martes, 11 de octubre de 2011

Reseña del acontecer del movimiento Indígena desde 1978 hasta 1994

Asociación Indígena de la Republica Argentina ( AIRA)

Realizar una reseña de la historia de la AIRA Es una tarea difícil ya que no existe una historia documental, razón de más para intentar escribirla, ya que muchos de aquellos que la forjaron no se encuentran entre nosotros, y esta brecha es cada vez más significativa.
Tampoco pude hacerse desde aspectos simplemente cronológicos ya que la historia de la AIRA se encuentra íntimamente ligada a los procesos personales de sus militantes y dirigentes, quienes dejaron sus propios quehaceres en sus lugares de origen para insertarse en una sociedad, muchas veces hostil, para que ella fuera la caja de resonancia de sus luchas.

Así que pasaré a relatar los acontecimientos dieron vida a la AIRA como yo la conocí.



Yo sabía de la existencia de la institución cuando inicie mi tarea en Río Negro y Neuquen, en 1970 en la Asociación Indígena de Neuquen que dirigía Dn. Gregorio Alvarez y luego en la de Río Negro entidades a las cuales llegaban informes de la actividad de la AIRA por el trabajo que realizaba y difundía su entonces presidente, el abogado de origen Colla Eulogio Frites.
La AIRA se había constituido como una suerte de enlace entre los pueblos indígenas y sus comunidades dispersas a lo largo y ancho del país y una especie de embajada ante los pueblos hermanos del Continente ya que por entonces no existía el Consejo Mundial de Pueblos Indios, CMPI, refundado el 27 de noviembre de 2007, ni el Consejo Indígena Sudamericano, CISA con sede e Perú. Creado el 27 de marzo de 1980 en Ollantaytambo en concordancia con el Congreso que cambió la historia indígena del continente.
Estos organismos internacionales de base indígena se crearon a instancias de la AIRA. Por el trabajo de sus dirigentes y militantes, como ocurrió en el 2007 cuando se reorganizó el CMPI, después de un tiempo inactivo, en dicha reorganización se hallaban Rogelio Guanuco y Germán Canhue firmando el acta por la AIRA.
Recién cuando me instalé definitivamente en Buenos Aires 1979/80 y comencé a trabajar para oficializar el grupo de trabajo que yo había formado en Punta Alta en 1957 que luego se convertiría en la Fundación Argentina Alexis Carrel, FUDAAC ( Fundada por Susana Malpartida y Ruben A. Spaggiari) entidad que dirigí y con la que trabaje por diez años. (Fue cerrada por sus fundadores en 1994)
En esos años de luchas y de trabajo surge en mí la necesidad de propiciar una Ley indígena, inquietud que se había gestado en Río Negro y Neuquen.
Esto coincidió con el renacimiento de la Democracia y el interés de algunos legisladores por ganar adeptos y sectores de la sociedad para su sesgo político, así el Senador De la Rua retoma la búsqueda de una legislación indígena que se hallaba cajoneada desde 1966 en el comienzo de los recientes procesos militaristas en Argentina, concordantes con los desatados en toda América Latina.
Esto trajo aparejada que el anteproyecto propuesto por De la Rúa fuera, no sólo paternalista sino arcaico, desprovisto de una visión reparadora y que contemplara la autodeterminación de los pueblos indígenas involucrados y un organismo que ellos mismos pudieran gestionar para implementar políticas de estado de carácter netamente indianistas, no indigenistas.
Militando políticamente, lo hacía desde mi llegada a Gral Roca, Río Negro, más que por intereses partidistas me movilizaban los aspectos de amistad que me unían a algunos hombres de la Democracia Cristiana.
Con los preparativos de apertura de un proceso democrático surgió la necesidad de crear un espacio para los Derechos Humanos desde las Madres y con mi amigo Augusto Comte como figura y referente político, se fundo la línea interna de la Democracia Cristiana, en el altillo de la sede del partido en la calle Pozos, “Humanismo y Liberación” que llevó a Augusto a la Cámara de diputados y a quién acompañé en calidad de asesor adhonorem de la Causa Indígena.
Augusto se convirtió desde entonces, por mi permanente insistencia, en un actor primordial en defensa de nuestra propuesta de la Ley 23.302.
Por ese entonces nos encontramos varias veces en las manifestaciones que se realizaban frente al Congreso Nacional y en cuanto foro se expusieran nuestras propuestas.
Fue por entonces que envié una carta documento al Congreso Nacional y a la Suprema Corte de Justicia donde les solicitaba proceder a no innovar sobre el particular y consultar previamente a los que definitivamente serían los beneficiarios de la Ley, los propios indígenas, instando a terminar con el paternalismo y legislar desde los escritorios de Buenos Aires.
