en su geografía interior.

En el antiguo territorio del Cono Sur conteniendo las actuales Repúblicas de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia, sur de Perú. Para éste trabajo solamente nos ocuparemos de Argentina y Chile y como ya exprese en el encabezado de la región central, pero sin perder de vista las corrientes migratorias selváticas y andinas que ingresaron con alguna de sus ramificaciones o parcialidades, en forma esporádica o permanente, en el territorio que nos ocupa, ya que en el análisis nos marcarán ciertas pautas de pertenencia.
Para clarificar nuestra siempre parcial visión del poblamiento a partir del siglo XV quiero hacer una breve reseña temporal.

En 1516 (XVI) Juan Díaz de Solís intenta una prematura incursión en tierras del Plata y pierde la vida entre los indígenas en la Banda oriental, actual Uruguay, supuestamente Querandíes.

En 1520 (XVI) es el navegante portugués Fernando de Magallanes (1480-1521) en su derrotero austral realiza algunas incursiones en territorio del Plata sin adentrarse demasiado tierra adentro, según consta en “Historia general de los castellanos” de Antonio de Herrera.

En 1527 (XVI) es el navegante veneciano Sebastián Caboto (1476-1557) más conocido por la castellanización de su apellido Gaboto, quién incursiona por éstas latitudes navegando los ríos Paraná y el Paraguay, donde muere, a manos de los indígenas la mayor parte de su tripulación, decepcionado regresa a España en 1529.
Los relatos de ésta travesía fueron relatados algunos de los sobrevivientes tiempo después, Luis Ramírez, Alonso de Santa Cruz y Roger Barlow.

En 1531 (XVI) un portugués López De Souza llega a estas tierras y recorre parte del estuario del Plata evitando tener experiencias con los indígenas.

En 1536 (XVI)
se produce el primer intento de poblamiento por parte de la expedición de Don Pedro de Mendoza (1499-1537) ya que ingresa al estuario del Río de la Plata fundando el puerto y ciudad de “Santa María del buen Aire” enviando varias expediciones hacia el interior y comandando él mismo una sobre las márgenes del Paraná que le costara muchas vidas en su enfrentamiento con los aborígenes, desilusionado de la experiencia regresa a España muriendo en la travesía.
Los relatos de ésta travesía realizados por Ulderico Schmidel, alemán nacido en la ciudad de Straubring y que se embarcaría como mercenario en la expedición de Mendoza son de gran fidelidad, depurando artilugios y errores posteriores de sus editores y traductores, su obra es un claro exponente de un observador preciso y respetuoso, podemos considerar su tarea como la primera de gran contenido y veracidad.
Participó de la Fundación de Asunción del Paraguay, de la primera fundación de Buenos Aires, en el tercer asentamiento en el estuario del Plata que él llamó Nueva Esperanza, Corpus Christi.
Sobrevivió a muchas expediciones y batallas en las que participó, retornó a Europa en 1554 por un problema familiar y jamás regresó, allí escribió sus obras y memorias que terminó en 1564 y editó en 1567 en la ciudad de Frankfurt.

En 1568 (XVI) Juan de Garay (1528-1583) se traslada a Asunción donde recibe el cargo de Alguacil Mayor. Por entonces se hacía necesaria una salida al mar por el río de la Plata y el gobernador lo comisiona para hallarla y fundar una ciudad, en ese derrotero Garay funda en 1573 la ciudad de o Santa Fe y posteriormente en la desembocadura con el mar del río de la Plata realizó la que sería la segunda fundación de la ciudad de Buenos Aires en 1580.
En 1582 realiza el primer repartimiento de indios y encomiendas de que se tiene referencia y por ésta razón realiza el primer censo de los grupos indígenas de la región tomando sólo los que se hallaban asentados bajo la jurisdicción de Buenos Aires, luego solicitaría lo mismo en la jurisdicción de Santa Fe. Fue muerto por los indígenas en marzo de 1583.

Ya en 1603 (XVII)
las crónicas hablan de cómo los pobladores de Buenos Aires y Santísima Trinidad se veían acosados por los indígenas Querandíes.

En 1609 (XVII) el gobernador de Córdoba Diego Martín Negrón comunica la muerte de un jefe indio de los serranos llamado Bagual.

En 1611 (XVII) Un tal Leonardo Bagual aparece un ataque a San Antonio de Areco.

En 1623 (XVII) el gobernador de Córdoba es acusado de malos tratos con los indios de sus reducciones y estos son enviados a las reducciones de Baradero, Areco y Luján.

En 1628 (XVII) aparecen los Serranos (¿Mamülche?) Bien identificados, montados y en pié de guerra.

En 1635 (XVII) Los Serranos (¿Mamülche?) Incitan a la rebelión a las reducciones de Luján, Baradero y Areco después del “Gran Malon blanco” realizado para llevar servidumbre y mano de obra a las vaquerias de Buenos Aires.

En 1659 (XVII) Se produce la alianza de los Serranos (¿Mamülche?) con los Tubitaminis, cruzan el salado hacia el norte y atacan dentro de la frontera.

Hacia 1834 (XIX) está certificado en los libros parroquiales de la localidad de Renca, como lo demuestra el historiador Héctor Ossola, que los Rankulche o Ranqueles de Yanketruz eran pobladores de la región en particular de las estribaciones cordilleranas desde donde, la población en formación creciente se nutría de ganado, animales que abastecían de cueros y alimento a los Ranqueles.
Esto motivó la llamada gran invasión o Malón sobre las localidades de la región encabezada por el cacique Yanketrús, los indios penetraron en Renca, también en Santa Bárbara y bajaron a Carolina. Como expresara anteriormente es muy posible que esta parcialidad Mamülche fueran los Pehuenches o Serranos que describe Milciades A Vignati en su trabajo.

Podemos decir a la luz de nuevos trabajos de revisión genuina de la “historia Oficial”, que ha surgido “La Otra Historia” en la voz de quienes fueron los más perjudicados con los hechos vividos, los indígenas, y en menor instancia una sociedad en ciernes que pugnaba por una independencia genuina y vio frustrados sus anhelos por las apetencias desmedidas de unos pocos, una elite que aún pretenden asumir el rol de custodios del “ser nacional”.
Se ha podido reconstruir parcialmente la situación geográfica y temporal de los grupos humanos involucrados y se ha realizado una nueva lectura sobre los actos de los hombres, que siempre abrigarán dudas, pero que nos permiten aventurar seria y fundamentalmente, con abundante material documental, esta nueva visión de la historia próxima de la República Argentina y de sus más genuinos hijos, que nunca la vendieron a ninguna bandera extranjera.
Después del cedazo nos ha quedado la convicción clara y muy convincente que, si nosotros hallamos los documentos, bien podrían haberlo encontrado otros, no se hallaban en criptas secretas, o bajo tierra, estaban allí donde se suelen guardar los archivos históricos en las bibliotecas, no los quisieron hallar, y por lógica contribuyeron a ocultarlos en la enmarañada trama de la historia oficial, tendenciosa e imparcial.
En el mapa que vemos más arriba pudimos posesionar aproximadamente los grupos aborígenes hacia el siglo XVIII y XIX.
Existen Grupos que para nuestras épocas históricas, cuando comienzan los relatos de cronistas, Clérigos, aventureros, conquistadores, finalmente colonos y la administración colonial ya aparecían como desaparecidos quizás porque ya no vivían organizados y comunitariamente, se hallaban dispersos, cuestión a la que contribuyó la formación de centros poblados, como ocurrió en nuestro tiempo, siglo XX y actual, con los Selk-Nam = Onas o los Huarpes Cuyanos.

Que podemos decir hoy del legado ancestral de nuestros pueblos originarios, nuestros Indígenas, nuestros hermanos aborígenes, ¿Dónde viven y bajo que condiciones?
En el mapa doble fas damos una aproximación gráfica a la distribución en cada provincia y su muy esquemática localización territorial, a continuación un detalle y descripción de la situación en cada una de ellas.

NOTA

Quienes manifiestan, erróneamente por cierto, la “Araucanización de la Pampa” asumen como “irrevocable” la convicción de que los indígenas serranos, habitantes permanentes de las estribaciones cordilleranas del territorio que luego quedaría, dentro de las fronteras políticas de la Argentinas, son los moluche o nuguluche del oeste de la Cordillera de Los Andes, los hoy llamados Mapuche, gente de la tierra.
Si bien podemos suponer cierto éste pensamiento dado que la capitanía de Chile abarcaba toda la Región Cuyana, hoy Argentina, y los indígenas chilenos, como ya lo expresé anteriormente, sabían de los pasos cordilleranos y el virgen territorio del este se hallaba cubierto de ganado salvaje o cerril que ellos utilizaban, no solo para alimentación, sino para todos los aspectos de su vida, cueros, grasa, huesos, viseras, todo.
Esto los llevaban a realizar permanentes incursiones por el territorio comerciando con sus primitivos pobladores los Tsonekas de la parcialidad Gunena-Kune, o sea los norpatagónicos, con el tiempo numerosas familias fueron instalándose en éstas tierras y produciendo alianzas con las provenientes de Chile, como fuera constatada en el "Diario de Viaje de don Luis de La Cruz", el "Diario de Molina" y otros publicados antes de 1900.
Esto podría suponer que la raíz étnica de los indígenas Mamülche podría bien ser mapuche, cuestión que se desdibujó con el tiempo, generación tras generación, y la permanencia en la región, ésta puede ser además, la razón por la cual Yanquetrúz mítico conductor de la parcialidad Rankulche = Ranqueles que gobernó la Nación Mamülche, que ya tenía identidad propia, durante años y en los momentos más relevantes de los orígenes de la historia Nacional Argentina.
Yanquetruz, Vuta Yanquetrúz, como lo llamó su archienemigo Juan Manuel de Rosas era nacido en tierras chilenas y llegó a las tierras de Cuyo acompañado de su gente, aproximadamente hacia 1818, por su reconocida valentía y poder de liderazgo, a la muerte de Carú Aguel fue elegido jefe de los Rankulche = Ranqueles.
Esta circunstancia es “fundamental” para comprender la pertenencia lingüística al Mapudungun de los grupos, como así también, algo que es digno de tener en cuenta, a saber: Los indígenas Chilenos se hallaban aliados de los españoles, los godos, mientras los Rankulche se oponían al avance español sobre sus tierras, como lo demostraron siempre, circunstancia además que lleva a realizar el Tratado de 1819, del que hacemos referencia con anterioridad.
El hecho del cual surge la jefatura de Yanquetrúz parece indicar que su posición fue contraria a las de sus coterráneos y afín con el pensamiento de la Nación Mamülche y la parcialidad Rankulche que tan bien dirigió y organizó durante su mandato.
Esta situación puede haber marcado la separación de los grupos del este de los del oeste como grupo homogéneo hacia los siglos XVI cuando los españoles comenzaron a presionar en el territorio central, primero desde Chile y luego desde sus avanzadas desde el norte y el este con la instalación de ciudades Atlánticas o portuarias como Buenos Aires y Carmen de Patagones.
Para los años 1835/36 cuando los hacendados porteños convocan a los chilenos Voroganos y luego Rosas acuerda con Calfucurá para evitar una posible alianza entre estos y los Ranqueles y los asesina en Masalle, paraje próximo a la actual localidad de Azul, donde sólo sobrevive el jefe vorogano Coliqueo que se refugia en el Mamül-Mapu o país del monte entre los Rankulche y logra sobrevivir para luego de varios años instalarse en el partido de Gral. Villegas, hoy localidad de Los Toldos, los Ranqueles eran el gran dolor de cabeza para el gobierno de Buenos Aires, en manos de la “Liga de los Hacendados” con Rosas como brazo ejecutor, Ya por entonces tenían identidad propia indiscutida.
A la muerte del gran Yanquetrúz hacia finales de 1835 lo siguió Painé, indiscutido jefe de lanza de la parcialidad Rankulche quién compartió con Pichiuin, hijo de Yanquetrúz, el liderazgo político de la Nación Mamülche que lideró hasta 1847.
Por ese entonces, 1835, la Nación Mamülche se hallaba afianzada en los territorios de las actuales provincias de San Luis, San José del Morro y al sur de Córdoba en Río IV y La Carlota; al sudeste limitaba, en la actual provincia de Buenos Aires con la Confederación de Salineros de Calfucurá, al noreste con la línea de fortines de la frontera bonaerense y al oeste por la cordillera de los andes.
Prácticamente todo el centro de lo que luego sería La República Argentina, la región más codiciada por los hacendados y terratenientes que crearon la “Pampa Húmeda” Agrícola y ganadera apropiándosela a sus primitivos dueños.
Sus principales centros habitacionales se hallaban en proximidades de cursos de agua como la laguna de Trenel o del Recado, El Cuero, La Jarilla, Trapal, Leuvuco, Poitahué, siendo ésta última asiento de los toldos de Yanquetrúz, como Leuvuco lo fue de Painé.

