miércoles, 12 de mayo de 2010

Respuesta (Comunicación final sobre el término "Originarios")

Estimado Ruben,

Muchas gracias por sus comentarios. Por cierto no estaba al tanto de la actual penetración mapuche pero no puedo menos que estar de acuerdo con su opinión sobre la invalidez del reclamo en base al "derecho ancestral".
Cordialmente
Hernán Otero

----- Original Message -----
From: Ruben Spaggiari
To: hernan.otero@speedy.com.ar
Sent: Thursday, May 06, 2010 10:29 AM
Subject: Respuesta
Estimado Dr. Otero
Generalmente estoy alerta a cuanto material se ofrece sobre la temática india y la moderna "Cuña Invasora" generada por el desenfrenado avance mediático de los grupos mapuches sobre territorio nacional y su reclamo de tierras por "derecho ancestral", "situación a derecho" inexistente, por la simple razón de ser de nacionalidad Chilena, si nos ajustamos al derecho impuesto. Este fue un demorado reclamo a R.M. Casamiquela quién se constituía en voz autorizada para dirimir el conflicto planteado por Bennetton y los Mapuche. De allí la razón por la cual se cuestiona el término “originario” en su acepción atemporal, tal como lo señalé. Esto nos enfrenta a un conflicto actual que tiene sus raíces históricas, ante el cual los “Profesionales” de las ciencias sociales tienen la obligación de conocer y divulgar en su justa medida. Según Raúl Mandrini no puede hablarse de “nacionalidad” chilena o Argentina con los grupos aborígenes. No estoy de acuerdo con ésta interpretación ya que incurre en el mismo error de usar este calificativo sin su ubicación espacio-temporal. Si hablamos de los aborígenes antes de 1810 se puede ignorar las nacionalidades que luego se les impondrían con la geopolítica y se los puede definir o identificar con sus propias nacionalidades étnicas. En cambio si hablamos de ellos luego de la independencia de nuestros respectivos países, ya delimitadas las fronteras que los contendrían, debemos reconocerles una nacionalidad jurídica, ajustada a derecho, como lo establecerían las nuevas divisiones geopolíticas del territorio del Cono sur, respetando siempre su identidad étnica y cultural. Estas cuestiones son independientes de los argumentos aceptados de antemano que establecen una permanente y ancestral relación entre los grupos indígenas en todo el territorio del Cono Sur, como bien lo reconocen todos aquellos que me precedieron y yo mismo en mis trabajos. Una cosa es la convivencia, intercambio, comercio, alianzas, etc, y otra muy diferente ingresar en un territorio, que ya conocían y les era familiar, con criterio invasor y apropiarse de él. Ellos, (los Mapuche) ingresan como “cuñas invasoras” hacia mediados del primer lustro del siglo XIX como lo establecen documentos existentes, así lo expreso en el ensayo de periodismo histórico “Un conflicto de Identidad” www.editorialfps.com.ar. Esta penetración se realiza en connivencia con hacendados y funcionarios políticos del gobierno de Buenos Aires, como usted ya sabe, quienes los utilizaron para combatir a los indígenas que se oponían férreamente a la usurpación de sus tierras, en particular los Mamülche – Rankul = Ranqueles y Tsonekas = Tehuelche. Los primeros, dueños de las tierras del centro de la República Argentina, desde las estribaciones cordilleranas hasta el Atlántico y desde el Río Salado y Río cuarto hasta el Río Colorado, donde comenzaba el territorio de los segundos, los Tsoneka, parcialidad Genena-Kuné, (Tehuelche Meridionales). Pueden reclamar por derecho treintañal, así los habilita el Código Civil Argentino, pero no por derecho ancestral que, como manifesté, no poseen. Esta posición no es antojadiza ni caprichosamente interesada, es la posición de los propios aborígenes del territorio Argentino, y como tal debe ser tenida en cuenta por las autoridades nacionales y en particular por los profesionales de las ciencias sociales encargados de divulgar y educar a la sociedad global e instruir a los educadores, responsables de las nuevas generaciones. Como usted ve Dr. Otero los errores del pasado marcaron a fuego la realidad presente y los hechos históricos adquieren su enorme trascendencia en la comprensión actual de dichos conflictos. Agudizados, claro está, por la enorme desidia y caprichosa política llevada adelante por los sucesivos mandatarios de turno que no son otra cosa que el mal reflejo de nuestra sociedad. Perdone usted la distracción de su tiempo y reitero mi cordial y afectuoso saludo. ígena, o de lo contrario me lo hacen llegar mis amigos, quienes en éste momento están preocupados por
Ruben A. Spaggiari

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