Apersonado de esto y luego de que los medios de prensa se hicieran eco de lo expuesto Eulogio Frites me convoca para elaborar en conjunto una propuesta de trabajo.
Por entonces conozco a Delfín y Antonio Jerónimo, Martín Corimayo, Augusto Ramallo, Gabino Zambrano, Jorge Valiente, Fausto Durán, Guarita, Rogelio Guanuco, Diego Lanusse Condorcanqui, Alancay u su hija Anahí, entre otros tantos amigos y hermanos que se hallaban en el camino de lograr que sus reclamos sean escuchados pero por sobre todo intentar consolidar una posición de relevancia de la institución pionera en las luchas indígenas en Sudamérica.
Todo se hallaba en construcción.
El regreso a la vida política y democrática abría una instancia de expresión que instaba a unificar esfuerzos y plantear seriamente nuevas instancias de participación.
Eulogio desde su posición en la presidencia de la AIRA se aferraba a cuanta posibilidad institucional le permitiera introducir la “Cuestión Indígena” en las áreas políticas e institucionales que habían resurgido en los ochenta, de indiscutido sesgo radical.
Alfonsín, líder indiscutido del radicalismo ganó las elecciones con el 52% de los sufragios, Eulogio se alineó con ellos y en particular con De La Rúa que traía de la mano la idea de una ley para los indígenas.
Por esta razón prefería mantenerse al margen por lo cual me solicitó que yo elaborara un anteproyecto para la AIRA que se pudiera elevar al Congreso Nacional, acepté esta responsabilidad y distinción con una sola exigencia, contar con un abogado para que trabajáramos juntos.
Fue así que en la sede de la AIRA en Balbastro conocí al Dr. Ruiz Díaz, colega de Eulogio y colaborador de la institución, con quién nos pusimos a trabajar.
Trabajamos tres días casi sin descanso en la pieza del fondo de la AIRA con Ruiz Días y así pudimos entregar el texto del anteproyecto, dado que surgieron algunas cuestiones que Eulogio suponía, serían modificadas por De La Rúa, cuestión por la que manifesté su equivocación, le solicite autorización para presentar un anteproyectos desde la FUNDAAC que yo presidía, que contemplara dichas observaciones, a lo que Frites respondió afirmativamente y así fueron presentados tres anteproyectos dos ingresados por mesa de entradas AIRA y FUNDAAC y el Dela Rúa, todos tratados el 8 de agosto de 1984 en el saló dorado donde todos los dirigentes indígenas, y algunos no indígenas mantuvimos una reunión de trabajo con el senador y sus asesores.
Por entonces la AIRA estaba constituida y consolidada desde las bases militantes pero escasamente reconocida en el ámbito oficial y las luchas internas por mantener la institución generaba no pocas situaciones conflictivas.
Eulogio terminaba su mandato y se avecinaban las elecciones en la entidad para lo cual había que conformar las listas para formalizar y responder al mandato estatutario.
Él sabía que podría realizar un mejor trabajo si alguien sé hacia cargo de la institución y le dejaba las manos libres para actuar desde lo jurídico en todo el país, o representando a la causa en el extranjero, cuando lo convocaran, se requería de un hermano que asumiera la responsabilidad de llevar adelante los destinos de la institución, velando por mantenerla vigente, aún a costa de los enormes impedimentos, la falta de presupuesto y la lucha diaria por la subsistencia.
Bajo estas circunstancia no había muchos que quisieran comprometerse a una tarea tan incierta, presuponía un desgaste personal y político que pocos estaban dispuestos a pagar, no porque no estuvieran consustanciados sino por no sentirse, íntimamente, capacitados para hacerlo.
Fue en esa etapa que Rogelio Guanuco, Diaguito Calchaquí, militante desde sus valles e instalado en Buenos Aires, como un dirigente con agallas, carismático, parco, poco hablador, quizás con menor elocuencia que Eulogio, pero no menos certero a la hora de las definiciones que se requerían para salir adelante, ingresaría en la historia de la institución, Jubilado en Vialidad Nacional, se encontraba totalmente dedicado a la causa indígena y dispuesto a asumir la responsabilidad de dirigir la AIRA.
Por supuesto ganó las elecciones y se perfiló desde un comienzo como un líder nato, en los momentos más difíciles, supo sortear con modestia y ecuanimidad los problemas que se le planteaban.
Eulogio siguió en la nueva comisión como apoderado legal, cargo que sigue manteniendo a la fecha.