Material correspondiente al Cap. VI extractado del libro del autor:
“500 años después... La otra Historia” 1995/2005 – Edit.fps




































martes, 1 de diciembre de 2009

RESPUESTA - No Polémica

Todo este material recibido como delirante dislate producido por una nota del periodista Rolando Hanglin debe, para responderse, ser debidamente analizado, toda vez que, tanto Hanglin como quienes reaccionaron a su nota cometen errores garrafales debido a su profunda erudición, que no desestimo, pero algunas veces esto suele jugar en contra de los objetivos propuestos.
Podría decir que aquellos que tienen interés en ésta cuestión, tomen como punto de partida "Un conflicto de Identidad" Edit. fps 2009, de no hallarlo solicitar el texto libre a la editorial.
No obstante creo necesario puntualizar sobre el particular material recibido, la nota en cuestión, la airada respuesta del Sr. Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires y las reacciones de la historiadora Florencia Roulet y los comentaristas Mapuche.
Por tal motivo, dejaré el libro de mi autoría de lado y responderé puntualmente a este material.

Si esta respuesta abre un debate o discusión espero que ésta se desarrolle en el marco de la formación, información, divulgación y cordura que entiendo debe primar ante el análisis de la historia. En particular cierta historia reciente, muy vívida en nuestra memoria.

En primer lugar la nota de Rolando Hamglin de la Nación:

La cuestión mapuche - Por Rolando Hanglin Especial para lanacion.com Noticias de Opinión: anterior siguiente
Martes 22 de setiembre de 2009 01:09 (actualizado hace 9 días)

Leemos que la comunidad mapuche Cayún ha ocupado tierras en la zona de San Martín de los Andes. Se trata de predios pertenecientes a Parques Nacionales.
El conflicto social, cultural y patrimonial con los mapuches se ha ido desarrollando de tal modo que muy pronto va a ser un problema nacional, a debatir en el Congreso. Muchos argentinos (sobre todo, los jóvenes) creen que los mapuches fueron los habitantes originarios del suelo argentino, donde vivieron pacíficamente criando a sus ovejas y tejiendo sus ponchos, sin ser molestados durante todo el lapso de la colonización española (digamos entre los años 1500 y 1850) hasta que la codicia de los estancieros blancos impulsó al general Julio Argentino Roca a expulsarlos de sus tierras.
Esa sería la explicación de la limpieza étnica - o genocidio- realizada en 1879 con la llamada Campaña del Desierto. Lo primero que notarán es que la palabra "mapuche" no aparece en ninguna parte: los cronistas de Indias, los geógrafos militares, los mismos caciques en sus correspondencia política (que es abundante), los autores clásicos como Estanislao Zeballos, Lucio Mansilla y Manuel Prado; todos hablan de los indios de la Pampa y la Patagonia como "serranos", "pampas", "ranqueles", "vorogas", "catrieleros", "tehuelches", "pehuenches", e incluso "puelches"... pero jamás existió una etnia o tribu llamada "mapuche" dentro del territorio argentino.
En tiempos de la guerra de los fortines -que duró desde 1820 hasta 1880- se escribieron numerosos glosarios para parlamentar, comerciar, dialogar y entender lo que decían los indios. En ninguno hallará el lector la palabra "mapuche". En este largo ciclo histórico hubo malones cruzados de indios contra blancos y viceversa, alianzas, pactos y traiciones, y puede decirse que toda fuerza militar contó con su valiente escuadrón de lanceros indios, a veces en número de 1000 o 2000, ya que los araucanos y los pampas resultaban militares vocacionales y se anotaban en todas las batallas, con un guiño -naturalmente- del cacique, y la recompensa del botín, tal vez una cautiva blanca.
De todos los jefes indios, el más exitoso, cruel y astuto fue sin duda el chileno Juan Calfucurá, que cruzó los Andes para atacar a traición a sus parientes, los vorogas de Salinas Grandes (La Pampa), convirtiéndose luego en un verdadero emperador, con su cancillería, sus escribientes y su trono: el monarca de Tierra Adentro.
Sigue diciendo Rojas Lagarde: "Esta fuente de alimentos tan abundante comenzó a disminuir hasta agotarse, con motivo de las continuas e importantes exacciones que sufría, pues los blancos organizaban sus "vaquerías", anticipando la ganadería actual... los indios optaron por recurrir a la captura del ganado criado por los blancos en sus estancias... Con ello se transformaron de cazadores en depredadores, a mitad del Siglo XVIII".
Es decir, cincuenta años antes de la Independencia. Nuestros indios amigos, nuestros paisanos que sobrevivieron como pudieron, hoy están esperando una reparación histórica, cultural, territorial, económica, en sus pagos de origen dentro de la República Argentina, como ser Toay, Los Toldos, Ñorquinco. A los araucanos chilenos que, a lanza y bola, derramaron su sangre en nuestro país, les toca (a través de sus descendientes) lo mismo que a cualquier argentino. Una oportunidad para estudiar y trabajar, el respeto de todos mientras se acate la Constitución. Pero, si vemos los hechos históricos, no parece el caso de una "indemnización" o la "devolución de sus tierras originarias, usurpadas por el cristiano".
Eso no sería justo para todos los patriotas que murieron en esta guerra de 50 años y los paisanos que fueron degollados, sus mujeres violadas, sus hijos secuestrados. En todo caso, yo sugiero al lector, o a los legisladores que muy pronto tendrán que resolver de manera ecuánime esta cuestión, una lectura seria de todo lo que se ha dicho y escrito sobre los indios de la pampa.
Hasta aquí la nota en La Nación

Siempre debemos tener en cuenta la diferencia entre un nombre propio y un apodo o sobrenombre impuesto, gentilicio de pertenencia, geográfico, alimentario etc.
Ejem:
Alimentario = Pehuenche, dependientes del pehuen como alimento; Geográfico = Araucano, que pertenece a la región de Araucanía; Serrano: Que vive en las sierras o estribaciones precordilleranas;
De localización = Puelche = gente de más al sur del observador; Este se modifica según la posición del observado y el observador.
Ranqueles = castellanización del término Rankul de la lengua de la familia lingüística mapudungum que significa totora o carrizal por lo que Rankulche es gente de las totoras o carrizal.
Tehuel = Arisco o bravo, rebelde por lo cual Tehuelche es gente Arisca nombre impuesto por los invasores Mapuche en el siglo XIX, el nombre propio de esta nación indígena es Tsoneka o Choneca.

Así podría seguirse la línea de falacias que en aras de llevar registro de lo acontecido se cometieron en el pasado, nuestra responsabilidad como lo fue para Vignati y otros es y fue esclarecer estos errores involuntarios de entonces, que conocemos desde que se comenzó metódica y sistemáticamente a desgranar la prehistoria y la historia del territorio, para no seguir cometiéndolos.

Hacerlo hoy es desidia o responder a intereses ajenos al quehacer científico, actitud que contribuye a la desorientación del público interesado o mala educación de las nuevas generaciones.


A rasgos generales Hamglin sostiene aquello que es considerado correcto por los pueblos indígenas argentinos, (Los mapuches son Chilenos, no Argentinos) para respaldar su propuesta incurre en algunos errores propios de su lectura informativa.

