domingo, 5 de febrero de 2012

La lucha de los Pueblos indígenas es una lucha de todos los desposeídos del Continente

La lucha por los Derechos Humanos
Quienes piensan que el constante reclamo por sus derechos es una causa que atañe exclusivamente a los indígenas está muy equivocado y no tiene una cabal visión de la realidad del continente y del mundo.

El reclamo por un trato digno e igualitario que permita enfocar adecuadamente sus propios esfuerzos en la búsqueda de soluciones genuinas para sus problemas, es en la causa india, fundamental, toda vez que el sistema dominante les ha negado sistemáticamente la posibilidad de ejercer sus derechos constitucionales, al igual que a todos los desposeídos de la sociedad.
La negación a un trabajo digno, a la educación, la protección adecuada de la salud, la tierra o la vivienda son algunos de los problemas que aquejan a los integrantes de pueblos indígenas, entonces ¿Álguien puede desconocer que estos problemas son los mismos que sufren los sectores más desposeídos de las sociedades latinoamericanas?
Ante esta precariedad y como sucedáneo surge la imposibilidad de integrarse a una vida digna, plena de derechos, participar activamente en la vida social, cultural y política de la sociedad. 
¿Álguien puede suponer que estas privaciones son patrimonio exclusivo de los indígenas?
Claro que no, sin embargo la sociedad global mira con malos ojos aquellos reclamos en los cuales parecería que la sociedad o la Nación o el Estado deben ceder una cierta cuota de beneficios, en pro de apaciguar los ánimos por sus justos reclamos y demostrar que existe la buena voluntad como para menguar el estado actual de las cosas. 
Así el estado actual de la situación se le suman los constantes atropellos coyunturales que en forma de “Proyectos, Megaproyectos o planes de expansión” realizan los estados nación por sí o a través de empresas que, defendiendo intereses foráneos, atropellan el medio ambiente, nuestro ecosistema con el consabido deterioro de nuestra calidad de vida, ya de por sí, muy frágil.
Hoy en día, los pueblos Mojeños, Yuracarés y Chimanes, habitantes originarios del Territorio Indígena TIPNIS en la Amazonía boliviana están sufriendo las consecuencias de la desprotección internacional y de la violación de sus derechos a la autodeterminación establecidos en la Constitución Política del Estado Pluricultural de Bolivia.
Por causa de la falta de una consulta previa, libre e informada, los pueblos iniciaron una Marcha de Protesta contra la construcción de la carretera que dividirá su territorio y causara daños irreversibles al medio ambiente.
A pesar de tener gran apoyo de organizaciones indígenas y ecologistas a nivel nacional e internacional, están siendo despreciados y criminalizados por el Gobierno que declaró desde el comienzo que la carretera pasara inevitablemente por el territorio indígena.
Además están fuertemente amenazados por sectores con intereses particulares y la policía tiene el orden de parar su marcha para que no llegue a la sede del gobierno.
Como muestra cabal baste decir que el proyecto de la carretera que fuera denunciado a los fueros internacionales por representantes indígenas Aymará del Consejo Indio de Sudamérica, CISA, proyecto que afectara directamente el frágil ecosistema indígena sino que los obligará a dividir el territorio ante la desidia de los gobernantes y a favor de intereses mercantilistas que se respaldan en esquemas eufemísticos como el “Progreso”.
Los pueblos indígenas son los primeros en querer progresar y así estar en sintonía armónica con los tiempos que corren, eso es lo que están reclamando, para así poder hacerlo, pero nunca a costa de su propio principio de identidad.
Es atentar contra este principio el alterar, avisa y calculadamente, su base de creencias, alterando el ecosistema que les otorga la vida.
Todos sabemos que a la sociedad global puede serle difícil comprender esto, sólo deben detenerse a pensar, ...cuando exterminemos el último árbol y contaminemos, nuestros ya de por sí frágiles recursos naturales, poco podremos hacer para sobrevivir y no serán solamente los indígenas quienes desaparecerán.
Existen otras soluciones para proyectarse hacia el futuro sin dañar nuestro presente, alternativas que podrían utilizarse pero como sucede con el uso y explotación de los combustibles fósiles, (Petróleo) esas posibilidades alternativas son desdeñadas argumentando distintas razones que ocultan los verdaderos intereses mercantilistas en el poder.
La crisis global que enfrenta el mundo no es económica, aún cuando a primera vista nos lo parece.
Crisis que ha puesto en jaque a varias economías nacionales de Europa y en alerta constante al sistema económico Europeo que debió salir a salvaguardar su estabilidad y su razón de ser.
Sin embargo mal que nos pese esta crisis nos ha demostrado que si bien la resultante es un enorme desequilibrio financiero de las economías que integran el bloque europeo el principio de este mal se encuentra enquistado en la sociedad moderna como un virus que se ha cultivado en el fondo mismo de la estructura social socavando los valores principistas que por un tiempo intentaron perfilarse como el sustento de la sociedad.
Parecería como si, en la permanente dualidad del cosmos, nuestra vapuleada humanidad perdiera la batalla, y el mal señoreara sobre nosotros.
Sin embargo esto no es más que la muestra de lo malo que pueden ser los abusos y desenfrenos del poder, sin control que limite o equilibre sus acciones.
Los indígenas son conscientes de esto, fueron victimas del totalitarismo, sobrevivientes de un holocausto, sus luchas tienen el objetivo plasmado en sus genes, en su cultura.
Quienes podamos ver en esto una posibilidad ante la adversidad, descartando la teoría del “Buen Salvaje”, ante un sistema que se nos muestra intolerante e insensible, debemos aprovechar su experiencia para juntos poder construir un presente.
De nosotros depende.

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