No fueron años fáciles, sin aportes o fondos que permitieran desenvolverse con mediana soltura, las enormes carencias limitaron el accionar de la AIRA hacia el interior, situación muchas veces incomprendida en las provincias, pero no minaron la dedicación de Rogelio y su gente para estar presente donde existiera la posibilidad de expresar sus ideas y las nuevas filosofías indianistas que se contraponían al viejo esquema indigenista utilizado por los grupos de poder y los Estados Nación.
En 1983 se instala en el ideario colectivo y en la sociedad global, de la mano de los propios indígenas con el AIRA a la cabeza, la necesidad de conocer y reconocer a los pueblos indígenas de nuestro país, como dije la semilla que Reinaga sembró en Ollantaytambo había germinado en nuestro suelo y comenzaba la tarea, ardua por cierto, de mostrarle a la sociedad global que el mundo indígena se hallaba vivo y pugnaba por hacerse escuchar.
Como era de esperarse se requerían interlocutores válidos y reconocidos en la sociedad, que fueran escuchados para introducir el tema e impulsaran el diálogo.
Figuras comprometidas, no tanto con la causa indígena en sus comienzos, pero si con las raíces indoamericanas o el pensamiento de Rodolfo Kush, como el “Flaco” Guillermo Magrasi, en “La Aventura del Hombre” serie documental muy vista por entonces y “La Argentina Secreta” contribuyeron a la búsqueda de aquellos eternos desconocidos que sólo habitaban los libros de historia y se hallaban presentes en nuestra constitución, en aquella frase que nos inculcaba “... fomentar el trato pacífico con los indios.”
Paradójicamente este renacer de “ Lo Aborigen” en la sociedad global de Argentina se centralizó en una constante actividad de difusión y participación de indígenas y no indígenas en charlas, conferencias, congresos, y todo tipo de actividades que la avidez de saber y conocimientos que se habían abierto, desbordaban las posibilidades de hacer.
Se realizaron infinidad de actividades en distintos lugares pero de los que podemos rescatar dos el “Centro Cultural Gral. San Martín” el "Instituto de Investigaciones Históricas" y “Museo Roca”, en este último, merced al trabajo de la profesora Andrea Savino y las autoridades de la institución que se interesaron por un programa de actividades muy ambicioso en el que además de aquel pensamiento que intentaba darle vida a los museos se fomentaba la participación indígena con muestras de artesanías.
Todo fue un gran cambio a partir del famoso congreso de Ollantaytambo, 27 de marzo de 1980, allí nació el CISA y fue en el que Fausto Reinaga expresó la famosa frase “... Con la palabra indio nos sometieron y hoy con ella nos liberaremos...” dejando de ser peyorativo el calificativo, como lo había sido hasta ese momento y se cambiaron las políticas y filosofías imperantes del indigenismo estatal por una filosofía militante indianista, (Políticas desde los indígena, para los indígenas) en esta premisa fue que se trabajo para lograr la Ley 23.302 y se trabajó para que cada vez más hermanos se interesaran y hallaran en condiciones de una participación más militante y activa en la política nacional.)
Así se diagramaron desde 1983 a 1987 ciclos sobre el tema para adultos “Políticas Seguidas con los Aborígenes” y un ciclo especial que se denominó “El niño y la Historia” por el que pasaron en turnos mañana y tarde todos los establecimientos educativos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuando todavía no había adquirido ese status legal y político.
En todos esos foros se encontraba siempre la AIRA en la presencia de sus integrantes quienes contribuyeron desde sus ópticas a una mejor comprensión de la cuestión indígena y de su actualidad.
Allí en esos foros nacieron a la causa grandes colaboradores de la AIRA como el abogado Horacio Eliseo Maldonado, que a partir de ese momento fue, hasta su fallecimiento, un gran respaldo para la institución y para el propio Rogelio Guanuco.
Fueron años muy duros dado que por diversas razones los organismos internacionales ingresaron en una etapa de quite de colaboración, fondos para distintos proyectos, para toda América Latina, quizás como resultado de malas actitudes o malversación de los fondos por parte de algunas organizaciones o beneficiarios de dichos programas.
Esto fue culpa directa de las propias entidades que no enseñaron la importancia del manejo de los fondos que, ante la enorme carencia y necesidad de la región se utilizaban para solucionar problemas coyunturales y los programas quedaban inconclusos, al margen de algunos mal intencionados que siempre habrá.
Por esta razón el apoyo crediticio para América Latina deja de existir.
Fue en ésta etapa que Rogelio Guanuco debió afrontar el desafío de mantener viva una institución y su precaria infraestructura, y lo logró.