Debemos comenzar sabiendo que a partir de 1810, creadas las fronteras geopolíticas de Argentina, país independiente de la corona de España, se plantea la cuestión de “Lo Argentino” que lo es y que no.
Previo a 1810 y desde el siglo XV los territorios del hoy Cono Sur se fueron consolidando como Capitanías. tanto de Chile que incorporaba toda la región de Cuyo para luego convertirse en Capitanía del Río de La Plata con sede en Buenos Aires.
Cuando esto se sucedía desde el siglo XV//XVIII los indígenas hacía años que venían comerciando e intercambiando bienes servicios y entablado relaciones políticas y de parentesco, no es desconocido el uso de los pasos cordilleranos por los pueblos indígenas.
Conocimientos que sirvieron muy bien a grandes hombres de nuestra historia para lograr sus fines militares o políticos.
Teniendo en claro esto debo decir:


Hasta el 1998 el panorama de las identidades y las lenguas indígenas del territorio del Cono sur, específicamente de Argentina, seguía siendo confuso y tendencioso, autores importantes litigaban entre sí, cada cual defendiendo una propuesta que, como lo manifiesta la autora citada “a permanecido detenida en 1965...”, en muchos casos, a la luz de los archivos, antecedentes históricos y las fuentes confiables se hacían indefendibles.
Yo mismo en una cuestión principista confronté públicamente con Casamiquela por lo “Araucano”, instándolo a desdecirse de una cuestión que los mismos aborígenes le reclamaban.
La soberbia le impidió ver hacia delante el paso de la historia sobre su verdad, siempre relativa, y limito su capacidad para ver la certeza del reclamo mapuche.
Porque pongo como fecha 1998 simplemente porque es el año en que Lidia R Nacuzzi publicó su Tesis Doctoral, una exhaustiva y minuciosa recorrida por todos los archivos y autores disponibles en su “Identidades Impuestas, Tehuelches Aucas y Pampas en el norte de la Patagonia” e intenta clarificar el problema para un área que se reduce a las proximidades de Carmen de Patagones en un semicírculo que abarca hasta las Serranías de Tandilia y Ventana al noreste, mitad de La Pampa y mitad de Río Negro al noroeste y hasta el Río Chubut en la provincia homónima.
Logrando poner nuevamente, en la mesa de la discusión y el análisis esta controversia que había dejado de serlo para generalmente aceptarse imposiciones personalista o de intereses.
Nacuzzi discurre entre los textos históricos de D´Orbigny, Arms, Coan, Falkner, Musters, Moreno, Ginnard, Schmid, Gardiner, Cox, Claraz, Vignati, Escalada, entre otros y cuestiona o aprueba con equilibrio conceptual sus propuestas y posturas en un análisis muy interesante asimismo nos muestra documentos inéditos que aportan información para un análisis más exhaustivo y preciso de la cuestión y en sus consideraciones finales pide a otros profesionales poner sobre ellos su particular mirada y sacar sus propias conclusiones.
Hasta la fecha no he visto ningún trabajo que aborde seriamente, desde una mirada renovada, el problema de las identidades en el Cono sur, como si todo estuviera dicho y nadie hubiera leído a Nacuzzi y recibido su mensaje.
Yo me hago cargo de no haber respondido antes por razones varias que me impidieron tomar contacto con su obra y su mensaje, varios años después cuando su colaboradora Marina Magneres Castro me brinda la oportunidad de leer el mencionado libro, asumo el compromiso y me pongo en contacto con la autora para intercambiar opiniones sobre su trabajo.
Respondiendo a ese mensaje es que surge ésta simple monografía que intenta poner mi mirada sobre la cuestión ya planteada por mí en otras publicaciones y escritos.
Desde mis comienzos en la cuestión por los años 1960/61 me hallaba confundido por el cúmulo de información documental confusa, una enorme cantidad de nombres para un mismo grupo humano de determinada región o paraje, inclusive un tendencioso tratado de sus interrelaciones, carente por entonces de una formación académica se me imposibilitaba desarrollar, en forma fluida, mi genuino interés por el tema, sólo con las publicaciones de 1940 que Milcíades Alejo Vignati editó para el Museo de La Plata alguna luz surgió en ese oscuro maremandun de información.
Pero no fue sino hasta la publicación de Federico Escalada que se comenzó a clarificar más puntualmente la identidad y las interrelaciones de los pueblos aborígenes del territorio del Cono Sur, digo Cono Sur porque anteriormente se entrelazaban y confundían grupos, nombres e identidades desde ambas costas de los mares del sur, como veremos.
Ya Vignati en su “Los Aborígenes de Cuyo” llamaba la atención sobre el factor tiempo en el estudio metódico y sistemático de los grupos humanos y culturas que poblaron el territorio, sin embargo se ha seguido el camino descriptivo sin tener en cuenta el tiempo y su paso.
Asimismo y “... con motivo de su organización en encomiendas los grupos humanos se identificaban con el nombre de sus Caciques...” utilizando el término que no correspondía a la forma de identificar al jefe familiar o de parcialidad en éstas latitudes ya que existe una gran diferencia entre el Cacique antillano o caribeño y los jefes o lonko de las culturas del Cono Sur.
Fue así como surgió un cúmulo de equivocaciones que trasladados a los textos confundieron aún más a los posteriores interesados.
Por ello debemos tener en cuenta como estaban diseminados los grupos humanos hacia 1500 y fijo ésta fecha dado que es donde comienza la aventura Sudamericana propiamente dicha, así como podemos decir que la verdadera relación con nuestro continente comienza con los trabajos del sacerdote Ramón Pané sobre las lenguas Taino y Caribe después de 1492.
Los conquistadores al mando de Valdivia se instalan en el futuro Chile y Francisco de Villagrán es enviado en 1550 a buscar tropas de refuerzo dada la resistencia de los aborígenes al avance hacia el sur, ya que luego de fundar el fuerte Concepción jamás pudieron pasar de allí.
Es en el cabildo de Santiago en 1541 es cuando se nombra por primera vez en un acta la región de Araucanía y en 1561 Alfonso de Ercilla toma el gentilicio Araucano para identificar a los indígenas en la región.
Aquellos que él bautizaría con el nombre de Araucanos no eran otros que los Mapocho, gentilicio geográfico que identificaba a los que vivían en proximidad del río homónimo, posiblemente fonéticamente alterado posteriormente hacia Mapuche o Gente de la tierra, nombre que se daban así mismos y como los reconocían otros grupos aborígenes, tal como me lo manifestara un integrante de esa nación en mi viaje a la región de Temuco y Puerto Saavedra en 1976.
Es curioso ver como se ha ignorado la existencia de pueblos poderosos que existían desde siempre en la región hoy denominada Pampa Húmeda, y el centro del país, aquellos que genéricamente se los denominó Pampas, grupos que se entremezclaban en sus desplazamientos en la geografía del cono sur, Querandíes, Charrúas y Mamülche, a estos últimos pertenecía la familia o parcialidad Rankül o Rankülche luego conocida por la castellanización de su nombre popularizada por Lucio V. Mansilla “Una expedición a los indios Ranqueles”.
También es muy común leer o escuchar que se los denomina genéricamente Mapuche cuando en realidad, si bien no podemos negar rotundamente un cierto parentesco,(debemos recordar que los parentescos pueden ser genéticos o políticos, como tampoco que junto a ellos, en el territorio de la actual Provincia de Buenos Aires, se refugiaron huyendo de la masacre de Masallé los Mapuche Voroganos); En definitiva los Mapuche ingresaron al territorio masivamente como cuñas invasoras para apoderarse de tierras desde el oeste del cordón montañoso, recién a mediados del siglo XIX desplazando y enfrentándose a los pobladores originales del norte patagónico, los Guénena-Kéne, Aóni-Kénk, y Chehuache-Kénk y aquellos que señoreaban en todo el territorio del centro, de lo que luego sería la República Argentina, desde el Océano Atlántico hasta la región Cuyana , los Mamülche.
La Nación Mamülche, Mamül = monte y che = gente, o sea gente del monte y su parcialidad o familia los Rancülche, Rancül = Carrizo, cañaveral, totora y che = gente, o sea gente de los carrizos, cañaverales o totorales.
Sin embargo ha prevalecido la denominación Ranqueles o la errónea de Pampas para identificar a los pobladores originales del centro de Argentina.

