viernes, 4 de diciembre de 2009

Respuesta al Decano de la Facultad de Filosofía Letras de la UBA por la carta airada de respuesta al periodista Rolando Hamglin.

De la nota se desprende que el citado profesional ha tratando de desacreditar al periodista por haber abordado un tema que, supuestamente trató sin la debida información, pero dado que en los últimos tiempos adquirió interés público después de los sucesos protagonizado por la estafa de la que fuera objeto Benetton, ya que adquirió tierras que tenían pobladores y bienes sobre ella, que los pobladores salieron a defender y reclamar sus derechos, Hamglin esta en conocimiento del tema y siempre fue un ser humano preocupado por sus compatriotas: “... más allá de sus divertidas correrías y lo entrañable que nos pueda parecer su autor y dibujante ...” como lo intenta descalificar el Decano, Héctor Hugo Trinchero.

En Primer lugar quisiera decirle al Decano de turno de la UBA que en 1982 durante el 2° Congreso de Antropología Social, realizado en esa casa de altos Estudios en 1982, me tocó dictar una conferencia en una de las aulas de dicho establecimiento, al solicitar de los presentes su reconocimiento como antropólogos, casi la mayoría levantaron sus manos orgullozos, sin embargo no pasó lo mismo cuando solicité que la levantaran aquellos que “habían realizado trabajos de Campo”.
En segundo lugar hablar con un Lonko o una Machi, como usted le aconseja, sarcásticamente al Sr. Hamglin, no es ninguna garantía para esclarecer aquello que, en este dislate se pone en duda, toda vez que no se puede ser arte y parte, todos los mapuche con los que hable dirán que son pueblos originarios, se hallen donde se hallen.
Tercero quiero decirle que el término “originario” como cualquiera de sus sinónimos, sin el factor temporal que limite o acote su aplicación es inaceptable como argumentación de localización toda vez, como debe saberlo el Decano, en los estudios sobre el “Origen del hombre Americano” todos los habitantes del continente seriamos originarios ya que, como lo atestiguan los estudios de “Piedra Pintada” y “Lagoa Santa” en Brasil, aproximadamente hace más de 40.000 años, todos ingresamos por el puente de Bering.

Ya en 1940 en su trabajo sobre “Los Aborígenes de Cuyo” Milciades A. Vignati planteaba en su pág. 72 el factor tiempo como un elemento indisoluble de la denominación de los grupos étnicos del Continente, Cuyo para el trabajo en cuestión:

“... Antes de abordar el estudio de los pueblos que poblaron el suelo del antiguo territorio de Cuyo, considero imprescindible insistir sobre un hecho sabido por todos pero considerado por muy pocos. Me refiero al olvido inexplicable del factor tiempo.
Puede justificarse que el hombre no especializado no le de ingerencia en sus especulaciones porque ni siquiera sospecha el valor de la cronología, pero no así el investigador, el cual en todo momento debe pensar en las modificaciones que, a través de los siglos, por extinción, migraciones o. lo más frecuente entre nosotros, la mezcla abigarrada de grupos, debidas a las persecuciones de los conquistadores, han experimentado las culturas ...”
y continúa Vignati en la pág. 73 del opúsculo en cuestión: “... Puede tolerarse que la falta de información de los americanistas europeos les haga cometer estos tropezones, jocosos más que ridículos, (Obs. Esta acotación que hace Vignati se debe a errores garrafales que él observa en la obra de Thomas Falkner) mas no muestran poseer mayor discriminación quienes, entre nosotros, creen que el territorio argentino desde el punto de vista étnico es susceptible de ser dividido a manera de tablero de ajedrez y haciendo tabla rasa de los pisos geológicos y de los siglos anteriores y posteriores a la llegada de los españoles, etiquetan como de igual valor, el hombre fósil, la raza autóctona y los elementos inmigrados en tiempos históricos.” (Las negritas, subrayados y observaciones al texto de Vignati son míos.)

Como anécdota aún resuenan en mis oídos el conflicto planteado entre Nestor H.Palma , B. Dougherty, que se publicara en los “Anales de Arqueología y Etnología” allá por 1969/70; Que a su vez determinó que Luis Abel Orquera publicase en “Relaciones” Tomo VIII en 1974 su trabajo sobre “Acerca de los períodos y otras unidades conceptuales de periodificación”
Estas permanente controversias fueron el motor que impulsó, en las década de los ochenta a Ciro Rene Lafón y un equipo, entre los que se hallaba, si no me equivoco el propio Orquera, a realizar un estudio para clarificar estas cuestiones cronológicas que afloraban en todo tipo de investigaciones.

Ahora bien si esto está debidamente aclarado corresponde que abordemos la “Cuestión Mapuche” teniendo este punto dilucidado muy en cuenta.

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