Sus luchas

Extractado del capítulo VI del libro de Ruben A. Spaggiari
“515 años después... La otra historia”



 Su accionar fundamental, pasa por una permanente concientización de la sociedad global sobre sus costumbres, su religión, su vida actual y modos de supervivencia, sus necesidades, tanto regionales como nacionales, y cuáles podrían ser las formas para solucionar esa situación anómala dentro del marco legal e institucional de Argentina, su país, nuestro país.
La forma que ellos encuentran más viable de mostrarse y mostrar a la sociedad y al mundo su existencia y sus padecimientos, como así también su visión y confianza en el futuro, es luchando a través de distintas actividades sociales, políticas y culturales desarrolladas en los centros de poder, ya sean regionales, capitales de las provincias, municipios, o en la Capital Federal, Buenos Aires, donde cuentan con el inestimable apoyo y permanente trabajo realizado por sus organizaciones madres como son la Asociación Indígena de la República Argentina, AIRA, que durante la redacción de este trabajo presidía Rogelio Guanuco y el centro Kolla, CENKO, presidido por Gerónimo Alvarez Prado.
Ambas entidades, se hallan profundamente comprometidas y consustanciadas con las reivindicaciones de los pueblos indígenas, ya que fueron formadas por ellos y sus fundadores siguen siendo reconocidos militantes de la causa indígena de América.
Nombrar a todos los luchadores e instituciones es imposible y sería injusto no hacerlo; por tal motivo el autor, amigo personal de la mayoría de los militantes regionales y de la Capital, nombra sólo aquellos que ejercen la dirección de las entidades en la actualidad, o ejercían el mandato al realizar este trabajo.
En el contexto de las luchas actuales de los pueblos indígenas y dada la realidad vivencial de los mismos en el marco de las políticas seguidas con los aborígenes argentinos, surgen desde el seno de sus organizaciones intermedias y comunitarias, dos posturas diametralmente opuestas.
La primera es la que conlleva la plena comprensión de los hechos jurídicos, sociales, políticos y económicos que generó la Aventura Colombina, históricamente aceptados y reconocidos por todos, aceptación que no significa sumisión o claudicación. Como ya lo hemos expresado, se viene haciendo desde la colonia.
Sí en cambio significa interactuar, aprender de la sociedad hegemónica el uso de las leyes y sistemas de convivencia, mostrar y demostrar la existencia de los pueblos indígenas y de sus propias culturas e identidades.
Educar hacia afuera y aprender hacia adentro, como esquema de una interacción o coparticipación, no de una integración unilateral como la que se pretendía, con voz y voto.
Allí donde se pueda demostrar que los pueblos indígenas aportaron y aportan a esta sociedad y a este sistema de vida mucho más que la tierra donde nos asentamos y en esa interacción hallar juntos una convivencia armónica, donde los indígenas en el marco de las leyes de la Nación puedan ejercer sus propias normas de convivencia y necesidades a través de Leyes como la Ley 23.302 y el INAI; poniendo en práctica la filosofía indianista, políticas surgidas desde los indígenas para los Indígenas.
Por otra parte están aquellos que sólo desean romper con la sociedad dominante, también luchadores incansables, quizás mas golpeados por la adversidad, más doloridos, o simplemente porque se hallan convencidos que esta sociedad Occidental y estos Estados Nación, nunca van a dejar que los indígenas puedan proyectarse nuevamente hacia un destino más próspero; y en honor a la verdad sus críticas, hasta el presente, fueron siempre muy difíciles de refutar.
Los programas de los distintos estados para con los aborígenes, casi siempre hacen que estos disidentes tengan razón; presuponen que quienes son más mesurados en la interpretación de los hechos, sólo los convalidan y que no existen formas posibles de convivencia, salvo la de "dominados".
Por suerte son los menos y el indianismo se nutre de una corriente renovada de seres humanos consustanciados con la causa de las "Minorías", los Derechos Humanos, la Ecología; repudia los extremismos y ama la Vida, y todas sus formas de manifestarse, por sobre todas las cosas.
Estas actitudes y posiciones encontradas generan antagonismos, fricciones y oposición a ciertas particularidades.
Tampoco escapa a la “Causa India” el juego de intereses que todo individuo practica en esta sociedad y sistema, porque no hacerlo significa suicidio socio-político y los indígenas, menos que nadie, quieren hacerlo porque hace 514 años que luchan por sobrevivir.
Como exponente fundamental del Indianismo, de la causa indígena de los pueblos de Argentina, del Mundo y en particular de Indoamérica, por su concientización, militancia, dedicación y reconocimiento de organismos internacionales y en general de todos los que, de una u otra manera se hallan consustanciados con la cuestión Indígena, debo comenzar con el abogado de origen Kolla, Dr. Eulogio Frites, uno de los fundadores, y apoderado legal de la AIRA.