Muy lejos de pecar de reiterativo a continuación incorporaré a éste trabajo varias entradas del “Diccionario del habla rioplatense”, que he terminado resientemente, donde figuran las referidas al tema que nos ocupa que, si bien se reiteran conceptualmente, darán al lector un amplio panorama de las características del problema y su real interpretación.
Arauco.- (Geogr.) Golfo de Chile ubicado al sur de la provincia de Concepción, lugar donde se instaló el fuerte homónimo que marco el límite entre las tierras indígenas y las tierras tomadas a éste y luego colonizadas.
Es ha partir de este límite que el español no pudo avanzar sobre el pueblo mapuche nunca más.
En el interior del golfo hay varias bahías que luego albergaron sitios urbanizados, las ciudades más importantes son precisamente, donde se hallaba el fuerte del que tomó el nombre de Arauco cuyos habitantes e indígenas circundantes fueron denominados por los españoles con el gentilicio de araucanos.
Araucana.- La: Obra del español Alonso de Ercilla y Zuñiga editada en Madrid entre 1569 y 1589 en tres partes, de las cuales la primera es la única que se considera con cierto rigor histórico y la más extensa.
Publicada en momentos de esplendor en la península no fue tomada como lo que sería con posterioridad y aún cuando se realizó una interpretación antojadiza de sus contenidos se trata de una extraordinaria creación literaria de su época.
Ercilla relata hechos y sucesos creados por su prolífica imaginación o que le contaron ya que estos son anteriores a su arribo a Chile, sólo permaneció en Chile diecisiete meses.
En ella rescata, quizás idealizando los caracteres personales e individuales, tanto a indígenas como a españoles; en particular a los indígenas que él llamó "Araucanos" y al hacerlo generó una de las más acentuadas controversias, mantenidas hasta nuestros días ya que sus araucanos no son otros que los Mapocho-Mapuche quienes reniegan de esa identificación.
Algunos sostienen que el nombre deriva de Auka que en lengua quechua o quichua significa bravo, valiente o indomable; sin embargo Ercilla los identifica con la región en la que se asentaban los mapuche, asiento de la guarnición del fuerte Arauco, cuando se desarrolla la "guerra del Arauco", como se la denominaba y conocía por referencias en España.
En la primera edición del sello Francisco de Aguirre S.A. de Santiago de Chile de 1977, con prologo e introducción de Eduardo Solar Correa, se introduce tantos errores como el prologuista quiere endilgarle al poeta.
Sus despectivas apreciaciones hacia las interpretaciones de Ercilla sobre el carácter y temperamento de los indígenas lo hace acreedor a una crítica poco frecuente en el tratamiento de textos históricos, ya que no sólo demuestra carecer de información histórica sino también de aplicar un criterio racista y estereotipado de los grupos aborígenes a los que sigue llamando Araucanos.
Dice Solar Correa "… no podemos, en efecto, imaginar a Caupolicán, todo un bárbaro, como aquel (cita a Ercilla) "varón de autoridad, grave y severo, / amigo de guardar todo derecho,".
Desbordante de soberbia y estupidez humana el prólogo de Correa ensombrece la obra de Alonso de Ercilla a tal extremo que produce un enorme rechazo su posterior lectura.
Baste simplemente, a la luz de los conocimientos etnohistóricos al momento de la edición, que podamos leer con meridiana serenidad y cordura un párrafo tan engreído, pedante, como nefasto para una introducción de la obra de Ercilla.
Dice Solar Correa"…Lo cierto es que Ercilla no pudo conocer la psicología del indígena:" "sería absurdo exigirle que hubiese penetrado la mentalidad indígena:", "Hubo, pues, de inventar y lo hizo a imagen de lo que conocía. Los indígenas del poema son en realidad almas españolas en cuerpos araucanos; piensan, obran y sienten como el peninsular del siglo XVI" (?)
Alonso de Ercilla fue un digno producto de su época, intimo amigo de "El Loco" Francisco de Aguirre (ver), y de otros que les relataron sus aventuras que él con la máxima expresión literaria del momento redactó como si las hubiera vivido.
Muchas de las características que Ercilla describe de los indígenas las podemos leer en los trabajos de otros grandes cronistas y relatores, desde el padre Fray Ramón Pané, pasando por Fray Bartolomé de las Casas, Montesinos, Sauhgum, Gomara, Sarmiento de Gamboa, por citar algunos, y los modernos trabajos de Josefina Oliva de Coll, por otra parte debió, y es comprensible, minimizar al máximo el relato de las figuras de los españoles porque hubiera incurrido en una ofensa para España y un desprestigio en pleno apogeo de su hegemonía en Europa, el comportamiento de muchos de sus "Hidalgos" en estas nuevas tierras.
Recordemos que F. Bartolomé de las Casas fue, con gran injusticia, el gran "monje negro" de la conquista con sus denuncias sobre las atrocidades de esos aventureros, cuestión que aprovecharon ingleses y holandeses para crear la "Leyenda Negra" (ver) Ercilla no lo fue, ni mucho menos, pero quizás si nos detenemos a leer en detalle veremos más luz sobre su obra.
Arawak.-(Ling.) Aruaco (ver): Raíz de la familia lingüística Guaranítica,
Guaycurú, Chiriguano de origen caribeño, es una lengua antillana hablada por los naturales de esta región que se dispersó hacia el sur hasta nuestra Mesopotamia y el Chaco Gualamba.
Su sistema social contemplaba el desmalezamiento forestal y en los claros cultivaban mandioca, maní, piña y tabaco anexándole a su dieta alimentaria la caza y la pesca y la recolección de frutos y legumbres silvestres.
Conformaban grupos que se asociaban celularmente en comunidades dispersas pero organizadas y muy populosas de 3.000 individuos o más.
Sus costumbres o ritos los llevaban a la deformación craneana desde muy pequeños y a la perforación de labios y orejas para la colocación de adornos y pendientes.
Fue lengua de los Taínos (Tai = buenos y no = nosotros) Juanagatabey y Siboney (siba = piedra, n, sufijo de procedencia y ey = hombre) los hombres de las piedras por vivir en las costas pedregosas y en las cavernas de los cayos en las Antillas Menores o Pequeñas Antillas.
Así lo confirman los estudios e investigaciones lingüísticas realizadas hasta el presente, como ha sido preservado en crónicas reales y documentos, ya que fue el primer idioma que los españoles pudieron estudiar y hablar concretamente desde las crónicas y estudios de Fray Ramón Pané, pasando por las reales cédulas, reales ordenes y demás documentos del siglo XVI-XVIII.
Nota: No se halla emparentado a la lengua Mapudungun de los Mapuche a quienes los españoles llamaron, después de su asentamiento en el fuerte de Concepción y de la posterior fundación del Fuerte Arauco, Araucanos (ver) denominación que el pueblo Mapuche no acepta ya que se llaman a sí mismos: Mapuche, Mapu = Tierra y Che = gente, Gente de la Tierra.
Sin embargo este error generalizado confunde el término Arauco con Aruaco y todavía no ha podido ser revertido y así como se los sigue llamando Araucanos, persiste también ésta mala interpretación (ver) que, creo equivocadamente tendenciosa y malintencionada cuando éste lo cometen profesionales de las ciencias del hombre.

El sur de Chile, de Santiago al sur estaba poblado por los Mapuche que fueron empujados hacia el sur por los españoles, pero nunca fueron vencidos, luego de la construcción del Fuerte Arauco, en la región denominada por los españoles Araucanía, se llamó a los seguidores del gran Lonko Caupolican, Araucanos y al enfrentamiento que los españoles tenían con ellos “la guerra del Arauco”. De allí en más se puede inferir porque se siguió utilizando ésta denominación.

Araucanía.- (Geog.) Región de la República de Chile al sur del río Bio-Bio, de Concepción y hasta el golfo de Reloncaví, que según algunos historiadores chilenos es donde brotaba, la vertiente del estero Rag-co del cual surgiría por deformación castellanizada el nombre Arauco. Empleada gráficamente por vez primera en el acta del Cabildo de Santiago de 1541 y posteriormente por el poeta español Alonso de Ercilla y Zuñiga (ver).
(Hist.) Allí en el siglo XVI tenía su asentamiento la familia del cacique Caupolicán. Fue en ese lugar donde se fundó después el fuerte Arauco (ver) y a los indígenas que vivían en sus proximidades se los llamó "Araucanos".
Con la edición de la obra de Alonso de Ercilla y Zuñiga "La Araucana" este nombre se generalizó y popularizó, en España y sus colonias, para todos los indígenas del territorio que pasó a llamarse "la Araucanía", a tal punto que el enfrentamiento con el indio en territorio chileno se la conocía en España como "la guerra del Arauco".
Araucano.- Nombre dado a la Gente de la Tierra, Mapuche, (en castellano “Mapuche” no debería pluralizarse sin embargo por fonética, comodidad y costumbre se escribe en plural). Dado que Araucano es un nombre impuesto por el usurpador de sus territorios y bienes, el pueblo Mapuche no acepta ser llamado de esa manera.
Quienes desde la antropología siguen pensando, como indigenistas (ver), en contraposición a las modernas corrientes indianistas (ver), siguen maliciosamente utilizando esta denominación, al igual que llamar campesino a los indígenas para atenuar o diluir su identidad y minimizar la fuerza de sus reclamos.
Con estas posturas se intenta que los indígenas acepten la dependencia al poder constituido en una integración unilateral y desigual.
Se debe tener en cuenta que los territorios del Cono Sur no eran unidades estáticas, por el contrario ya desde épocas muy lejanas tenían una gran dinámica tanto política, social, cultural y comercialmente entre los diferentes pueblos que lo habitaban.
Al este de la cordillera y en la región septentrional y meridional de la Patagonia y en los lagos australes se hallaban grupos llamados Tsoneka los Aóni-Kénk, que los mapuche llamaron, Tehüelche que en mapudungun significa gente arisca o brava, Tehüel=Arisco y como sabemos Che=gente, que en distintas crónicas de los españoles puede aparecer con distintas grafías e interpretaciones, Patagones del sur, Patagones, Pampas Etc. para referirse al mismo grupo, que luego de centurias de confusiones vendría a clarificar, como ya expresé, F. Escalada.
En otras obras se puede leer que Tehuel significa sur, (cuando en realidad sur se escribe = huilli de allí la parcialidad Huiliche = gente del sur que describe Vignati) y por lo tanto se lo traduce como gente del sur pero esta es otra equivocación que se ha generalizado en la tremenda confusión que intenta persistir por la falta de compromiso, lectura, búsqueda de la excelencia de autores y editores hasta nuestros días, a pesar que ya Vignati realizara estas aclaraciones en 1940 cuando se ocupa de los aborígenes de Cuyo.
Los nombres por pertenencia geográfica y alimentaria, determinaban parcialidades, familias, grupos de pertenencia genética o política, asociadas a estas características propias de su nomadismo estacionario.
Pehuenche fueron llamados, por su relación alimentaria, los grupos integrantes de distintas naciones y pueblos: Tsoneka = Guénena-Kéne, Mapuche o Moluche, Mamülche, rankülche, que se alimentaban del fruto de la piña de la araucaria llamado pehuén y que vivían en las proximidades precordilleranas donde abundaban estos árboles.

Araucaria.- (Bot.) Arbol leñoso de la familia de las pánicas de gran porte cuyo nombre científico es Araucaria brasilensis; Araucaria imbricata y Araucaria Bidwillii conformando grandes extensiones en el continente americano en particular América del sur.
Su fruto como todas las coníferas es una piña de variado tamaño, según la especie, que al madurar abre sus pétalos leñosos y libera una semilla carnosa de pulpa blanca recubierta por una suave cáscara o piel de coloración pardusca.
Los lugareños actuales cercanos a los pinares recolectan estos frutos y los tuestan para luego secos almacenarlos y utilizarlos según su conveniencia.
La gran nación Mapuche que vivió desde sus orígenes en la región de los pinares de Chile en particular en las zonas precordilleranas fue por razones de supervivencia desplazándose en corrientes migratorias desde 1818 hasta 1888 sobre territorio al este de la gran cadena montañosa.
Nota (Estas cuñas de introducción motivadas por el acoso conquistador y luego por la organización republicana y la "Guerra de Pacificación" que le declarara Chile a la Nación mapuche asentada al sur del río Bio Bio a mediados del siglo XVIII, alguna de sus parcialidades o familias se asentaron en la zona de los pinares en Neuquén, sur de Mendoza.)
A estas parcialidades dada su pertenencia alimentaria a estos frutos que ellos llamaron Pehuén se los conocía como Pehuénche, o gente del Pehuén.
El Pehuén tostado se conserva al igual que almendras y castañas y los mapuche realizan infinidad de preparados; molido al estilo de la harina se preparan pan y tortillas de extraordinario sabor y poder nutritivo.
Asimismo ocurría con los Puelche, los Moluche, los Picunche=gente del norte y los Huiliche, gente del sur, para el observador, tal era la confusión que se manifestaba en la obra de Falkner : “...De modo que tenemos de una de sus dos grandes agrupaciones utilizado como propio de una de las parcialidades de la otra; de ahí que tengamos “puelche” Araucanos y “puelche” no Araucanos.” Que le hace decir a Vignati, poco propenso a la sorna: ¡Y se queda tan orondo!
Sin embargo estas palabras de Vignati estaban ampliamente justificadas ya que como el mismo reclamara, y más recientemente lo recordara en su libro y tesis para el doctorado Lidia R. Nacuzzi “... nadie se ha ocupado realmente del problema y simplemente se han ignorado los buenos aportes como los del propio M.A.Vignati y de F.Escalada y han abrevado en los errores del pasado para seguir trasladándolos y potenciándolos en la actualidad”
A esta obtusa modalidad ha contribuido el autoritario concepto de “Definitiva” con el que Rodolfo Casamiquela asoma en 1965 en el ámbito filológico y lingüístico con su “Rectificaciones y ratificaciones...” que a su vez, no sólo sigue sumando errores y ambigüedades, sino que impone criterios absolutistas que supuestamente todos deben aceptar si quieren continuar siendo aceptados.
Asimismo desvirtúa los trabajos e interpretaciones de F. Escalada expresando su total oposición a su postura y contrapone la suya tomando como base aspectos lingüísticos y abrevando en muchos que ya habían cometido los errores mencionados.
Casamiquela indiscutiblemente marcó un antes y después de 1965, tal como lo refiere L.R.Nacuzzi, pero ese después, como imposición academicista fue nefasta ya que paralizó la investigación por casi treinta años hasta que esta autora decidió doctorarse con su tesis sobre las “identidades impuestas”.