Según el modesto entender del autor, el hombre más representativo y cuestionado de La Causa Indígena Argentina; como suele suceder con los hombres públicos, un hombre, un ser humano con aciertos y errores, grandezas, debilidades y grandes antagonismos; quizás el que más aportó, dada su condición de abogado, para la organización, en un marco jurídico, de sus hermanos y al reconocimiento de los pueblos indígenas argentinos en todo el mundo, contribuyendo para modificar la postración en la que se hallaban.
Permanente viajero de nuestro país, asistiendo allí donde se requiera su actuación profesional para defender los derechos de sus hermanos o para asistir a un congreso donde exponer su posición jurídico-indianista.
Junto a él, un joven dirigente, entonces Presidente (1995) del Consejo Mundial de Pueblos Indios, CMPI, Jorge Valiente Quipildor. Este organismo, el CMPI, con sede en Canadá, integrado por los pueblos aborígenes de todo el mundo, es una especie de "Cancillería" para los pueblos indígenas organizados. Valiente, militó simultáneamente en las filas de la AIRA y del Cenko en los cuales trabajó.
Desde allí demostró sus dotes de luchador y lenguaráz. Este dirigente tiene la habilidad de ser muy mesurado en sus diálogos y apreciaciones; sin exageraciones y sin teatralidad, asume el rol de portavoz de la causa india ante los organismos mundiales con la misma facilidad y sencillez con que dialoga con sus hermanos en las comunidades.
Por una supuesta mala gestión en su último período en el CMPI, cuestión que no me consta, este dirigente es resistido por muchos de sus hermanos.
Las organizaciones políticas, o surgidas en el seno de un partido político e identificados con sus lineamientos, pero con una base militante indígena son el Movimiento Indio Nacional Justicialista, MINJU, liderado por un viejo militante y luchador de la causa indígena, Co-fundador de la AIRA, conocido por todos, Diego Lanusse Condorcanqui. El Movimiento Indio Peronista de la República Argentina, MIPRA, dirigido por Fausto Durán, también Co-fundador de la AIRA.
Hay otras organizaciones más nuevas que se afincaron en Buenos Aires o que están formadas por no indios, donde también trabajan o se apoyan comunidades del interior, que merecerían ser nombradas aquí por la encomiable tarea que desarrollan, pero vamos a referirnos a las organizaciones de neta raigambre indígena.
En cada provincia, los aborígenes, dada sus necesidades básicas y fundamentales, han debido organizarse para confrontar con el sistema político gobernante. De tal situación, surgieron organizaciones de base importantes que permanentemente vienen a Buenos Aires para, en conjunto con los dirigentes de la Capital, lograr agilizar algunos reclamos que la distancia les impide concretar.
También se hallan presentes en las manifestaciones políticas o culturales que se realizan en la Capital. Muchas de estas organizaciones de base, tienen representantes directos en Buenos Aires y esto no debe tomarse como una organización planificada y costosa, por el contrario, por lo general un integrante de la comunidad y trabajador de la organización local, viaja a la Capital en busca de nuevas posibilidades laborales o de una mejora socio-económica y de esta manera se convierte en portavoz de sus hermanos de comunidad.
Suele ocurrir, con el tiempo, que éste, agobiado por las condiciones adversas de una gran ciudad como Buenos Aires, donde el indígena siente aún más la marginación por la falta de su contexto y la gran competitividad, regrese a su localidad llevando consigo una serie de conocimientos, administrativos, de funcionamiento de las organizaciones oficiales y de entidades civiles, que les permiten contribuir a la organización local y al bienestar de su comunidad.
En el ámbito internacional y adscriptas o asociadas al Consejo Mundial de Pueblos Indios, CMPI, entre otras son: COPRI, Coordinadora Regional de los Pueblos Indios de Centro América, Bélice, Costa Rica, México, Guatemala, Nicaragua, Panamá; Regional Pacífico Sur: Australia, Hawai, Nueva Zelandia, Micronesia, Polinesia, Nueva Caledonia, Timor Oriental y Papúa; Consejo Nórdico SAMI; Finlandia, Noruega y Suecia; Regional Norteamérica: Canadá y Estados Unidos; Conferencia Circunpolar INUIT: INUIT de Alaska, Canadá y Groenlandia.
El grado de importancia, la necesidad de comunicación, coordinación y canalización de apoyo, de las organizaciones de base, puede encontrarse en el texto de dos cartas seleccionadas por el autor y que fueran enviadas al grupo que dirige Mario Borini y edita, el ya mencionado Boletín de las Comunidades Aborígenes, que viene realizando una extraordinaria tarea de enlace entre las comunidades y de comunicación entre las organizaciones y los grupos comunitarios.
Estas cartas fueron enviadas, la primera por un integrante de la parcela 9, manzana 12 del Lote 532 de la localidad de San Martín, en el Barrio Toba, Chaco, por el Sr. Angel Machado; la segunda por un militante de base, de larga lucha aún cuando es muy joven, Antonio Vilte Condorí de la localidad de Orán en la Provincia de Salta. 

Entre las organizaciones que se encuentran trabajando podemos citar entre otras a:  (La presente es una aproximación que eventualmente no refleja la actualidad, aconsejamos consultar a la AIRA http://asociacionaira.blogspot.com/)

Comunidad Indígena de Quilmes COINQUI, que funciona en la localidad de Quilmes; paraje “El Bañado”, departamento Tafí del Valle, provincia de Tucumán y que cuenta con personería jurídica provincial Nº488-17/10/84, (de 1º grado) fundada y dirigida por Delfín Gerónimo, con el respaldo y el consejo de las comunidades que la componen. Un joven líder comunitario que vivió en la Capital Federal, supo capacitarse y regresar a trabajar con los suyos, hábil y emprendedor; la organización de su región es una preocupación que siempre lo acompañó y pudo concretarla en esta entidad importante para los Valles Calchaquíes; su hermano Antonio Gerónimo, colaborador del Boletín de las Comunidades, es otro luchador y el nexo entre COINQUI y las organizaciones de la Capital y los organismos oficiales.
Consejo Asesor Indígena CAI, provincia de Río Negro, esta entidad, ya nombrada cuando hablamos sobre la provincia, fué creada por los aborígenes mapuches en la localidad de Ingeniero Jacobacci y autorizada por ley provincial, tiene fuerza y actúa muy ligada a las agrupaciones de esa provincia e integrada por representantes elegidos por las bases, entre ellos Hermenegildo Liempe y Sanmartiniano Painefil.
Asociación Comunitaria Meguesoxochi del Teuco Bermejito, Departamento Gral. Güemes, Provincia de Chaco, integran esta entidad varias agrupaciones Tobas con organizaciones de base en la Colonia Teuco-Bermejito; se mencionó esta Colonia cuando tratamos la provincia de Chaco. Esta entidad del grupo 1º trabajó mucho para la recuperación de las 150.000 Has. del Teuco-Bermejito.
Esta organización de base y la colaboración del representante de Olla Quebrada y presidente, Julio García; el delegado y Vice Presidente de Fortín Lavalle, Carlos Roldán y Antonio Chico, Secretario General de El Espinillo; y a su pedido, el Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS, llevó adelante jurídicamente las tratativas para lograr este hecho inédito en la jurisprudencia Argentina. Para ello ha recibido el apoyo de organizaciones extranjeras como OXFAN- Bélgica para llevar adelante algunos proyectos comunitarios y encauzar la solicitud de recuperación de sus tierras.
Proyecto de Integración y Rescate de la Cultura Andina PIRCA. Esta entidad que funciona en San Salvador de Jujuy cuyo coordinador general es Armando Alvarez y el representante o delegado en Buenos Aires fue, durante mucho tiempo, Augusto Ramallo, (fallecido en noviembre de 1998).
Nehuén Mapu, Asociación de Aborígenes Urbanos de Neuquén. Esta es una organización de base que no se asienta en comunidad alguna; con su trabajo se ha ganado el respeto de sus hermanos. Las posibilidades de mejores tareas en la ciudad de Neuquén capital, motivaron la migración de los jóvenes desde las comunidades del interior hacia ella con el consiguiente aislamiento que para ellos significa alejarse de sus grupos y sitio de pertenencia. Esto generó la inquietud por formalizar una organización que los contuviera y representara ante otros organismos similares, que las comunidades supieran que ellos allí existían, y que estaban dispuestos a trabajar por la causa de su gente; se sabían aislados de los movimientos indios que se realizaban en otras provincias y en Buenos Aires.