Recientemente, 29 y 30 de Junio de 2006 en la “Jornada de la Identidad” Organizadas por la Asociación Indígena de la República Argentina, AIRA y el Teatro Auditorium de Mar del Plata, y coordinada por mí pude entablar una conversación muy interesante con un representante de la nación Mamülche de la parcialidad Rankülche, Germán Carlos Canhue de Colonia Mitre en la Provincia de La Pampa, actual dirigente de la AIRA.
Su postura consiste en rescatar la hegemonía Rankülche en el centro de la República Argentina desde las regiones precordilleranas Cuyanas hasta el Océano Atlántico y las aguas del Plata.
Asimismo desacredita la presencia invasora de los aborígenes Chilenos, Moluche, en nuestro territorio antes de 1856, repudiando las exigencias de los actuales mapuche por la solicitud de tierras en territorio Argentino negando su preexistencia en el territorio al este de la cordillera de los Andes, antes de la formación del Estado Argentino.
Si bien es cierto que fuera de los conocidos Ranqueles, forma castellanizada de Rankülche, inmortalizados por el trabajo de Lucio V. Mansilla “Una Expedición a los indios Ranqueles” muy poco se ha hablado en los tratados de historia, crónicas de exploración y conquista de los siglos XV en adelante sobre la Nación Mamülche a la cual pertenecía la parcialidad o familia Rankül.
Durante esos días German daba a conocer algunos comunicados que expresaban su posición con respecto al pueblo Muluche o Nguluches, que se instalaron en territorio argentino, uno de los cuales transcribo a continuación:

NACIÓN MAMÜLCHE PUEBLO RANKÜL. La Pampa, Argentina, julio de 2006 Adjuntamos el "Diario de Viaje" de Chiclana al Mamüll Mapü, muy poco conocido y fuertemente ignorado por quienes no lo quieren tener en cuenta. Deja claro varias cosas pero dos fundamentales: Prueba quien es quien en el Puel Mapü o Centro del país y las profundas diferencias entre los Nguluche (Gente del Oeste) y los Mamülche (Gente de del Monte) o Rankülche (Gente del Fachinal) al punto que los primeros siguieron siendo realistas mientras los segundos apoyaron fuertemente la independencia de América. Su lectura, junto a otros de similar tenor como el "Diario de Viaje de don Luis de La Cruz", el "Diario de Molina" y otros publicados antes de 1900, da por tierra con conceptos que, como dijera un amigo: tu nombre es Germán, pero yo y otros te llamaremos "pocho", con el tiempo todos te llamarán "pocho" y nadie te conocerá por Germán. Si no queremos pensar mal, esa y no otra sería la explicación de porqué esa insistencia de llamar "mapuches" a los habitantes del Puel Mapu siendo que los que hoy se llaman mapuches jamás dominaron esta región ni militar ni culturalmente sino que ocurrió exactamente lo contrario.
Es más, los Nguluches que fueron traídos por los estancieros de Buenos Aires justamente para pelearnos a nosotros, llámense Toriano, Coñuepán, Rondeau, Melin, Coliqueo y otros y luego Callfucurá, Namuncurá, hasta donde sabemos nunca se identificaron con dicho vocablo. Sería muy triste e iría contra todo razonamiento que algunos hermanos / as que se afincó por aquí formando parejas con nuestra gente o simplemente porque se sintieron mas seguros o por la razón que sea, se apropien de lo que no les pertenece y que a la nación que los acogió en su seno le pongan la denominación actual de su comunidad de origen. Es una aberración, algo así como pensar que uno o muchos españoles o italianos que vienen a radicarse a un país, se propusieran terminar llamándole España o Italia al país que los recibe. Salvo que existan otros intereses.
Todo esto es a propósito de un informe dado a conocer por una supuesta "Comisión....." donde no sabemos con que documentación que los avale se apropian olímpicamente del Puel Mapu, sin siquiera respetar algo que ellos siempre exigen a todos sus interlocutores, la consulta a los pueblos involucrados. Cada uno haga su razonamiento, saque sus conclusiones, la mía es que ha llegado la hora de terminar con las mistificaciones si queremos ser tomados en serio, escuchados, y que se reconozcan nuestros Derechos.
Querandíes que practicaron una alianza duradera con los Mamülche y Charrúas y se opusieron tenazmente al avance del usurpador. Actuaron hasta las sierras de tandilia en la Prov. de Buenos Aires.
Charrúas, quienes en alianza con los Mamulche y querandíes se opusieron tenazmente al avance usurpador. Si bien fueron originarios de la Banda Oriental, actuaron en todo el territorio Noreste de la Prov. de Buenos Aires llegando hasta las sierras de Tandilia.
Actual sitio de Colonia Mitre en la Provincia de la Pampa.
Area de dispersión del pueblo Mamülche desde el siglo XV al XIX, En el XX se instalan en la zona de La Pampa, actual Colonia Mitre. Controlaron todo el centro del país en apoyo circunstancial de los Unitarios sin claudicar en otras alianzas y en particular fueron defensores de la emancipación de España y a la independencia del territorio de 1810, se opusieron a la penetración Ngulüche, Moluche o Mapuche, pro española.No es apropiándonos virtualmente de territorios y falsificando preexistencia que lo vamos a lograr. Así solo causamos risa, cuando no, lástima. Usemos argumentos valederos, reales, que no admitan réplica. Y presentémosla donde corresponda. Mientras, prosigamos con nuestra tarea de concienciación y esclarecimiento. Amuchimai – Germán

Si observamos el texto de Germán vemos que los fundamentos de su posición beligerante para con el pueblo Mapuche o Nguluche, Moluche, gente del oeste, como él los llama se debe a su convencimiento que la llegada masiva de éstos a territorio argentino se produjo después de 1833/56 y no antes. Otros autores comienzan la gran penetración en 1818 después de la derrota de los españoles en la batalla de Maipú el 5 de abril de 1818.
2Para respaldar ésta postura Canhue aporta el "Diario de Viaje de don Luis de La Cruz", el "Diario de Molina" y otros publicados antes de 1900, Sin embargo a mi entender así como estos textos de referencia no pueden negarse, si pueden contraponerse a ellos otros textos que desde el siglo XV refutan la inexistencia de indígenas chilenos al este de la cordillera de los andes y, lo que es más convincente, que estos agrupados u organizados, primero en los que fueron los territorios de los pasos y rutas comerciales y en las tierras de Cuyo pertenecientes al territorio de la capitanía de Chile,
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Milciades Alejo Vignati en “Los Aborígenes de Cuyo” - Enumeración y Distribución geográfica desde la conquista hasta fines del siglo XVIII - del Instituto del Museo de la Universidad de La Plata, 1940. Editado en Buenos Aires.


Mapas 2 y 3, que fueron territorio Mamúlche y Guénena Kéne – Aóni Kénk o Tsoneka = Tehuelche ya que Puelche es gentilicio geográfico, significa “gente del este” vistos por un observador ubicado a su oeste, Pehuenche también es gentilicio alimentario y significa “gente del Pehuen” semilla de las piñas de Araucaria.
Estos indígenas cordilleranos o serranos, como prefiere llamarlos M. A.Vignati, fueron los primeros que sufrieron las cuñas de invasión Moluche, Nguluches, Mapocho- Mapuche, con quienes comerciaban desde tiempos atrás.
No obstante queda claro que los Moluche o Mapuche no ingresan en territorio argentino con una fuerte presencia sino después de la Independencia, (ya que la fecha más temprana propuesta es 1818), o sea ya consolidada las “Provincias Unidas del Río de la Plata” y en camino de ser la República Argentina.

Como dije es muy curioso que ésta historia se halla ocultado y solamente se pueda rescatar dispersa en infinidad de documentos que entrelazando nombres, momentos, y circunstancias, permitan tejer la trama de la vida y acciones de una nación indígena a la que tanto le debemos como país independiente.
Es curioso también que aparezca como Mapuche todo lo Indígena de la región del Cono Sur cuando, como ya dijimos, ellos avanzan en cuñas invasoras recién hacia siglo XIX.
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4Si observamos los mapas 4,5,6 y 7, a continuación, veremos que al sur sólo estaban los integrantes del “Complejo Tehuelche” de Federico Escalada (Tsonekas = Aóni Kénk – Guénena Kéne – Chehuache Kénk cubriendo el norte y tierra firme de la Patagonia y los insulares Selknam (Onas) y Manekenk (Alacalufes) en los lagos australes y la Tierra del Fuego.


En ellos podemos observar que las corrientes de poblamiento y conquista provenientes de las regiones del norte, Alto Perú, y Brasil, grandes cursos fluviales y por vía marítima no lograron introducir variantes en el poblamiento patagónico hasta tiempos más modernos.
Asimismo vemos como el desarrollo, crecimiento y consolidación del país se gestó en el Centro, parte de Cuyo y Noroeste del territorio permaneciendo casi aislada la Patagonia.
Puede verse el límite de la frontera sur con la línea de fortines hasta finales del siglo XIX cuando D. J.M. de Rosas comienza la llamada Campaña al Desierto, 1833, y la finaliza J.A. Roca 1874.

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En los siguientes mapas se observa claramente la densidad de población y centros poblados más importantes del país durante la etapa formativa, toda la producción y economía de la república se hallaba centrada en la mano de obra barata indígena en los ingenios, algodonales, producción agrícola en general.