Darío Millán un dirigente de la entidad lo manifestó de esta manera en las Primeras Jornadas de la Indianidad - realizadas el 14 y 15 de abril de 1984 en el Centro Cultural Gral. San Martín, auspiciadas por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos APDH, "... nosotros nos mantenemos un poco aislados, desconectados de estos encuentros. Accidentalmente nos encontramos aquí, hoy, en Buenos Aires...", allí comenzaron a gestarse sus esfuerzos recibiendo el apoyo de quienes viven en Neuquén capital.
Organización Aborigen Mamülche "Mariano Rosas". Presidente: Germán Carlos Canhue, (fallecido el 8 de Octubre de 2011) de la localidad de Victorica, Provincia de La Pampa. Desde el comienzo de este trabajo Germán Canhue ha desarrollado un intensa actividad nacional para revalorizar la cultura Rankul=Ranquel y formalizó la creación de la Federación Indígena del Centro, FICAR, la cual dirigía.
Centro Mapuche de San Carlos de Bariloche, Provincia de Río Negro, delegado: Antonio Candia.
Agrupación Mapuche Newentuayin, Provincia de Buenos Aires, delegada: Fresia Mellico.
Equipo Nacional de la Pastoral Aborigen ENDEPA, Secretario General hasta 1991, Pdre. Francisco Nazar, Provincia de Formosa.
Fundación del Aborigen Argentino FAA: Presidente: CPN. Carlos Vázquez Fuentes, Capital Federal.
Asociación de Apoyo para la Tierra y la Cultura Indígena Provincia de Chaco, Delegado: Ramón Gómez.
Consejo de Organizaciones Aborígenes COA, Provincia de Jujuy, Coordinadora: Nimia Ana Apaza.
Consejo Coordinador de Naciones Indias de Argentina COCNAIA: tiene varios delegados según las actividades a desarrollar. Entre ellos figuran dirigentes de entidades de base que representan a éstas en el seno de la COCNAIA: Delfin Gerónimo, Nemesio Cruz, Jorge Ñancucheo. En el ámbito nacional tiene cuatro subsedes en las cuatro regiones que se dividió el país; su objetivo es coordinar y coadyudar a la unificación de todas las Naciones Indias de Argentina; surge en el encuentro de Naciones convocado en los Valles y coordinado por COINQUI en Abril de 1987 y patrocinado por el Consejo Indio de Sudamérica CISA.
Consejo Indio de Sud América CISA: fundado el 27 de marzo de 1980, agrupa a las organizaciones intermedias netamente aborígenes a nivel Sudamericano tiene su sede en Perú. Edita la revista "Pueblo Indio" que en Argentina se entregaba por intermedio del centro Kolla, quienes a su vez editaban la revista o Boletín "KOQUENA".
Fundación Intercambio: presidente Juan José Rossi, de larga trayectoria ampliamente conocida por sus actividades en pos del enaltecimiento de las culturas indígenas y en especial de sus artesanías; son ampliamente conocidas sus publicaciones "Búsqueda Yuchán" varias de las cuales el autor hace referencia en la biblografía, tiene su sede en la Capital Federal, su actividad cultural y de difusión, se destacó en los años ochenta.
Fundación Argentina Alexis Carrel FUNDAAC, Fundada el 23 de Abril de 1957; (funcionó hasta 1994, entidad de 4º Grado), consultora del CMPI para proyectos relativos a sus especialidades; Cofundador, Rubén A. Spaggiari, quien a su vez coordinó hasta finalizar su actividad, la comisión de Asuntos Aborígenes.
Se destacó durante los años 1983/89, en particular en las tareas desarrolladas para lograr la aprobación de la Ley 23,302.
Existen infinidad de organizaciones de base muy representativas; por lo general actúan localmente y luego a través de entidades intermedias. Sería imposible detallarlas a todas y no sabríamos cómo hacerlo; por lo general adoptan el nombre de la zona, región o comunidad, no tienen un reconocimiento legal; no por eso dejan de ser más representativas que las que sí lo tienen.


sábado, 8 de octubre de 2011

Se nos fue Germán Canhue (07/10/2011)

Estará en nuestro recuerdo permanente como lo que fue, un luchador de la causa indígena y gran vocero del pueblo Rankulche y de la Nación Mamülche a la que pertenecía.
Por más de treinta años trabajamos juntos, dentro y fuera de la AIRA, él desde su propia organización, la FICAR otorgó una renovada identidad a su pueblo reinstalándolo en el moderno entramado social de nuestro país. Fue guía y ecuánime moderador en cuanta causa participó, por su gran don de hombre de bien, supo granjearse el respeto de todos sus interlocutores a quienes siempre extendió su mano amiga, su palabra certera y conciliadora.
Hasta pronto, querido amigo.

lunes, 3 de octubre de 2011

TEMA: Propuesta sobre monumento a la mujer indígena y remplazar el monumento al Gral. Roca.

Carta abierta a mis hermanos Aborígenes alineados en la Aira y la Ficar.

Construir sin destruir

     El pensamiento moderno exige cordura y equilibrio en un mundo, ya de por sí, desequilibrado.
Construir o reconstruir sobre la destrucción de otros, no es, de ninguna manera, un logro.
Las reivindicaciones de los pueblos aborígenes son indiscutidas, hoy reconocidas por la sociedad global y apoyadas en su conjunto.
     Sin embargo esa sociedad que hoy mira con beneplácito sus reclamos no tardará en mirar con resquemor sus luchas, si estas se apoyan en destruir aquello que tanto nos ha costado plasmar.
Aún a costa de quienes ostentan el poder.
     Estas palabras expresadas con total conocimiento de causas, deberían ser tenidas en cuenta por los actuales dirigentes indígenas que están propugnando levantar el monumento a la mujer indígena.
     El rol que la historia ha dado a sus actores nos ha servido para evaluar sus acciones, malas o buenas, y poder discernir y actuar en consecuencia, no debe ser alterado salvo que sea esa misma historia la que desdibuje sus contenidos y el conjunto de la sociedad así lo reconozca.
     Si vamos a sacar de su emplazamiento el monumento a Julio Argentino Roca, como figura emblemática de la “Campaña al Desierto” es porque no hemos sido lo suficientemente criteriosos al analizar los hechos históricos y el entramado político y social de su época.
     Figuras emblemáticas en la historia del territorio como Juan Manuel de Rosas, Domingo Faustino Sarmiento, Lucio V. Mansilla, en orden de relevancia plasmaron, en su momento y contexto, circunstancias más graves y adversas, para los pueblos aborígenes y la sociedad argentina, que las actitudes políticas que le tocó protagonizar a J. A. Roca, como funcionario de gobierno primero y luego como Presidente.
     La historia estigmatiza, muchas veces, a los hombres por aspectos puntuales de sus conductas públicas, sin anteponer el análisis global del entramado sociopolítico que les tocó vivir.
     Creo que no es necesario manifestar cuales fueron las responsabilidades y acciones, de uno u otro de los aquí nombrados, para justificar lo que estoy expresando, basta para ello ser justos en la lectura de la historia, a la luz de los actuales conocimientos.
     Existen sitios o lugares emblemáticos y relevantes para levantar el monumento sin la penosa necesidad de quitar el de Julio Argentino Roca.
     Los memoriosos deberíamos recordar que fue en el “Instituto de Investigaciones históricas” dirigido por Ebe Clementi y secundada en esta oportunidad por la profesora Cintia Sabino, quienes organizaron y abrieron las puertas instituto y el “Museo Julio Argentino Roca” de la calle Vicente López, en el barrio de Recoleta, en la antigua residencia del ex presidente, en la década de los ochenta del siglo XX para que allí se desarrollara el núcleo de la lucha y las reivindicaciones de los pueblos indígenas, en la capital federal, donde nació la construcción de grupos de trabajo tendientes a lograr canalizar las reivindicaciones en los estamentos del poder y la prensa capitalinas.
     Asimismo debemos recordar que en el “Instituto Roca” se desarrollaron por varios años las “Jornadas del niño y la historia” y las “Jornadas de Políticas seguidas con el Aborigen” que fueron la semilla para que la sociedad global volviera a creer en la cuestión indígena y luego diera apoyo a sus reclamos de la Ley 23.302, que tanto nos costó lograr.
Allí se dieron a conocer las palabras de militantes de la causa indígena que brindaron, desde las salas de esa institución, su visión de la historia y mostraron quienes reclamaban un trato justo e igualitario ante la sociedad.
     Diego Lanuse Condorcanquí, Eulogio Frites, Martín Corimayo, Rogelio Guanuco, Ramallo, Surita, Fausto Durán y cientos de historiadores, antropólogos, abogados, especialistas y personajes de la cultura que expresaron sus ideas y fundamentos, con un único objetivo, respaldar las reivindicaciones de los pueblos indígenas.
     Si me preguntan si Roca es culpable diré: - Claro que lo es – no menos, ni más que otros de su época, pero eso no justifica que debamos defenestrarlo de la historia, de lo contrario deberíamos actuar en consecuencia primero con Rosas y Sarmiento ejecutores e ideólogos de un proyecto de “Nación” que muy caro nos ha costado a todos.
     Creo que el rol de los dirigentes de hoy es, sin lugar a dudas, encausar los reclamos sobre la base de las nuevas posibilidades que puedan ofrecer las nuevas herramientas jurídicas y rescatar del olvido, e instalarlos en su justa dimensión, a quienes fueron los verdaderos artífices de un destino que debemos juntos construir.
     Aquellos que fueron elevados a sitiales que nos les correspondan, la historia se encargará de destruirlos pero no seamos nosotros quienes tomemos la piqueta para hacerlo, máximo cuando de hechos históricos se trata.
     Si están buscando un golpe de efecto ante la sociedad que mejor que hacerlo sin afectar la adhesión que ya nos ha brindado.
     Si buscan un lugar que exprese rotundamente aquello que sienten los pueblos indígenas por Julio A. Roca, que mejor que instalar ese monumento mirando a la casa de quien fuera Presidente de los Argentinos.
     El lugar sería la ochava que hace el paredón del cementerio de la Recoleta frente al “Instituto Roca” que mire constantemente hacia la que fuera su casa y le recuerde a los visitantes porque esta allí.
     No será bajando la estatua de Roca que daremos fuerza a la acción reivindicatoria de los pueblos indígenas.
               Necochea, 20 de Septiembre de 2009.-
                                                                                                    Rubén A. Spaggiari
                                                                                        Periodista – Consultor de la AIRA