Recomiendo a los interesados en estos temas que hacen a la identidad como país independiente, en el marco de un contexto de integridad Americana, tan en la mesa de la discusión en la actualidad, la lenta y detallada lectura de los libros, Tres tomos, dedicados a “Política Seguida con el Aborigen (1750-1819); (1829-1852); (1853-Presente) del Circulo Militar, Buenos Aires – Junio-julio1973.

En 1810 la línea de frontera con el indio hacia el sur como vemos en el mapa 7 se hallaba en la margen izquierda del Río Salado. Más hacia el sur las tierras se hallaban en manos indígenas, las autoridades entendían, por lo menos así lo declamaban, que los indígenas se habían ganado el derecho, en las luchas por la emancipación, de recibir un reconocimiento de la Nación que habían contribuido a forjar.


Tal como surge de la lectura de La Gaceta de Buenos Aires del 8 de junio de 1810 el doble discurso de nuestros hombres públicos ya había asentado sus reales en tierras del Plata.
Por supuesto que estas tácticas tenían sus antecedentes en las cédulas reales plagadas de buenas intenciones “... para el trato con los naturales de las Indias” documentos reales siempre ignorados y desoídos por los funcionarios de la corona y sus mandantes, luego los terratenientes de hoy.
El prestigioso pionero de la prensa Argentina nos relata “En este día fueron convocados a la Real Fortaleza los oficiales naturales indios que hasta aquí habían servido agregados a las castas de Pardos y Morenos y recibiéndolos la junta se les leyó a su presencia por el Secretario, la orden siguiente: La junta no ha podido mirar con indiferencia que los Naturales hayan sido incorporados al cuerpo de castas, excluyéndolos de los batallones españoles a que corresponden. Por su clase y por expresa declaratoria de S.M. en lo sucesivo no debe haber diferencia entre el militar español y el militar indio. Ambos son iguales y siempre debieron serlo, porque desde los principios del descubrimiento de estas Américas quisieron los Reyes Católicos que sus habitantes gozasen los mismos privilegios que los vasallos de Castilla.
En esta virtud ha resuelto la junta a consecuencia de una representación de los mismos Naturales: que sus compañías pasen a integrar los regimientos 2° y 3° bajo sus mismos oficiales, alternando estos con los demás sin diferencia alguna, y con igual opción a los ascensos, aplicándose las compañías por igual número á los cuerpos que se destinan”

Luego, hacia el 1° de Septiembre de 1811 la junta emite un decreto, con posterioridad a la reunión del Congreso General con la total participación de los diputados de las provincias, donde se resuelve: “Lo 1° que desde hoy en adelante para siempre queda extinguido el tributo que pagaban los indios a la corona de España, en todo el distrito de las provincias unidas al actual Gobierno del Río de La Plata, y que en adelante se les reuniesen y confederasen bajo los sagrados principios de su inauguración”.
“Lo 2° que para que esto tenga él más pronto debido efecto que interesa, se publique por bandos en todas las capitales y pueblos cabeceras de partidos de las provincias interiores, y cese en el acto toda exacción desde aquel día cuyo fin se imprimió inmediatamente el suficiente número de ejemplares en Castellano y Quichua y se remitan con las respectivas órdenes a las Juntas Provinciales subdelegadas y demás justicias a quienes deba tocar”

¿Es posible como reconocen la mayoría de los estudiosos e investigadores que nos precedieron que muchos de los grupos originarios del territorio hallan tenido ancestros Moluche (Chilenos, o como ellos los llaman Araucanos)?
Creo que si es posible, si bien los grupos actuales reniegan de ésta posibilidad, la inventiva humana para la supervivencia no debe desdeñarse fueron muy capaces del cruce de la cordillera nevada por los valles y pasos que siempre existieron y que posteriormente fueron utilizados por contingentes armados y todas sus vituallas.
Expertos canoeros no se amilanaban ante cursos de agua en su permanente camino migratorio, como el Paraná, Uruguay, Paraguay o El Plata.
Otro tema que debemos dejar en claro es: ¿Tiene importancia, a la luz de los conocimientos adquiridos y todos los estudios realizados hasta el presente, marcar la diferencia entre Nación, parcialidad, pueblo, tribu y el caleidoscopio de gentilicios y nombres que desde las primeras crónicas desdibujan el marco de situación de los pueblos que poblaron el territorio?
Creo que el presente social y político entre los Estados Nación y las Naciones Indias frente a sus reclamos de reconocimiento y preexistencia, como así también de sus genuinos derechos sobre la tierra, hace que estos trabajos adquieran una gran significación obligándonos a ser profundos y cautos en éste análisis.
Hoy los indígenas aportan su propia fuerza litigante ante los poderes instituidos por el Estado, es noticia casi permanente los atropellos, la usurpación de tierras donde habitan, asimismo los Mapuche, en Argentina, se hallan reclamando tierras por el derecho ancestral o de permanencia, cuestión que otros grupos como los Mamülche (Ranqueles) les cuestionan por considerarlos usurpadores de éstas, sus tierras, en las que ingresaron como invasores, para quedarse, a mediados del siglo XVIII, cuando ya el país se hallaba constituido.
Los derechos que reclaman hoy se sustentan en su pasado lejano, en su historia reciente, por lo cual los trabajos tendientes a clarificarlos deberá ser concreto, preciso y lo más claro posible.
De ésta manera podemos inferir la enorme importancia de conocer ¿Quién es quién, donde vivían y a que Nación o Pueblo pertenecían?
En el año 1812 se solicitó un Parlamento General para el cual la junta de Gobierno convocó a los jefes de la región sur a la reunión en el Fuerte de San Carlos el 16 de abril de 1812; La Gaceta de Buenos Aires del 19 de junio de ese año publica: “...la lista de jefes Peguenches y pampas que asistieron a la reunión con motivo de reconocer el gobierno e imponerlos en la causa que éste defiende.
Varios años después el 7 de marzo de 1820 se pacta otro encuentro con los Caciques de la frontera sur en la Estancia Miraflores propiedad del hacendado Francisco Ramos Mejía y el Brigadier Martín Rodríguez en representación del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Por representantes indígenas se apersonaron los lonkos Ancafilú, Tacuman y Tricnin quienes a su vez, previo parlamemto realizado en el campo de las toldarais de Chapagleoufú, (actual localidad y laguna de Chapaleufú) representaban y tenían mandato de los lonko Currunaquel, Auenquepan, Suan, Trintrilonco, Albune, Lincol, Hueletru, Chañas, Calfuiyan, Tretuc, Pichilongo, Cachul, Limay que no se han apersonado sino por medio de aquellos”.

Los acuerdos surgidos de éstas reuniones, plagados de buenas intenciones, nunca fueron respetados y el avance de los estancieros, hacendados y colonos fue sistemático, como así también la respuesta de los indígenas, la presión sobre las autoridades para terminar con el “vandalismo de los indios” que se utilizó para justificar en 1833 el comienzo de la campaña del desierto que Dn. Juan Manuel de Rosas, poderoso hacendado, quién con su propio ejército, penetró al sur hasta las márgenes del Río Negro.
Estas acciones y su buen primer gobierno le valieron la designación de Gobernador de la Provincia de Buenos Aires por segunda vez, 1835-1852, la suma de los poderes públicos en su persona convirtieron éste segundo mandato en un período dictatorial y absolutista en las políticas internas y las luchas entre Unitarios, caudillos regionales que defendían su autonomía e intereses y los Federales que propugnaban la centralización en Buenos Aires como capital del territorio y la centralización de la administración y el comercio desde la capital, Rosas manejo esto con total autoritarismo con su ejercito privado “La Mazorca” y como ya expresé, trajo a Calfucurá un jefe Moluche o Mapuche de Chile que ya tenía sesenta años para que unificara, en un acuerdo o pacto, a todas las tribus beligerantes en el territorio.
Cuando la región Cuyana se encontraba en la Capitanía de Chile, (mapa 2), o sea al este del cordón montañoso pudo contribuir a que indígenas Moluche, Mapuche hallan ingresado a la región, que luego sería territorio Argentino y contribuyera a las posibles alianzas, ya comerciales o de parentesco político que llevaron, a la muerte de Carú Aguel a la jefatura de Yanquetruz de la Nación Mamülche.
Luego a la muerte de Yanquetruz en 1835, lo sucede Painé, 1835-1847 de plena estirpe Mamülche, como lonko de las lanzas ranquelinas mientras que Pichiuin, hijo de Yanquetruz, heredó el mando de la organización política y social de la nación.
Para entonces 1835, bajo el segundo mandato de Rosas como gobernador de la provincia de Buenos Aires, la distribución de los indígenas en la región sur no se había modificado mucho, salvo por la constante penetración Moluche que comenzaba a cambiar el mapa político de alianzas.
En él Capitulo II del Volúmen II de “Políticas seguidas con el aborígen” 1820-1852, del Circulo Militar, Bs.As. 1974, uno de los libros que recomendé anteriormente para leer detenidamente, capitulo redactado magistralmente por la Sra. Irene S Ricoy, vuelve a repetirse, dado que la redactora es fiel a sus fuentes documentales y bibliográficas, los errores con los nombres confundiendo u otorgando gentilicios por nombres propios, haciendo parecer que varios grupos conformando una alianza se unían para asolar la región cuando la realidad es que las naciones beligerantes en la contienda del Mamül pampeano fueron tres bien definidas, por un lado los dueños de las tierras asentados allí desde siempre que habían sufrido y repelido el avance de distintos invasores y mantenían sus alianzas con los Génena-Kéne del norte patagónico, los Charrúas Orientales, los Querandíes mesopotámicos y los Sanabirones del Sur de Córdoba, y así controlaban la franja pampeana y respetaban a sus vecinos.
Cuando se principia con la organización de las provincias Unidas del Río de la Plata y la lucha por la independencia española, alimentada por las ideas europeizantes, fancesas e inglesas, germinan en un conjunto de ideas independentistas, pero de ninguna manera liberadoras, los indígenas quedan encerrados en un cerco de intereses fundamentalistas, por un lado la lucha contra el invasor blanco que le estaba quitado sus tierras sino que además les imponía una nueva forma de vida, costumbres y leyes para las que no estaban preparados.
También como ellos, los invasores tenían sus divisiones internas y debían optar por una o por otras para sobrevivir y en ese ajedrez humano donde su futuro se convertía en una mueca siniestra, sobrevivir de la mejor manera posible, fue su consigna.
Como si esto fuera poco sus adversarios Moluche o Nguluche habían comenzado una penetración pasiva y en pequeña escala en los comienzos pero ahora, alimentada por ciertos intereses políticos de los gobiernos, ingresaban en gran número invadiendo sus tierras e instalándose en sus territorios, formando grupos armados que se aliaban con sus adversarios.
El siglo XIX fue el corolario de la invasión de la pampa, como ya dije desde 1818 en adelante esta penetración no se detuvo y sirvió a los intereses Unitarios y Federales en esa puja interna que costó tanta sangre en una tierra que todavía no conocía su destino.
En ese caleidoscopio de confusiones geográficas, alimentarias, por grafía y fonética malinterpretadas, sólo ellos conocían su verdadera identidad, todos cuantos los trataron impusieron nombres, interpretaciones erróneas o convenientemente antojadizas que fueron impregnando en letras de molde la mente de todos nosotros.
Como dijera en un comienzo recién en 1998 Lidia N. Nacuzzi abre la caja de Pandora que desde hacía treinta años permanecía cerrada en manos de Casamiquela.
Como si las identidades impuestas no hubiera significado nada, el trabajo de Nacuzzi sólo interesó a los especialistas comprometidos con los hechos históricos y la actualidad, podría decirse que fuera de ciertos círculos, nada cambió.
Los pueblos aborígenes han reclamado desde siempre, pero es a partir de 1980 que ingresaron por derecho propio, a la vida social y política nacional y Latinoamericana, reclamando sus derechos y en particular la necesidad de ser reconocidos como pueblos preexistentes y para tal fin debía poderse decir quién es quién y sobre todo saber quién es quien, la reforma constitucional de 1994 respondió a este reclamo impulsado por ellos mismos.
Los análisis históricos documentales sirvieron para separar la hojarasca y hallar la verdadera identidad, los nombres propios, y aplicarlos correctamente en el contexto geográfico, ambiental y social del territorio.

Tal como lo hemos hecho hasta ahora creo que en lo expuesto fuimos aportando algunos datos que pueden contribuir a clarificar la verdadera identidad de los distintos grupos indígenas que poblaban nuestro territorio y aquellos que con posterioridad ingresaron al mismo, con nombres propios o gentilicios de pertenencia geográfica o alimentaria.
Sin embargo nos quedan algunos puntos oscuros a los que intentaré dar un poco de luz ¿Qué grupos étnicos o Naciones indígenas vivían en la región que nos ocupa, antes de las cuñas masivas del siglo XVIII?
“Abordar éste tema no es tarea fácil” así lo deja expresamente planteado Lidia N. Nacuzzi en el Cap. III, páginas 103/4 de su trabajo.
Aún en la actualidad cuando se habla de lo “Araucano” parecería quererse significar “Chileno” como una forma de eludir una referencia a nacionalidad y a crear implicancias políticas. Asimismo cuando se habla de “lo Tehuelche” o “lo Pampa” no se define absolutamente nada y esa identificación, en uno u otro autor suele estar asociadas a parcialidades de distintas nacionalidades, Mamülche, Génena-Kene, y por lo general Moluche lo que confunde más al desprevenido lector.
Recordemos que: Los hacendados del S. XVIII y XIX llamaban “Pampas” a todos los indígenas que hacían de las llanuras pampeanas el territorio de sus andanzas; Que Tehuelches es un apodo o gentilicio que le impusieron los chilenos a los Tsonekas de la Región Patagónica; Génena-Kene, parcialidad nordpatagonica y Aónik-kenk, parcialidad surpatagónica, que algunos dicen emparentados con los Selk-nam conocidos por Onas, aunque hasta la fecha no existen pruebas al respecto, si debemos reconocer que participaban de un mismo ecosistema.
Que los indígenas chilenos que vivían en proximidades del Río Mapocho, Actual Santiago, fueron llamados Mapuche, genéricamente a los otros indígenas, al igual que en la región de la Araucanía donde los españoles levantaron el fuerte Arauco, allí denominaron araucanos a los seguidores del Lonko Caupolican que vivían en sus inmediaciones, quienes fueron los encarnizados defensores del avance español durante lo que los españoles llamaron “La guerra del Arauco” que Alonso de Ercilla difundió en su poema épico “La Araucana” expandiendo la confusión a toda Europa.
Los Indígenas Chilenos residentes en Argentina, reunidos en San Martín de Los Andes, Argentina en 1961, decidieron adoptar definitivamente la designación de Mapuche a su Nación independiente de las parcialidades o gentilicios con los que se los conoció.
En realidad el nombre de “Pampa” no corresponde a una clasificación étnica ni lingüística, sino que tiende más a diferenciarlos por su ubicación geográfica. Probablemente pertenecieran al antiguo tronco Guénaken, pero para ésta época se hallaban ya completamente araucanizados.

Dice Irene S. Ricoy en “Políticas Seguidas con el Aborigen” 1820-1852 - Tomo II - Comando General Del Ejército - Dirección de Estudios Históricos – Biblioteca del Círculo Militar – 1974.-










Notemos que en la referencia del recuadro, la autora del capítulo se halla bien encaminada en cuanto a que es un gentilicio geográfico, y aproxima la pertenencia al grupo o parcialidad Tsonekas, los Génena-Kene que ella llama Guénaken, pero después comete el eterno error de expresar que para esa época se hallaban “araucanizados”, cuando debería haber expresado esa idea, errónea por cierto, diciendo que para la época se hallaban completamente mapuchizados.
La Región al este de la cordillera nunca fue “Mapuchizada, Araucanizada, Voroganizada” ni nada que se le parezca, como nos pretendieron inculcar.

Ahora bien para este análisis y composición de identidades debemos tomar un punto de partida más o menos cierto siendo para mí el siglo XVI el más indicado dado que se establece la Capitanía de Chile que como vemos en el mapa 2 cubre la Región Cuyana al este de la Cordillera de los Andes, hoy pertenecientes a Argentina, factor que contribuyó al permanente comercio, intercambio y relaciones politico-sociales y estratégicas de los grupos involucrados.
Por otra parte es en 1516 es cuando Juan Díaz de Solís tiene su trágico bautismo en las costas orientales del Plata con los indígenas del lugar y se comienza a tener una somera información sobre ellos.
Posteriormente en 1582 Juan de Garay efectúa el repartimiento de Indios y instaura la encomienda en el área, con el primer informe en detalle de quienes poblaban la región.
Por lo expuesto se puede inferir que el siglo XVI esa todas luces el punto de partida para cualquier estudio consciente sobre la temática.
Es importante destacar que existen un sin número de documentos anteriores cuyas referencias son tan pobres y confusas que se hace necesario desecharlas, antes que perturbar aún mas las evaluaciones previas de un cuadro, de por sí, confuso.
Para entonces la Patagonia significaba un sector oscuro en los mapas, los viajeros y exploradores sólo aportaron confusión y descripciones más o menos pintorescas de sus habitantes y geografía, hasta el siglo XVII no se tenía información fidedigna, si relatos de viajeros, observaciones curiosas de marinos, náufragos que debieron recalar sobre las costas atlánticas de esta amplia región austral sin adentrarse mucho en su geografía interior.



En el antiguo territorio del Cono Sur conteniendo las actuales Repúblicas de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia, sur de Perú. Para éste trabajo solamente nos ocuparemos de Argentina y Chile y como ya exprese en el encabezado de la región central, pero sin perder de vista las corrientes migratorias selváticas y andinas que ingresaron con alguna de sus ramificaciones o parcialidades, en forma esporádica o permanente, en el territorio que nos ocupa, ya que en el análisis nos marcarán ciertas pautas de pertenencia.
Para clarificar nuestra siempre parcial visión del poblamiento a partir del siglo XV quiero hacer una breve reseña temporal.

En 1516 (XVI) Juan Díaz de Solís intenta una prematura incursión en tierras del Plata y pierde la vida entre los indígenas en la Banda oriental, actual Uruguay, supuestamente Querandíes.

En 1520 (XVI) es el navegante portugués Fernando de Magallanes (1480-1521) en su derrotero austral realiza algunas incursiones en territorio del Plata sin adentrarse demasiado tierra adentro, según consta en “Historia general de los castellanos” de Antonio de Herrera.

En 1527 (XVI) es el navegante veneciano Sebastián Caboto (1476-1557) más conocido por la castellanización de su apellido Gaboto, quién incursiona por éstas latitudes navegando los ríos Paraná y el Paraguay, donde muere, a manos de los indígenas la mayor parte de su tripulación, decepcionado regresa a España en 1529.
Los relatos de ésta travesía fueron relatados algunos de los sobrevivientes tiempo después, Luis Ramírez, Alonso de Santa Cruz y Roger Barlow.

En 1531 (XVI) un portugués López De Souza llega a estas tierras y recorre parte del estuario del Plata evitando tener experiencias con los indígenas.

En 1536 (XVI) se produce el primer intento de poblamiento por parte de la expedición de Don Pedro de Mendoza (1499-1537) ya que ingresa al estuario del Río de la Plata fundando el puerto y ciudad de “Santa María del buen Aire” enviando varias expediciones hacia el interior y comandando él mismo una sobre las márgenes del Paraná que le costara muchas vidas en su enfrentamiento con los aborígenes, desilusionado de la experiencia regresa a España muriendo en la travesía.
Los relatos de ésta travesía realizados por Ulderico Schmidel, alemán nacido en la ciudad de Straubring y que se embarcaría como mercenario en la expedición de Mendoza son de gran fidelidad, depurando artilugios y errores posteriores de sus editores y traductores, su obra es un claro exponente de un observador preciso y respetuoso, podemos considerar su tarea como la primera de gran contenido y veracidad.
Participó de la Fundación de Asunción del Paraguay, de la primera fundación de Buenos Aires, en el tercer asentamiento en el estuario del Plata que él llamó Nueva Esperanza, Corpus Christi.
Sobrevivió a muchas expediciones y batallas en las que participó, retornó a Europa en 1554 por un problema familiar y jamás regresó, allí escribió sus obras y memorias que terminó en 1564 y editó en 1567 en la ciudad de Frankfurt.

En 1568 (XVI) Juan de Garay (1528-1583) se traslada a Asunción donde recibe el cargo de Alguacil Mayor. Por entonces se hacía necesaria una salida al mar por el río de la Plata y el gobernador lo comisiona para hallarla y fundar una ciudad, en ese derrotero Garay funda en 1573 la ciudad de o Santa Fe y posteriormente en la desembocadura con el mar del río de la Plata realizó la que sería la segunda fundación de la ciudad de Buenos Aires en 1580.
En 1582 realiza el primer repartimiento de indios y encomiendas de que se tiene referencia y por ésta razón realiza el primer censo de los grupos indígenas de la región tomando sólo los que se hallaban asentados bajo la jurisdicción de Buenos Aires, luego solicitaría lo mismo en la jurisdicción de Santa Fe. Fue muerto por los indígenas en marzo de 1583.

Ya en 1603 (XVII) las crónicas hablan de cómo los pobladores de Buenos Aires y Santísima Trinidad se veían acosados por los indígenas Querandíes.

En 1609 (XVII) el gobernador de Córdoba Diego Martín Negrón comunica la muerte de un jefe indio de los serranos llamado Bagual.

En 1611 (XVII) Un tal Leonardo Bagual aparece un ataque a San Antonio de Areco.

En 1623 (XVII) el gobernador de Córdoba es acusado de malos tratos con los indios de sus reducciones y estos son enviados a las reducciones de Baradero, Areco y Luján.

En 1628 (XVII) aparecen los Serranos (¿Mamülche?) Bien identificados, montados y en pié de guerra.

En 1635 (XVII) Los Serranos (¿Mamülche?) Incitan a la rebelión a las reducciones de Luján, Baradero y Areco después del “Gran Malon blanco” realizado para llevar servidumbre y mano de obra a las vaquerias de Buenos Aires.

En 1659 (XVII) Se produce la alianza de los Serranos (¿Mamülche?) con los Tubitaminis, cruzan el salado hacia el norte y atacan dentro de la frontera.

Hacia 1834 (XIX) está certificado en los libros parroquiales de la localidad de Renca, como lo demuestra el historiador Héctor Ossola, que los Rankulche o Ranqueles de Yanketruz eran pobladores de la región en particular de las estribaciones cordilleranas desde donde, la población en formación creciente se nutría de ganado, animales que abastecían de cueros y alimento a los Ranqueles.
Esto motivó la llamada gran invasión o Malón sobre las localidades de la región encabezada por el cacique Yanketrús, los indios penetraron en Renca, también en Santa Bárbara y bajaron a Carolina. Como expresara anteriormente es muy posible que esta parcialidad Mamülche fueran los Pehuenches o Serranos que describe Milciades A Vignati en su trabajo.

Podemos decir a la luz de nuevos trabajos de revisión genuina de la “historia Oficial”, que ha surgido “La Otra Historia” en la voz de quienes fueron los más perjudicados con los hechos vividos, los indígenas, y en menor instancia una sociedad en ciernes que pugnaba por una independencia genuina y vio frustrados sus anhelos por las apetencias desmedidas de unos pocos, una elite que aún pretenden asumir el rol de custodios del “ser nacional”.
Quienes manifiestan, erróneamente por cierto, la “Araucanización de la Pampa” asumen como “irrevocable” la convicción de que los indígenas serranos, habitantes permanentes de las estribaciones cordilleranas del territorio que luego quedaría, dentro de las fronteras políticas de la Argentinas, son los moluche o nuguluche del oeste de la Cordillera de Los Andes, los hoy llamados Mapuche, gente de la tierra.
Si bien podemos suponer cierto éste pensamiento dado que la capitanía de Chile abarcaba toda la Región Cuyana, hoy Argentina, y los indígenas chilenos, como ya lo expresé anteriormente, sabían de los pasos cordilleranos y el virgen territorio del este se hallaba cubierto de ganado salvaje o cerril que ellos utilizaban, no solo para alimentación, sino para todos los aspectos de su vida, cueros, grasa, huesos, viseras, todo.
Esto los llevaban a realizar permanentes incursiones por el territorio comerciando con sus primitivos pobladores los Tsonekas de la parcialidad Gunena-Kune, o sea los norpatagónicos, con el tiempo numerosas familias fueron instalándose en éstas tierras y produciendo alianzas con las provenientes de Chile, como fuera constatada en el "Diario de Viaje de don Luis de La Cruz", el "Diario de Molina" y otros publicados antes de 1900.
Esto podría suponer que la raíz étnica de los indígenas Mamülche podría bien ser mapuche, cuestión que se desdibujó con el tiempo, generación tras generación, y la permanencia en la región, ésta puede ser además, la razón por la cual Yanquetrúz mítico conductor de la parcialidad Rankulche = Ranqueles que gobernó la Nación Mamülche, que ya tenía identidad propia, durante años y en los momentos más relevantes de los orígenes de la historia Nacional Argentina.
Yanquetruz, Vuta Yanquetrúz, como lo llamó su archienemigo Juan Manuel de Rosas era nacido en tierras chilenas y llegó a las tierras de Cuyo acompañado de su gente, aproximadamente hacia 1818, por su reconocida valentía y poder de liderazgo, a la muerte de Carú Aguel fue elegido jefe de los Rankulche = Ranqueles.
Esta circunstancia es “fundamental” para comprender la pertenencia lingüística al Mapudungun de los grupos, como así también, algo que es digno de tener en cuenta, a saber: Los indígenas Chilenos se hallaban aliados de los españoles, los godos, mientras los Rankulche se oponían al avance español sobre sus tierras, como lo demostraron siempre, circunstancia además que lleva a realizar el Tratado de 1819, del que hacemos referencia con anterioridad.
El hecho del cual surge la jefatura de Yanquetrúz parece indicar que su posición fue contraria a las de sus coterráneos y afín con el pensamiento de la Nación Mamülche y la parcialidad Rankulche que tan bien dirigió y organizó durante su mandato.
Esta situación puede haber marcado la separación de los grupos del este de los del oeste como grupo homogéneo hacia los siglos XVI cuando los españoles comenzaron a presionar en el territorio central, primero desde Chile y luego desde sus avanzadas desde el norte y el este con la instalación de ciudades Atlánticas o portuarias como Buenos Aires y Carmen de Patagones.
Para los años 1835/36 cuando los hacendados porteños convocan a los chilenos Voroganos y luego Rosas acuerda con Calfucurá para evitar una posible alianza entre estos y los Ranqueles y los asesina en Masalle, paraje próximo a la actual localidad de Azul, donde sólo sobrevive el jefe vorogano Coliqueo que se refugia en el Mamül-Mapu o país del monte entre los Rankulche y logra sobrevivir para luego de varios años instalarse en el partido de Gral. Villegas, hoy localidad de Los Toldos, los Ranqueles eran el gran dolor de cabeza para el gobierno de Buenos Aires, en manos de la “Liga de los Hacendados” con Rosas como brazo ejecutor, Ya por entonces tenían identidad propia indiscutida.
A la muerte del gran Yanquetrúz hacia finales de 1835 lo siguió Painé, indiscutido jefe de lanza de la parcialidad Rankulche quién compartió con Pichiuin, hijo de Yanquetrúz, el liderazgo político de la Nación Mamülche que lideró hasta 1847.
Por ese entonces, 1835, la Nación Mamülche se hallaba afianzada en los territorios de las actuales provincias de San Luis, San José del Morro y al sur de Córdoba en Río IV y La Carlota; al sudeste limitaba, en la actual provincia de Buenos Aires con la Confederación de Salineros de Calfucurá, al noreste con la línea de fortines de la frontera bonaerense y al oeste por la cordillera de los andes.
Prácticamente todo el centro de lo que luego sería La República Argentina, la región más codiciada por los hacendados y terratenientes que crearon la “Pampa Húmeda” Agrícola y ganadera apropiándosela a sus primitivos dueños.
Sus principales centros habitacionales se hallaban en proximidades de cursos de agua como la laguna de Trenel o del Recado, El Cuero, La Jarilla, Trapal, Leuvuco, Poitahué, siendo ésta última asiento de los toldos de Yanquetrúz, como Leuvuco lo fue de Painé.
Se ha podido reconstruir parcialmente la situación geográfica y temporal de los grupos humanos involucrados y se ha realizado una nueva lectura sobre los actos de los hombres, que siempre abrigarán dudas, pero que nos permiten aventurar seria y fundamentalmente, con abundante material documental, esta nueva visión de la historia próxima de la República Argentina y de sus más genuinos hijos, que nunca la vendieron a ninguna bandera extranjera.
Después del cedazo nos ha quedado la convicción clara y muy convincente que, si nosotros hallamos los documentos, bien podrían haberlo encontrado otros, no se hallaban en criptas secretas, o bajo tierra, estaban allí donde se suelen guardar los archivos históricos en las bibliotecas, no los quisieron hallar, y por lógica contribuyeron a ocultarlos en la enmarañada trama de la historia oficial, tendenciosa e imparcial.
En el mapa que vemos más arriba pudimos posesionar aproximadamente los grupos aborígenes hacia el siglo XVIII y XIX.

Existen Grupos que para nuestras épocas históricas, cuando comienzan los relatos de cronistas, Clérigos, aventureros, conquistadores, finalmente colonos y la administración colonial ya aparecían como desaparecidos quizás porque ya no vivían organizados y comunitariamente, se hallaban dispersos, cuestión a la que contribuyó la formación de centros poblados, como ocurrió en nuestro tiempo, siglo XX y actual, con los Selk-Nam = Onas o los Huarpes Cuyanos.

Que podemos decir hoy del legado ancestral de nuestros pueblos originarios, nuestros Indígenas, nuestros hermanos aborígenes, ¿Dónde viven y bajo que condiciones?
En el mapa doble fas damos una aproximación gráfica a la distribución en cada provincia y su muy esquemática localización territorial, a continuación un detalle y descripción de la situación en cada una de ellas.

Material correspondiente al Cap. VI extractado del libro del autor:
“500 años después... La otra Historia” 1995/2005 – Edit.fps
Tsonekas = Nombre originario de los Tehuelches = Gente Arisca o Brava Nombre impuesto en el siglo (XIX) por los Mapocho = Mapuche provenientes de Chile.

Mapocho y otras parcialidades = Borogas = Araucanos, A partir de 1961 = Mapuche
Gunena-Kune = Parcialidad Nordpatagónica, Nación Tsoneka = Tehuelche
Aónik-Kenk = Parcialidad sudpatagónica, Nación Tsoneka = Tehuelche

Mamülche - Rankülche
Mocovíes, Tobas y Matácos
Aruaco y Arawak = Guaraníes

Yaganes o Yámana
Halakwúlup (Alacalufe)
Quechua = Quichua y Aymara.

Omahuacas
Wichí
Atacamas
Diaguitas Calchaquíes
Querandíes – Charrúas y Sanabirones
Haush o Manek´enk
Selk´-Nam = Onas
Insulares de Chile = Chilotes